Yo empecé a interesarme por la bolsa cuando tenía 15 añitos. Empecé a leerme periódicos, a ver las cotizaciones...y convencí a un grupo de amigos para comprar entre todos una acción que se llamaba Picking Pack que estaba a 100 pesetas o algo así. Total que juntamos el dinero, unos 150.000 pesetas de lo que habíamos sacado trabajando en el verano y le dijimos a mi padre que fuera al banco a comprarlas. Después llegó a bajar a 60 pesetas incluso, pero al cabo de un tiempo multiplicamos el dinero por dos y compramos Tubacex, con el que pasó algo parecido...
Más tarde entré en la Universidad y allí había un Club de Inversión. Alumnos de la Facultad de Empresariales poníamos un dinero, y entre todos lo invertíamos en bolsa. Cada uno debía comprar un mínimo de 10 participaciones que iban variando de valor como si fuera un fondo de inversión. Para poder entrar se necesitaban 13 o 15000 pesetas. Los alumnos más veteranos y que pertenecían a la directiva daban al resto de socios formación gratuita sobre mercados financieros. Allí fue donde empecé a conocer por primera vez el Análisis Técnico, el Análisis Fundamental y esas agencias donde se podía consultar gratuitamente las cotizaciones en el Infobolsa, las comisiones eran mucho menores y demás...
Por aquel entonces cualquiera ganaba en bolsa. Veías el Expansión por la mañana y un porcentaje altísimo de valores habían subido un 2-3% día tras día. Ver chicharros subir el máximo permitido del 15% también era bastante habitual. Vamos que un mono lanzando dardos a una tabla de cotizaciones habría sido capaz de ganar muchísimo dinero. Era prácticamente imposible perder, pero casi todos los que estábamos allí nos creíamos que éramos más listos que nadie.
Yo manejaba muy poco dinero, pero llegué a ver a un par de compañeros de carrera y del club de inversión que con seis millones de pesetas que les habian prestado sus padres, habían ganado en un sólo día 900.000 pesetas. ¿Tu sabes lo que es para un chaval de 18 años ganar en un día ese dinero? Yo recuerdo no ir a clase muchos días y quedarme allí las horas muertas viendo las cotizaciones en el Infobolsa. Cuando iba a clase pensaba para mis adentros...¿Qué coño hacen estos aquí estudiando? Todo el que ha ganado dinero en bolsa sabe la euforia que eso te proporciona. Así que si yo iba a clase creyéndome más listo que todos mis compañeros de carrera, imagínate lo que pensarían esos que habían ganado casi un millón de pesetas en un sólo día.
En la sala de bolsa nos juntábamos casi todos los días los mismos: muchos compañeros del club de inversión, un cartero que se pasaba por allí siempre a mediodía al terminar de trabajar, un ex-empleado del Banco Santander que no tenía ni idea de lo que hacía pero que ganaba muchísimo dinero, otro que tampoco trabajaba y también se dedicaba exclusivamente a vivir de los mercados y alguno que otro más que ya no recuerdo. También me acuerdo que al lado de la sociedad de valores donde yo operaba, trabajaba un chico que vendía seguros y empezó a ir por allí para curiosear... Como veía que todo el mundo ganaba dinero menos él, le dijo a su mujer que tenían que vender la casa del pueblo y meter el dinero en bolsa, y así lo hicieron. Así que allí estábamos todos, rellenando boletas de órdenes de bolsa, llamando a la mesa para que nos hicieran las operaciones y comentando las magníficas operaciones que habíamos hecho y todo lo que habíamos ganado.
Yo después del crack del 97 que he comentado antes, y a pesar de que la bolsa siguió subiendo durante mucho tiempo, empecé a sospechar que algo no me cuadraba y que esto no debía ser tan fácil como pensábamos. Así que empecé a leerme un montón de libros, me los devoraba en tres o cuatro días: "Un paseo aleatorio por Wall Street", "Análisis Técnico de las Tendencias de los VAlores", "Psicología del mercado Bursátil", libros de Kostolany, de Peter Lynch, todo lo que cayera en mis manos me lo leía. En esta serie de libros efectivamente me di cuenta de que esto no podía durar eternamente y a pesar de que la bolsa subía día si y día también, todas las noticias eran hipermegaoptimistas, y yo seguía invertido, cada día estaba más inseguro, más asustado...
Un día de marzo del 98 fui a clase de Macroeconomía, teníamos un profesor que era diferente a todos los demás, él era un auténtico crack en la materia y me gustaba ir a sus clases para escucharlo. Aquel día habló del sistema financiero, del proceso de creación del dinero y de la reserva fraccionaria, de los miles de millones de dólares o de papelitos que existían en el mundo moviéndose por el mundo con el único objetivo de especular. Comentó que la economía estaba asentada sobre arenas movedizas, que en realidad no había economía real, y mucho dinero del que se debía dedicar a actividades productivas, era mucho más rentable invertirlo en bolsa y sin ningún esfuerzo se podía ganar más dinero que invirtiéndolo en una empresa por ejemplo. Total que entre los libros que me había leído y lo asustado que salí de esa clase, me fui corriendo a la agencia y vendí todo lo que tenía ese mismo día.
Le dije a mis padres que había vendido todo, que no me encontraba seguro invirtiendo en ese mercado tan desbocado y empecé a contarles a algunos compañeros de la sala de bolsa lo que me había leído en los libros, que eso no era normal, que tal... Pero como todo seguía subiendo y habían ganado tanto dinero nadie me escuchaba. Más tarde el mercado empezó a moverse lateralmente y en octubre del 98 cayó bastante. Después seguiría subiendo hasta el año 2000 pero yo ya estaba fuera desde el 98.
No sé que habrá sido de la mayoría de mis compañeros de sala de bolsa. Pero los chicos que habían llegado a ganar 900.000 pesetas en un sólo día con 18 añitos, acabaron arruinados con Terra. Lo vieron a 150 euros y a a 100 les pareció que era imposible que bajara más, a 75 les pareció más imposible todavía, a 50 ni te cuento, a 25... Yo que sé hasta donde invirtieron, pero creo recordar que acabó en 5 euros cuando Telefónica la volvió a absorver. Otro que se dedicaba exclusivamente a la bolsa, le pasó algo parecido con Asturiana del Zinc. El que había vendido la casa del pueblo, acabó también arruinado y con unos problemas que no sé si no le acabarían costando el matrimonio. Creo que casi todos, por no decir prácticamente todos salieron escaldaos de sus aventuras bursátiles.
Yo sigo vivo, no me he hecho millonario, pero tampoco me he arruinado nunca, así que de momento seguiremos disfrutando de los mercados...
Un saludo