Parecidas, y sin embargo muy distintas
Resumen de las diferencias generales entre CBDC y una criptomoneda
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
El Bitcoin no es la única clase de activos volátil: ¿Recuerdan el oro en los 1970?
Volatilidad histórica (anualizada) en períodos de 60 días del oro (e. izq.) y el Bitcoin (e. dcha.) Fuente: Bloomberg Finance L:P:, Deutsche Bank AG. Datos de abril 2021.
Los volúmenes de transacciones diarios del Bitcoin están aún muy por debajo de los del oro y de muchas materias primas.
Invertir en criptomonedas
Las criptomonedas como una clase de activos
El Bitcoin es más volátil que el resto de activos tradicionales (según rentabilidades en periodos consecutivos semanales).
Perspectiva de las valoraciones
Pese a las expectativas despertadas por los nuevos máximos de precios y las noticias sobre el interés del sector empresarial, las personas que deseen invertir en criptomonedas siguen teniendo que hacer frente a retos importantes. Para empezar, la información es de mala calidad. Es difícil conseguir incluso datos básicos como un volumen de negociación correcto, las medidas de valoración no están generalmente comprobadas y raramente se publican en revistas arbitradas.
Mientras que varios economistas consideran la actual evolución alcista de las criptomonedas como una burbuja, muchos la contemplan más como un frágil equilibrio en que la relación entre oferta y demanda determina el valor razonable, si bien de manera volátil. Entonces, ¿se trata realmente de una burbuja? Una burbuja económica o de activos viene definida por el Nasdaq como: «Burbuja: un fenómeno de mercado caracterizado por oleadas en los precios de los activos a unos niveles muy por encima del valor fundamental de ese activo».
Claramente, sin saber cuál es su valor intrínseco fundamental (si lo tiene), no hay ninguna
manera, por lo menos según esta definición, de determinar si se trata realmente de una burbuja. Al mismo tiempo, existe aún un gran debate abierto sobre si las criptomonedas merecen incluso ser denominadas «moneda» o si son de hecho más parecidas a una materia prima, o tal vez no puedan clasificarse como nada más que una red. Dada toda esta ambigüedad, las técnicas de valoración están aún pendientes de comprobar y en evolución, pero resumimos a continuación los cinco intentos de valoración más utilizados para los criptoactivos:
- Mercado objetivo total: esta valoración se basa en la suposición de que las
criptomonedas compiten con otros activos como el dólar estadounidense o el oro para
el mercado objetivo total.
- Ecuación de cambio (MV = PQ): la ecuación recurre a los modelos tradicionales de
valoración de divisas y se basa en la suposición de que el valor de una divisa está
relacionado con el tamaño del mercado (M) y su velocidad (V) de circulación en dicho
mercado. (P representa los precios y Q un índice de gasto real de bienes y servicios
acabados de producir).
- Valoración como red (ley de Metcalfe): se basa en la «ley de Metcalfe» y valora la
criptomoneda como una red, en que este valor aumenta proporcionalmente más que el
incremento lineal del número de usuarios.
- Valoración según el coste de producción: esta teoría sostiene que los criptoactivos,
como cualquier materia prima, están sujetos a los problemas tradicionales de precios
del lado de la oferta. En consecuencia, el valor puede estimarse examinando el coste
marginal de minería (concretamente, la electricidad consumida para realizar los
cálculos en el proceso de minar).
- Modelo stock-flujo: el modelo stock-flujo establece que los precios son un reflejo de su
escasez y que esta puede medirse por la relación stock-flujo, es decir, en este caso, la
relación entre el valor actual de las criptomonedas existentes y la cantidad de nuevas
criptomonedas que se producen cada año.
CBDC: ¿Cuál es la situación actual?
Mientras tanto, al tiempo que aumenta el interés por las criptomonedas, los bancos centrales han estado trabajando con ahínco en desarrollar la emisión de sus propias monedas digitales. Los incentivos para emitir monedas digitales de bancos centrales (CBDC) de uso general son varios: estabilidad financiera, implementación de la política monetaria, inclusión financiera, eficiencia de pagos (nacionales y transfronterizos) y seguridad de los pagos. En las economías avanzadas, la principal motivación para desarrollar una CBDC es mejorar la seguridad de los pagos. Las economías emergentes en general podrían tener más incentivos, especialmente cuando se diseña una CBDC para complementar o sustituir el efectivo (para más información, véase nuestro CIO Special -CBDC: la reinvención del dinero).
Si bien la mayoría de los proyectos de CBDC se encuentran aún en fase de investigación, algunos gobiernos ya han hecho sus avances: así, por ejemplo, Bahamas lanzó su Sand Dollar (la primera divisa digital del mundo) en 2020. Según una encuesta del Banco de Pagos Internacionales (BPI) publicada hace poco, más del 60% de los bancos centrales están realizado trabajos prácticos experimentales. El BPI pronostica que en los próximos tres años se lanzarán CBDC de uso general por parte de bancos centrales que representan una quinta parte de la población mundial.
Tras las Bahamas, Suecia podría ser el siguiente con su corona electrónica o e-krona, que ya se encuentra en una prueba piloto. Así, en 2022 0 2023, el gobierno sueco podría implementar su moneda digital en todo el país. Los planes de China de emitir una moneda verdaderamente digital están también bastante avanzados. Dado el tamaño de la economía china, el DCEP (moneda digital de pago electrónico), que se ha probado en varias áreas, podría suponer un punto de inflexión si se introduce de manera generalizada, haciendo que otros sigan también sus pasos. En la zona euro, el BCE decidirá a mediados de 2021 si lanza un euro digital. Christine Lagarde, presidenta del BCE, ha declarado que llevará tiempo (unos cinco años), pero es muy probable que se introduzca un euro digital en el futuro.
En EE.UU., el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, habló de la necesidad de seguir trabajando y realizar una «amplia» consulta pública con las partes implicadas antes de decidir si emitir una CBDC. Powell ha afirmado que a la Fed no le preocupa ser el primero en la carrera de las CBDC, añadiendo que el estatus del dólar estadounidense como moneda de reserva mundial ya le ha dado su «ventaja de primer entrante»
Calendario de la investigación y experimentos en CBDC en varios países
Calendario de la investigación y experimentos en CBDC en varios países
Conclusión: ¿desarrollo sostenible o experimento a corto plazo?
Creemos que es muy probable que las criptomonedas privadas (de una forma u otra) vayan a quedarse en un futuro próximo. Muchos economistas y gobiernos han predicho numerosas veces en la última década el ocaso de las criptomonedas, si bien dicho pronóstico se ha revelado equivocado. Cuanto más tiempo sobrevivan las criptomonedas, más sólidas y creíbles serán gracias a los efectos de red (ley de Metcalfe). En cuanto haya cierta estabilidad en lo que se refiere a las fluctuaciones de precios, el uso de las criptomonedas para el intercambio de bienes y servicios podría aumentar, siempre y cuando los bancos centrales no hayan introducido sus propias monedas digitales. No obstante, hace falta aún un gran avance en lo que respecta a calmar las inquietudes sobre la eficiencia energética, la velocidad de las transacciones y las cuestiones de identificación y regulación antes de que las criptomonedas del sector privado pueden ser aceptadas de manera generalizada.
Aunque no procede comparar criptomonedas como el Bitcoin con el oro por los motivos anteriormente expuestos, sí presentan ciertas similitudes que hacen que la popular etiqueta del «oro digital» no esté totalmente fuera de lugar. No obstante, desde el punto de vista de la robustez y como reserva de valor, mientras que el oro ha demostrado estas cualidades durante miles de años, es demasiado pronto para que las criptomonedas merezcan esta comparación. Asimismo, las criptomonedas están aún lejos, de momento, de ser una clase de activos de uso corriente. No obstante, con la probabilidad de que grandes actores como PayPal y Facebook se suban al tren de las criptomonedas, cada vez se habla más de ellas en un contexto de inversión. Dadas las características de correlación de las criptomonedas, a menudo se las alaba como un vehículo de inversión importante, especialmente a efectos de diversificación de la cartera o como protección contra la inflación o contra el riesgo de cola, pero estos argumentos deben considerarse con cautela. Para que las criptomonedas consigan una verdadera aceptación generalizada en las carteras tradicionales, sus mercados necesitarían ser mucho más líquidos que en la actualidad.
Al mismo tiempo, se prevé que se produzca una amplia introducción de las CBDC, y países como China y las Bahamas están tomando ya la delantera. Sin embargo, se prevé que el proceso de ejecución de las CBDC lleve aún un tiempo. Los gobiernos deberán considerar todos los aspectos socioeconómicos, tecnológicos y normativos de este paso antes de poder emitirlas, por el temor de generar una disrupción financiera y una reacción social no deseadas. La tasa de adopción de una moneda realmente digital en las sociedades podría depender en última instancia de la preferencia por la privacidad frente a la comodidad. Los billetes bancarios y las monedas reducen enormemente la huella digital, porque una transacción en efectivo no genera datos digitales. En cambio, las transacciones en monedas digitales, aunque son cómodas, pueden ser rastreadas por las CBDC. Por consiguiente, en los países donde se está acostumbrado a los métodos de pago digital podría haber una mayor tasa de aceptación de una moneda digital de un banco central que en los países donde la mayoría de las transacciones diarias se realizan en efectivo. Desde el punto de vista de la arquitectura de una CBDC, aún no está claro si los bancos centrales preferirían un sistema de gobernanza descentralizado o uno centralizado. Pese a todas las ventajas que ofrecería una CBDC descentralizada basada en el Blockchain, el hecho de que la responsabilidad de mantenimiento y supervisión no estuviera determinada centralmente suscitaría serios problemas de gobernanza. Los responsables de los bancos centrales sostienen que, para que se mantenga la fiabilidad del banco central, debe haber una institución que garantice la estabilidad del valor, asegurando la elasticidad de la oferta de dinero, y que supervise la seguridad del sistema. Como hemos observado más arriba, a los bancos centrales les interesa seguir controlando los flujos de circulación del dinero y responder debidamente ante las crisis económicas conforme a su mandato de estabilidad de precios. Además, desde el punto de vista de la gobernanza, la capacidad de rastrear transacciones y, por ende, la mejor capacidad para luchar, por ejemplo, contra la financiación del terrorismo y el blanqueo de capitales, sería una buena motivación para emitir una CBDC centralizada.