Qué gusto da leerle,Sir Llinares. Es un placer especial y le cuento por qué. Desde muy joven mi olfato me advirtió del peligro de comer y beber cualquier porquería,prefiriendo evitar todo aquello que no fuera natural; yo me tenía por una gourmet pero algunos me llamaron "ortorexica". Después nació mi primer hijo y me negué a vacunarlo ( afortunadamente ya no era obligatorio gracias a la lucha de muchos médicos naturistas, entre ellos algunos inmunólogos amigos míos)yo me tenía por una privilegiada por disponer de una información que la mayoría ni tenía ni quería pero entonces me llamaron "madre irresponsable", ignorante y hasta me dijeron que estaba jugando con la vida de mi hijo.La historia se repitió quince años más tarde con mi segundo hijo, al que además decidí parir de forma natural,¡menuda loca,habiendo hospitales, ginecólogos y buenos potros!.
He arreglado siempre los desequilibrios de mi cuerpo con dieta y ayuno, ejercicio y vida en el campo y me llamaron hippie,( y eso que mi look personal no puede estar más lejos de esta imagen).
Decidí comprar plata y me llamaron conspiranoica y apocaliptica. Hasta los que me aprecian, se compadecieron de mi y rogaron al Universo para que me protegiera de ser engañada por algún numismático desalmado.
Ahora he decidido sacar a mi hijo de doce años del instituto y aunque sigo estando dentro del sistema educativo, parece que mi decisión produce cierta alarma.¿Qué me van a llamar ahora y que opiniones van a darme aquellos que deben pensar que las necesito?
Agradezco que algunos me quieran orientar en lo que les puede parecer toda una vida de desatinos, pero si siguieran el razonamiento lógico, verían que los resultados han sido mejores que los de aquellos que consumen lo que el sistema excreta.
Algunos ejemplos: 1) estoy más sana que una manzana, más que la mayoría de la gente de mi generación.2) aparento muchos menos años de los que tengo, incluso menos que algunas amigas que han pasado por corporación dermoestética dejándose la pasta y la expresión del rostro.3) mis hijos están sanos y saben cómo enfrentar los obstáculos sin lloriquear.4)Comprar plata ha hecho posible que conozca a personas extraordinarias con las que he establecido una satisfactoria relación de amistad. Y podría seguir con un largo y saludable etcétera de ventajas de haber desobedecido algunas normas ( sanitarias, educativas, políticas,sociales y por supuesto religiosas)
Pido disculpas si me he extendido demasiado hablando de mi, no tengo más argumento que la propia experiencia para pronunciarme en cuanto a los temas que aquí se tratan y se que usted Sir Llinares tiene más razón que un santo, que su sabiduría no le ha sido regalada, que se ha mojao el culo tirándose a la piscina para que otros disfrutemos ahora de los frutos de su búsqueda.
Es cierto que la mayoría no quiere despertar, que están cómodos en sus vidas ficticias y no están dispuestos a pasar por el dolor que supone hacer cambios para adaptarse a esta caída del sistema.Es cierto que darse cuenta, no es suficiente para provocar cambios en la base de la pirámide y desmantelar el circo de los psicópatas que nos gobiernan. Hay que abandonar toda idea de que el sistema pueda ofrecer algo digno y bueno para el pueblo.Pero esto es mucho decir, la gente sigue esperando algo, no sé, un milagro quizás...incapaz de adaptarse a la nueva realidad.
Y llegado a este punto,comienzan las voces que me dicen: "bueno Mari, es que hay que ser positivos, tener esperanza, eres demasiado catastrofista, no es todo tan negro como tú lo ves.."
Entonces es cuando entiendo que no hay ná que hacer, que la peña no se entera, ni se quiere enterar. Me leo alguno de sus post y me digo: anda, si no soy la única que anda mal de la cabeza. Y me siento menos sola.
Gracias por ello.