El pasado año 2020 la fiscalidad de los planes de pensiones sufrió un duro golpe. El Gobierno bajó las aportaciones máximas deducibles de 8.000 € a 2.000 €. Sin embargo, los Presupuestos Generales del Estado para el año 2022 recogen otra reducción de las cantidades máximas a 1.500 €.
El recorte fiscal permite unos mayores ingresos para el Estado. Pero en contra, también desincentivan el ahorro privado. En este contexto cabe preguntarse si siguen siendo atractivos los planes de pensiones individuales.
¿Qué ha pasado con los planes de pensiones?
Los planes de pensiones son un producto de ahorro que permiten aportar dinero, de cara a la jubilación, cuando se quiera y con la cantidad que se quiera – hasta el límite establecido regulatoriamente.
Lo más natural es realizar aportaciones mensuales periódicas, pudiendo aumentar o reducir su cantidad en función de los ingresos y situación económica del ahorrador. Incluso es posible paralizar las aportaciones o, por el contrario, llevar a cabo una aportación extraordinaria.
Como un incentivo al ahorro privado, las cantidades aportadas son deducibles fiscalmente. Sin embargo, existe un máximo para tales deducciones. Una vez alcanzada esta cantidad anual no se puede aportar más ese mismo año.
En el caso de que se exceda el límite de máximo de aportación el importe excedido deberá ser retirado antes del 30 de junio del año siguiente, en caso de no proceder a la retirada de dicho exceso, se incurriría en una infracción administrativa que puede dar lugar a un procedimiento sancionador por un importe equivalente al 50% del exceso sin perjuicio de la inmediata retirada del citado exceso del plan o planes correspondientes.
Este tipo de ventajas fiscales son puestas en marcha debido al interés de complementar las pensiones públicas con un plan de pensiones individual por parte de los organismos estatales. Los planes de pensiones tienen como principal objetivo el evitar que se produzca una pérdida sensible de ingresos una vez alcanzada la jubilación (se deja de percibir el salario y es sustituido por la pensión pública que pueda corresponder).
Sin embargo, el Gobierno ha bajado el límite máximo de las aportaciones en los últimos dos años consecutivos.
En el Consejo de Ministros que se celebró el pasado 7 de octubre de 2021, fue aprobado el proyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2022. Entre las medidas que se han tomado para cuadrar las cuentas públicas, se encuentra la rebaja de las cantidades deducibles en el IRPF hasta los 1.500 € anuales.
Hay que añadir que esta medida sólo afecta a los planes de pensiones individuales. Puesto que las aportaciones máximas que pueden desgravarse por los planes de pensiones colectivos y de empresa ascenderán hasta los 8.500 € en 2022.
¿Qué consecuencias puede tener la reducción de las cantidades deducibles?
Naturalmente, este tipo de medidas suponen una amenaza para el sector de los planes de pensiones puesto que están viendo cómo estos productos pierden su atractivo fiscal y se está poniendo límite a las aportaciones realizadas por los ahorradores.
Simplemente tenemos que atender qué ha sucedido cuando se produjo el primer recorte fiscal a los planes de pensiones individuales para hacernos una idea de cómo puede afectarle esta segunda reducción.
El año 2020 fue el último en el cual la Agencia Tributaria contemplaba una reducción de hasta 8.000 € o el 30% de los rendimientos del trabajo (o actividades económicas) en la base imponible general (la menor de esas cantidades).
En el ejercicio fiscal 2021 entró en vigor la primera bajada; y esta fue significativa: las aportaciones máximas deducibles pasaron de 8.000 € a 2.000 € (una reducción del 75%).
Como es de esperar, este tipo de medidas provoca una reducción importante de las aportaciones periódicas en los planes de pensiones individuales, uno de los pilares del ahorro privado con vistas a la jubilación.
El pasado 8 de agosto, Europa Press informaba de una reducción de hasta un 94% en las aportaciones durante el primer semestre del ejercicio 2021. En el mismo período del año anterior, dichas aportaciones alcanzaban un valor de 846 millones de euros, contrastando con los 79 millones captados de enero a junio del 2021.
Según se espera, con la nueva reducción fiscal, esta tendencia seguirá en vigor. Por lo pronto, Hacienda calcula una reducción del 10% en las aportaciones periódicas.
¿Siguen siendo atractivos los planes de pensiones?
El sentido de poder deducir las aportaciones periódicas y extraordinarias no es otro que diferir la fiscalidad hasta el momento de su rescate. De este modo, supone un aliciente tomado por parte de los poderes públicos para promover estos productos financieros (dada su importancia social).
No obstante, las deducciones fiscales de las aportaciones realizadas a planes de pensiones son sólo una ventaja a modo de incentivo. El motivo principal de estos productos financieros es el establecimiento de un patrimonio adicional para complementar la pensión pública una vez finalizada la vida laboral.
Siendo los planes de pensiones individuales un producto de inversión a largo plazo, el principal objetivo debe ser obtener la rentabilidad potencialmente alcanzable con ellos. El ahorrador debe elegir una política de inversión adecuada a sus necesidades que permita al plan de pensiones por lo menos batir la inflación.
La inflación actúa como una termita para el ahorro y la única forma de combatirla es conseguir que el capital constituido genere unas rentas anuales superiores a la misma. ¿Es por este motivo que se invierte el dinero ahorrado en planes de pensiones? El motivo principal es conseguir rentabilidad (el ahorro fiscal contribuye, aunque debería ser un objetivo de segundo orden).
Por otra parte, la crisis provocada por la COVID-19 ha puesto de manifiesto la importancia de constituir un ahorro a largo plazo. Además de la contingencia de jubilación, está previsto poder reembolsar el dinero de los planes de pensiones en situaciones de desempleo de larga duración.
La importancia de incluir renta variable en los planes de pensiones
La gran variedad de planes de pensiones individuales permite construir mediante planes mixtos una cartera diversificada, evitando dejar el ahorro únicamente en activos de renta fija (los cuales, dada la situación actual de tipos de interés negativos y aumento de la inflación, provocan la pérdida de poder adquisitivo).
Es posible combinar activos de renta fija y de renta variable en una cartera, con fines de conseguir a largo plazo unas rentabilidades superiores a la inflación y evitar que el ahorro pierda valor real con el paso del tiempo.
En los últimos 10 años, los fondos de pensiones de renta variable pura han ofrecido una rentabilidad media anual del 10,51%. Se espera que la capacidad que tiene la renta variable para conseguir rendimientos a largo plazo puede mantenerse en el futuro.
Sin embargo, la renta fija puede suponer un mayor riesgo en el contexto actual. Ante un repunte inflacionario, los bancos centrales pueden responder con un aumento de los tipos de interés oficiales, provocando en consecuencia que los bonos bajen de precio en los mercados secundarios.
Debido a que los planes de pensiones son productos diseñados para el ahorro a largo plazo, la renta variable representa una buena opción. A pesar de ser más volátil, en períodos de tiempo dilatados suele tener un sesgo alcista. El ahorrador con un horizonte temporal a largo plazo tiene margen temporal para recuperarse de una posible caída temporal de los mercados bursátiles.
Además, esta volatilidad adicional en las cotizaciones de los activos bursátiles se ve compensada habitualmente con mayores rendimientos (a la diferencia de rentabilidad con respecto a la renta fija se le denomina “prima de riesgo”).
La importancia de la gestora y la diversificación
Los planes de pensiones están gestionados por profesionales que disponen de los medios y conocimientos necesarios para analizar, seleccionar y asignar a la cartera este tipo de activos de un modo eficaz.
No obstante, el prestigio, experiencia y capacidad de la entidad gestora también supone un factor importante. En este aspecto, debe tratarse de una firma con capacidad para acceder a los mercados globales, con presencia en los centros financieros, disponer de una infraestructura correspondiente y contar con un eficiente equipo de analistas.
De esta manera, puede dotar a sus planes de pensiones de la necesaria diversificación por regiones, países y sectores, para reducir la volatilidad de la renta variable (y por tanto disminuir el riesgo en general).
Conseguir aprovechar los beneficios de todas las oportunidades que se pueden detectar con presencia local, más una adecuada diversificación, tiene como consecuencia la creación de un producto financiero capaz de potenciar la rentabilidad y a la vez asumir un riesgo menor.
Otras ventajas: ¿son interesantes los planes de pensiones al margen de las deducciones fiscales?
Los planes de pensiones son un producto de ahorro que, además de las deducciones fiscales, presentan otra serie de ventajas:
- En realidad, la aportación periódica a planes de pensiones se puede asimilar a un gasto mensual más, tal y como si fuese por ejemplo el pago de la prima de un seguro (guardan mucha similitud con estos productos) de cara a que se produzca cualquier contingencia, como la invalidez, enfermedad grave o una buena jubilación.
- El ahorrador puede designar cualquier beneficiario, aunque este sea distinto de los herederos legales. Los planes de pensiones no forman parte de la masa hereditaria y esto supone que los herederos pueden conseguir liquidez para hacer, por ejemplo, frente al impuesto de sucesiones.
- Al ser un producto con una liquidez reducida (sólo pueden rescatarse cuando se materializan ciertos supuestos o contingencias; desde el año 2015, también se pueden rescatar aportaciones realizadas como mínimo diez años antes), permiten un verdadero ahorro. Se eliminan las excusas para gastar ese dinero.
- El dinero se encuentra protegido ante una posible insolvencia de la entidad gestora, depositaria o comercializadora de su plan de pensiones. Las aportaciones quedan fuera del balance, por lo que el ahorrador no se ve perjudicado.
- Ofrecen al ahorrador una gran diversidad en cuanto a perfiles de riesgo y preferencias de los ahorradores.
- Existen planes de pensiones con criterios socialmente responsables. Además de ahorrar a la jubilación, se contribuye con una mejora social, medioambiental y de buen gobierno corporativo.
Así pues, los incentivos fiscales deben ser sólo una ventaja secundaria en los planes de pensiones. Además, el ahorro fiscal se hace notar más en las rentas altas. Los planes de pensiones son productos de ahorro privado que pueden permitir conservar el poder adquisitivo cuando llegue el momento de la jubilación. Cuando se realizan aportaciones a un plan de pensiones, se tiene como objetivo poner los ahorros en funcionamiento, conseguir rentabilidad por los mismos y evitar el efecto de la inflación.
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