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Las cuentas con dos titulares indistintos y la paradoja de Aquiles y la tortuga

11 respuestas
Las cuentas con dos titulares indistintos y la paradoja de Aquiles y la tortuga
Las cuentas con dos titulares indistintos y la paradoja de Aquiles y la tortuga
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#9

Re: Las cuentas con dos titulares indistintos y la paradoja de Aquiles y la tortuga

"Supongamos una persona mayor que quiere que su hijo haga las gestiones bancarias; entonces, le conviene la indistinta." De acuerdo, pero siempre y cuando el hijo y su entorno próximo sean personas integras que no aprovechen la cotitularidad para desplumar al pobre anciano; y que no existan otros futuros herederos legítimos de esa persona mayor que se puedan ver afectados sus derechos por el uso inadecuado de los fondos por el hijo cotitular de la cuenta indistinta. Creeme que no lo afirmo por buscarle los tres pies al gato, sino porque se dan muchos casos de hijos carnales y políticos que esquilman de manera injusta y vergonzosa a ancianos usando cuentas indistintas abusando de la buena fe y la confianza del mayor en su descendiente.

Saludos

#10

Re: Las cuentas con dos titulares indistintos y la paradoja de Aquiles y la tortuga

Hay que tener en cuenta que una cosa es que tengas plena disponibilidad de una cuenta y otra es que seas el legítimo propietario de los fondos. Esto último es algo que no afecta al banco.

El silencio es hermoso cuando no es impuesto.

#11

Re: Las cuentas con dos titulares indistintos y la paradoja de Aquiles y la tortuga

Mejor que indistinta, especialmente para el hijo, es disponer que el hijo intervenga como autorizado.

#12

Re: Las cuentas con dos titulares indistintos y la paradoja de Aquiles y la tortuga

Sí, estoy de acuerdo, pero yo tenía una única cta. en el Bco. de Valencia indistinta con mi madre porque me abrieron una cuando yo era menor pero hacia 1990, cuando apareció el NIF, fue obligatorio llevarlo a las entidades bancarias para que no bloquearan las ctas. En aquella época, en general, no se pagaban comisiones (de hecho, el Bco. de Valencia daba unos pequeños intereses sobre el saldo de la libreta de ahorro, tal vez un 0,5%; en aquella época un depósito podía estar remunerado al 10%.

En aquella época se cancelaron muchas cuentas o libretas porque era usual tener media docena de cuentas en varias entidades (nosotros teníamos en el Bco. de Santander, Bco. de Valencia, Bankinter, Banacaja, CAM y, en aquella época, Argentaria (Caja Postal) porque algunos pagadores, por ejemplo la becas, las ingresaban obligatoiramente en Argentaria (Caja Postal) y otros como la SS no pagaban en todas las entidades. Además, hace 50 años era común que una oficina abriera una cta. a nombre de un recién nacido (con el permiso del padre) con una pequeña aportación que hacía la entidad (no sé si así pensaba que podía ganar un futuro cliente).

El caso es que en mi casa cancelamos todas la ctas. excepto dos en Bancaja y una en el Bco. de Valencia que decidimos que fuera indistinta en lugar de tener dos.

Además, lo que no habéis vivido la época previa a los cajeros y la implantación de la informática no sabéis lo difícil que era que en una oficina distinta de la tuya te permitieran hacer un reembolso si solo estabas autorizado... Siempre había un problema: si no era informático te decían que comunicaba el telf. y no podía confirmar la autorización...

De hecho un primo mío que fue director de una oficina contaba como cuando llegaba alguien jovencito que estaba autorizado en una cta. para evitar problemas, se llamaba a su casa para confirmar que habían enviado al 'niño' (mayor de edad) a por dinero o si iba a darles un sablazo a los padres...

Hasta 1995 aprox. cuando pagabas con una tarjeta de crédito en un comercio o restaurante no la pasabas por un terminal informático sino que usaban la tarjeta como plancha para imprimir un recibo (a esas prensas se las llamaba bacaladeras, por eso en las antiguas tarjetas, en todas, los datos están en relieve y no solo impresos.

Luego el comercio, una vez a la semana, a la quincena o al mes los llevaba al banco firmados por el cliente al que daban una copia en papel autocopiante normalmente amarilla (ellos se quedaban la blanca).

Desde los años de Cuéntame cuando Carlitos era pequeño a hoy ha habido muchos cambios. Yo tendré dos o tres años menos que Carlitos en la serie.

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Ya parezco el abuelo Cebolleta, pero ¿recordáis estos cartoncitos que nos dieron y que tuvimos que lleva a bancos y empresas? Yo aún encontraría el mío: