El Covid-19 ha afectado claramente a nuestra vida cotidiana y al bienestar de la economía mundial. No obstante, el éxito en la distribución de las vacunas ha dado un respiro a los mercados. Por ejemplo, en el caso de las divisas, las monedas ganadoras este año, como la libra esterlina, el dólar canadiense y el dólar estadounidense, han sido la de los países con unas mayores tasas de vacunación. En comparación, el yen japonés y el baht tailandés han tenido una rentabilidad monetaria muy inferior, además de por una menor tasa de vacunación, también debido a una rebaja de las expectativas de crecimiento.
Por otro lado, los datos de desempleo nos hacen preguntarnos dónde están los trabajadores. En este sentido, uno de los motivos de que haya puestos sin cubrir puede ser el rechazo a aumentar el contacto social, esperando a que se reanude la enseñanza presencial en lugar de verse obligados a externalizar el cuidado de los hijos y, en EE.UU., porque algunos siguen teniendo mejores prestaciones por desempleo.
Con todo, seguimos esperando una sólida recuperación de la economía mundial, pero las perspectivas se han movido en una dirección de estanflación a medida que el impulso del crecimiento se desvanece y las presiones sobre los precios aumentan. Nuestra previsión de crecimiento del PIB mundial se mantiene, pero elevamos nuestras previsiones de inflación.
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