El gigante del comercio electrónico es una empresa que se asocie directamente con el cambio climático, pero las medidas implementadas recientemente para reducir su huella de carbono podrían convertirlo en un ejemplo a seguir.
Amazon no es una compañía normalmente asociada con avances significativos hacia un futuro bajo en carbono. Aunque el comercio electrónico suele ser mejor para el medio ambiente que las tiendas de grandes superficies, las entregas rápidas conllevan un coste elevado del carbono. Cualquier comprador de Amazon puede sentir una punzada de culpa al usar el servicio de entrega de un día. Pero el sentimiento puede ser injustificado.
Creemos que los esfuerzos de la compañía para lidiar con el cambio climático harán reducir drásticamente su impacto ambiental. El cambio climático es un fenómeno disruptivo global y, como tal, es importante para los inversores. Además, recientemente ha atraído la atención de los medios de comunicación de todo el mundo. Por esta razón, en Schroders seguimos enfocados en encontrar empresas con la visión de comprometerse y adaptarse a los cambios derivados de este fenómeno.
Desde el uso de la computación en la nube hasta la electrificación de la "última milla" de sus entregas, los esfuerzos de Amazon para reducir sus efectos sobre el cambio climático son un ejemplo a seguir.
La nube
El mundo empresarial ahora depende enormemente de los centros de datos, pero estos centros de procesamiento consumen enormes cantidades de energía y es muy costoso ponerlos en marcha. El uso de la nube (donde los datos se almacenan, administran y procesan a través de una red de servidores remotos en Internet en lugar de a través de un servidor local) puede mejorar drásticamente la eficiencia de los centros de datos, lo que conlleva ahorros de costes y reduce la producción de carbono.
Un proveedor de la nube a gran escala como Amazon a menudo alcanza tasas de utilización del servidor del 65%, en comparación con un 15% para los servidores internos. Cuando una compañía se muda a la nube requiere menos de una cuarta parte de los servidores que necesitaría si instalase los servidores en sus instalaciones. Los servidores en la nube también operan de manera más eficiente, utilizando sistemas de refrigeración sofisticados e instalaciones mejor diseñadas.
Además, dado que muchos de los grandes proveedores de la nube se comprometieron a obtener energía de fuentes renovables, la electricidad que alimenta la nube es un 28% menos intensa en carbono que el promedio mundial.
La combinación de estos factores da como resultado una reducción del 88% en las emisiones de carbono de la informática empresarial. La demanda de la nube seguirá creciendo y su escala es una importante ventaja competitiva, no solo desde una perspectiva comercial, sino también desde la perspectiva del cambio climático.
E-comerce
Existe evidencia que sugiere que, cuando comparamos el comercio electrónico con el comercio minorista tradicional, el e-commerce es un modelo más favorable para el medio ambiente ya que cuenta con bajas emisiones de carbono en una serie de indicadores diferentes.
En primer lugar, el comercio online tiene una huella directa de energía y emisiones mucho más baja, ya que cuentan con un número reducido de almacenes de distribución centralizados, en comparación con una tienda tradicional que necesita instalaciones de distribución, así como aire acondicionado, etc.
En segundo lugar, y más importante, es relevante considerar cómo se transportan las mercancías a los clientes. También en este caso, la mayoría de los viajes producen menos emisiones de carbono en el modelo de entrega online. Esto se debe a que cada vehículo de transporte se encargará de entregar múltiples pedidos, mientras que en el modelo tradicional, cada comprador tienden a conducir hacia y desde las tiendas en sus automóviles particulares.
Además, las empresas de comercio electrónico como Amazon están implementando tecnología altamente sofisticada para optimizar la densidad de entrega y la planificación de rutas, y adoptarán vehículos eléctricos más rápido que los consumidores.
Esto se debe en parte al rápido ajuste de las regulaciones de emisiones. En abril, Londres introdujo el estándar de emisiones más exigente del mundo en el centro de la ciudad para reducir la contaminación tóxica del aire y proteger la salud pública. Sin embargo, también se debe a que los vehículos eléctricos son cada vez más baratos en consumo, y esto es más importante cuando un vehículo está en uso constante, en comparación con los vehículos de entrega.
Aunque no está claro cómo Amazon logrará su ambicioso plan para hacer que el 50% de sus envíos sean neutros en carbono para 2030, el ritmo de conversión de los vehículos con motor de combustión puede ser más rápido en la industria de entregas profesionales y el comercio electrónico. Además, empresas como Amazon, que se están adaptando a desafíos globales como el cambio climático, estarán más preparadas para afrontar los retos futuros.
Como inversores en las tendencias del cambio climático, nuestro objetivo es mirar más allá de los titulares para identificar a las empresas que participan activamente en el cambio climático, e imaginar cómo será el futuro en un mundo con bajas emisiones de carbono. En este sentido, en Schroders creamos un fondo en 2007, el Schroder International Selection Fund Global Climate Change Equity (Schroder ISF Global Climate Change Equity) para capturar las oportunidades derivadas del cambio climático, invirtiendo en empresas que creemos que se verán afectadas positivamente por los esfuerzos de transición hacia una economía con bajas emisiones de carbono. Porque creemos que las compañías que reconocen esta amenaza y se enfrentan antes que otras a los retos que plantea o aquellas que forman parte de la solución a los problemas que acarrea el cambio climático acabarán superando al resto del mercado.