Comparecencia Caruana
Lo de la clase política de nuestro país no tiene arreglo. Ocurrió ayer, con motivo de la comparecencia en el Congreso del gobernador del Banco de España, Jaime Caruana. La razón de la visita no era baladí: dar explicaciones sobre el tan manido `caso Eurobank´ y el papel desempeñado por el organismo supervisor que dirige por designación directa del Gobierno, mal que le pese.
Merecería comentario aparte, de no ser por la gravedad del asunto, el lamentable gallinero en que trataron de convertir la comparecencia buena parte de los portavoces políticos asistentes. Triste espectáculo el ofrecido, donde quedó claro que el único interés de sus señorías radica en restarse puntos los unos a los otros ante la opinión pública, principalmente la catalana, citada a las urnas en breve. Por este motivo, y por ningún otro, el morlaco Caruana salió vivito y coleando del ruedo.
De lo mollar poco pudo sacarse en claro, después de asistir a las casi tres horas de intervenciones y réplicas que se sucedieron. La estrella del acto, el funcionario Caruana, al que se le notó su falta de tablas en esto de las comparecencias (siempre encogido, con las manos debajo de la mesa), cumplió el expediente con una farragosa lectura del guión al que iba ceñido, sin la menor intención de arrojar luz sobre lo ocurrido.
Con el tono gris que le caracteriza, el gobernador del Banco de España enumeró el historial de inspecciones y expedientes realizados por sus sabuesos. Nada más. Quedó claro que estuvieron al corriente de las irregularidades cometidas por los administradores de Eurobank -como permanecer con recursos propios inferiores al mínimo legal-, pero no por ello cambió el rictus serio y frío que permanentemente exhibió. Sin embargo, los hechos han demostrado que hubiera sido necesario bastante más para asegurar el dinero de los ahorradores.
Según el señor gobernador, todo ocurrió dentro de la más estricta legalidad. ¡Fantástico! Es decir que no hay respuesta para los atrapados por el cebo de la alta rentabilidad que lanzó Eduardo Pascual desde las Ramblas. Algunos, sin embargo, se preguntarán por qué actuando conforme a la letra de la ley es imposible atajar una situación tan dramática y lesiva, no sólo para los afectados, sino también para la credibilidad del sistema.
No vayan a preguntar al Banco de España. El sistema es imperfecto. El propio Caruana reconoció que es imposible, con la actual legislación en la mano, evitar la repetición de escándalos como el que nos ocupa. El celo administrativo y el carácter garantista del sistema sí que permiten, en cambio, que individuos como Pascual puedan seguir medrando con el dinero ajeno.
Jesús Cacho : 18/09/2003
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