Solo los más veteranos recordarán el protagonismo que tuvo el mercado financiero japonés durante las décadas de 1980 y 1990. En aquel entonces, Japón dominaba titulares con su pujante economía, sus bancos globales y una bolsa que parecía imparable. Aunque ese protagonismo se fue desvaneciendo con los años, los recientes movimientos del Banco de Japón (BoJ) sugieren que podríamos estar ante un nuevo punto de inflexión. La reunión celebrada por la entidad ha devuelto a Japón al foco de atención, incluso en un contexto marcado por tensiones geopolíticas y volatilidad global.
El cambio de rumbo del Banco de Japón
Tal como había anticipado, el Banco de Japón ha actualizado su política de compra de bonos del Estado japonés (JGB). Hasta ahora, la reducción trimestral era de 400.000 millones de yenes, pero a partir de abril de 2026, ese ritmo se reducirá a 200.000 millones por trimestre. Con esta decisión, el BoJ busca disminuir progresivamente la proporción de bonos del Estado en su cartera, que hoy representa alrededor del 50 % del total emitido. Esta política responde al objetivo de desmantelar de forma gradual el legado de sus anteriores programas de estímulo.
En concreto, la reducción se centrará en los vencimientos a corto y medio plazo, lo cual muestra un enfoque más prudente, especialmente tras el reciente repunte de los tipos de interés a largo plazo en Japón.
Aunque algunos dentro del banco abogaban por mantener el ritmo actual de reducción, ha prevalecido una estrategia más cautelosa.
Por otro lado, quienes defendían una disminución más drástica señalaban que la inflación podría seguir escalando, impulsada por factores como el encarecimiento del petróleo. De hecho, el comunicado de prensa del BoJ incluye gráficos que muestran cómo la inflación subyacente ha ido aumentando en paralelo con los tipos oficiales.
Una presión creciente sobre el mercado de deuda
Aunque el Ministerio de Finanzas japonés ha anunciado una ligera reducción en la emisión de deuda para 2025, el mercado permanece inquieto. El temor: que los tipos de interés a largo plazo sigan subiendo ante la falta de compradores naturales. Hasta ahora, el BoJ, los fondos de pensiones y, en menor medida, los bancos, han sido los principales adquirentes de deuda pública. Pero esa situación está cambiando.
Los fondos de pensiones japoneses, que tradicionalmente han sido grandes inversores en JGBs, se enfrentan a una doble presión: una población envejecida que reduce el número de cotizantes y aumenta el de beneficiarios. Esta dinámica erosiona su capacidad de inversión, y cada vez más fondos buscan alternativas en el extranjero o en renta variable nacional, en busca de mejores rendimientos.
Esto plantea un reto importante: si ni el BoJ ni los inversores institucionales están dispuestos —o en condiciones— de absorber la deuda emitida, ¿quién lo hará?
Perspectivas a medio y largo plazo
Todo indica que estamos ante un cambio estructural en el mercado japonés. Con una oferta creciente de bonos y una demanda menguante, los tipos de interés a largo plazo seguirán bajo presión alcista. A medio plazo, este entorno podría provocar un "repatriamiento" del capital japonés: si los rendimientos domésticos mejoran lo suficiente, los inversores podrían empezar a retirar fondos del exterior para reinvertir en su propio país.
Ese escenario aún no se ha materializado, pero no está fuera del radar. Si la inflación persiste y el Banco de Japón mantiene su tono restrictivo, el desequilibrio entre oferta y demanda en el mercado de deuda se ampliará, reforzando la presión sobre los tipos.
10Y
15Y
20Y
25Y
30Y
40Y
06.01.2025
1.145
1.584
1.915
2.093
2.274
2.583
01.03.2024
0.728
1.126
1.444
1.599
1.722
1.845
22.05.2025
1.573
2.179
2.566
2.823
2.999
3.336
30.05.2025
1.518
2.076
2.419
2.671
2.846
3.108
¿Qué debemos vigilar?
Para hacer un seguimiento eficaz de esta evolución, es clave observar:
Los tipos de interés a largo plazo, especialmente entre 10 y 40 años.
Las subastas de JGBs, que mostrarán el apetito real del mercado.
La evolución de la inflación, que condicionará las decisiones del BoJ.
No es solo un asunto local: un cambio estructural en el mercado de deuda japonés podría tener repercusiones significativas a escala global. En un entorno donde el equilibrio financiero es cada vez más delicado, los movimientos en Tokio bien podrían resonar en los principales centros financieros del mundo.
Hola, de momento no nos afecta. Si como resultado de una subida de los tipos los japoneses realmente retiran activos de los mercados financieros mundiales, deberíamos posiblemente reducir nuestra exposición a la renta variable. No obstante, los mercados se preocupan más por los conflictos geopóliticos, luego los aranceles y en última instancia de Japón. De hecho, la tasa subyacente de la inflación alcanzó hoy en Japón con el 3,7% un nuevo máximo. Así el BoJ más bien mantendrá una politica restrictiva monetaria.