También ha tenido avances suaves en la semana Apple, que con sus casi tres trillones (millones de millones americanos) de valor bursátil ocupa, seguida a cierta distancia por Microsoft, el trono global de la capitalización bursátil, siendo la compañía cotizada más valiosa del mundo.
Tal y como se ve en el gráfico adjunto, el valor de Apple (y podemos decir lo mismo de las restantes "megacaps") se ha disparado estos últimos dos años, precisamente a raíz de la pandemia. La "aceleración digital" que los confinamientos han provocado tiene mucho que ver con ese espectacular despegue de valor de las compañías tecnológicas, sobre todo de las grandes tecnológicas, que parecen llamadas a dominar nuestras vidas en las próximas décadas.
Realmente la impresionante subida de las Bolsas americanas estos dos últimos años sería mucho menor si quitásemos lo que aportan a esa subida las grandes tecnológicas. El fenómeno de unas pocas empresas que concentran las subidas y la atención de los inversores no es nuevo. En 1972, se otorgó el nombre de 'Nifty Fifty' a un grupo de acciones favorecidas cada vez más por los gestores de fondos, en el que estaban incluidas Walt Disney y Philip Morris, entre otras. Esas acciones alcanzaron múltiplos de más del doble que el mercado en general y su subida parecía no tener fin.
Lo mismo pasó con General Electric, que recientemente ha tomado la decisión de dividirse en tres áreas tras una prolongada caída bursátil. A finales del año 2000, General Electric era la compañía más valiosa del mundo, y superó los 600.000 millones de capitalización. La enorme complejidad de gestionar una compañía de esa dimensión pudo con General Electric, igual que pudo con las Nifty Fifty, y la pregunta hoy, al terminar el 2021 es si las grandes tecnológicas, que han acreditado no solo su capacidad de innovación sino también su enorme calidad de gestión, van a poder o no superar el mal de altura que afecta, tarde o temprano, a las grandes empresas.
La nueva dinámica digital favorece el gigantismo porque las mega empresas son capaces de invertir sin límite para capturar más y más mercado, pero a la vez en los actuales gigantes tecnológicos empiezan a aparecer fallos de gestión como los evidenciados recientemente por Facebook, entre otras.
Las grandes tecnológicas han aportado un porcentaje muy elevado al espectacular rally bursátil de estos tres últimos años y si entran en una etapa más madura es probable que el conjunto del mercado se resienta.