El liberalismo es un pensamiento político que, a mi modo de ver, introduce un concepto erróneo de libertad. La libertad humana es digna cuando nos encamina hacia la verdad, según la visión del pensamiento cristiano. El pensamiento liberal, en cambio, introduce un componente, un deslizamiento que a mí me parece muy peligroso que es que la libertad humana, en si misma, es digna más allá de lo que esa libertad elija. Y a partir de aquí, creo que se introduce una fractura muy fuerte en el pensamiento humano que creo que, a la postre y con el paso del tiempo, ha introducido problemas muy graves. Lo que hoy podemos entender por liberales, naturalmente no tiene nada que ver, una persona como Tocqueville nada tiene que ver con George Soros, pero sin embargo George Soros se confiesa liberal y además dice que su maestro es Karl Popper que es uno de los hitos del pensamiento liberal en nuestra época. [……] El liberalismo ha hecho amalgama con el marxismo y se ha fundido en algo que podríamos llamar “progresismo”.
Juan Manuel de Prada entrevistado para El Quilombo- a partir del minuto 9:30
Entrevista a Juan Manuel de Prada, autor de 'Cartas del sobrino a su diablo' -12 octubre 2020- - YouTube
Para Víctor, Álvaro… y otros amigos más.
Para Víctor, Álvaro… y otros amigos más.
De un tiempo a esta parte, cuando expreso según qué punto de vista, me veo sorprendido por algo que para mí me resulta del todo desconcertante. Intentaré explicarme y explicarlo aunque, lamentablemente, confirma lo que uno de vosotros, lectores de Rankia, me escribisteis hace un par de años cuando hice público mi desencuentro con la Escuela Austríaca. Pero el tiempo, le ha dado la razón a dicho comentario… y es triste y lamentable.
Aunque lo he explicado con mayor detalle y amplitud en mi tercer libro (Value Investing: Austria vs Salamanca- Ed. EOLAS, 2019), intentaré explicar en estas líneas mi punto de vista. Parto de la base de que todos nosotros buscamos la Verdad y que, una vez encontrada, tratamos de amoldar nuestro comportamiento y nuestros pensamientos a ella. Es lógico. Y esa búsqueda intelectual de encontrar la verdad en un argumento ha de hacerse- o al menos siempre lo he creído así- entendiendo todos los puntos de vista posibles, encontrando los errores y entendiendo de donde vienen, aceptando lo que de bueno exista en las posturas diferentes y, con honestidad, decidir finalmente dónde posicionarse y porqué uno defiende lo que defiende. Como dice la Iglesia “aborrece el pecado, pero ama al pecador”. Mi decisión de rechazar la Escuela Austríaca y el liberalismo como ideología incorporada no es, de ningún modo, rechazo a los amigos que creen en la Escuela Austríaca o que se profesan “liberales”. Al revés, intento por todos los medios posibles- siempre pacíficos- que entiendan y vean el error en lo que defienden… porque yo lo defendí también y me di cuenta de lo que suponía dicha defensa del error.
Es decir, yo ya he estado donde están ellos… pero al ahondar en la ideología liberal, al ahondar en los postulados y cosmovisión de la Escuela Austríaca y ver la diferencia con la Escuela de Salamanca, he tomado la decisión que entiendo es lógica y coherente cuando uno descubre que ha estado caminando por una senda que le lleva donde no quiere ir. Reconocer el error y dar marcha atrás… y si en el camino de vuelta se encuentra a otros caminando por aquella senda, advertirles de que por ahí no se va a ningún sitio bueno.
Por alguna razón que escapa a mi inteligencia- nunca ha sido mucha, lo reconozco- cuando planteo mi crítica al liberalismo como ideología automáticamente se entiende que estoy en contra de la “libertad”. Pues no. Precisamente es justo lo contrario, estoy totalmente a favor de la libertad… por eso estoy en contra del liberalismo porque la libertad del liberalismo es una falsa libertad. Evidentemente no conozco a todos los liberales que hay en el mundo, pero aunque supongo que, como en todo, haya algunos bastante cretinos y merluzos (igual que los hay entre los no liberales), asumo sin problemas que la mayoría de ellos sean buenas personas que defienden el liberalismo como “la ideología que defiende la libertad” … y por eso, piensan, no puede ser mala dicha ideología. Como escribieron Juan Ramón Rallo y Carlos Rodríguez Braun: El liberalismo no es pecado, en la que posiblemente haya sido su gran metedura de pata, creen que defendiendo que el mercado deba ser cosa de las empresas e individuos y no del estado ya se acaba todo el liberalismo; pues su libro (que parecía una respuesta al muy anterior del padre Sardá i Salvany El liberalismo es pecado, y al menos no me negará nadie que sabe mejor el sacerdote que Rallo y Braun lo que es o no pecado) no responde a ninguna de la críticas del libro que defendía lo contrario. Ni una… como si dichas críticas nunca hubieran existido o no fueran válidas. Estamos acostumbrados a pensar que el liberalismo se refiere sólo a la libertad económica frente a la intervención del estado y estamos muy equivocados, ¿ninguno ha oído al profesor Huerta de Soto, anarcoliberal a ultranza, defender la necedad de que Dios es libertario? ¿Esto no les hace pensar que, a lo mejor, hay mucho más en el liberalismo que discutir si los impuestos son muchos o pocos?
Recuerdo que un amigo, en un grupo de whatsapp, comentaba que otro amigo y yo “estábamos equivocados porque él se había leído miles de paginas de la Escuela Austríaca/liberalismo” … como si eso fuera un argumento en contra de lo que se plantea. Os aseguro que no necesito leerme miles de páginas de un tratado de matemáticas si en la primera página empieza con
“dado que 1+1 es igual a 27…”, a partir de ahí, es evidente para mí que el resto del libro ya no vale nada. También yo he leído miles de páginas de la Escuela Austríaca/liberalismo/escolástica … y ello por sí mismo no significa nada, esto no es fundamento de razón alguna a favor de mi argumentación. ¿Por qué, entonces, cuando alguien dice que está en contra del liberalismo se presupone que está en contra de la libertad? ¿Si yo dijera que estoy en contra del Real Madrid significaría que odio el color blanco? ¿Si dijera que no me gusta el Barcelona significa que odio el fútbol? ¿Si opino que Rafa Nadal no sabe jugar al tenis automáticamente hemos de pensar que lo que estoy diciendo es que aborrezco el tenis y me gusta el badminton? Una cosa no tiene que ver con la otra- y por supuesto me encanta Rafa Nadal- pero automáticamente cuando he dicho que no me considero liberal, en vez de preguntarme el porqué y qué fue lo que me hizo cambiar para que quien lo oye pueda escuchar y valorar los argumentos, lo que se hace es asumir que “ya no defiendo la libertad”.
En el libro explicaba que, aquí hay un problema y es que la palabra liberalismo, liberal… suena bien, suena a libertad y ésta es algo que todos entendemos como bueno per se. El problema es que pocos preguntamos qué entendemos por “libertad”. Yo la entiendo del modo aristotélico o, mejor aún- aunque es compatible como mostró Santo Tomás de Aquino- al modo escolástico, es decir, al modo de la Iglesia católica. Una libertad que ha de basarse en la verdad… seguro que todos recordaréis “La verdad os hará libres”. No es al revés, el orden de los factores en este caso cambia mucho, cambia radicalmente el producto. La libertad “liberal” (licencia sería mejor definición) se pone por encima de todo, se pone por encima de la verdad, trastoca el producto… quizás penséis que es una nimiedad, una tontería, un “darle demasiadas vueltas a las cosas”, pero si pensáis que las palabras significan algo os garantizo que las conclusiones a las que se llegan caminando por una senda u otra- la liberal o la católico/aristotélica si lo preferís- es muy diferente y lleva a lugares muy distintos y con conclusiones totalmente contrarias.
Como indica Juan Manuel de Prada en la cita inicial, el liberalismo introduce un cambio sutil en el concepto de libertad- básicamente la definen con la simple “no coacción”- y dicho cambio es peligroso por las implicaciones que tiene. Cuando comenta que, para el liberalismo, la libertad en sí misma es digna independientemente de lo que dicha libertad elija, lo que se está planteando es la primacia de la decisión particular sobre todo lo demás, incluyendo el bien y el mal, incluyendo la verdad (como vemos ahora con la estúpida ideología de género) y poner la libertad- la licencia, más bien- por encima de todo tiene gravísimas consecuencias como hemos visto en el siglo XX. En los inicios del liberalismo- John Locke- podríamos hablar de un liberalismo conservador, que partiendo del error del nominalismo medieval y del subjetivismo del protestantismo se aleja de la libertad real del Hombre por un cambio sutil en la cosmovisión de la naturaleza del ser humano. Pero pese a todo, aún se mantenían en ciertos límites que no sobrepasaban. Pero se quedaban cortos; leyendo a Hobbes, por ejemplo y a Locke, uno se da cuenta que se contentan con buscar buenos “ciudadanos” no buenas personas, mejor dicho buscan ciudadanos educados/civilizados, pero se olvidan de proponer o alcanzar la bondad en las personas… por ello se quedan cortos, porque no alcanzan a ver la naturaleza del Hombre en su totalidad. Por otro lado, estos límites que decía, sin embargo, se sobrepasaron a raíz de la ideología materialista de la Ilustración francesa… que dio paso tanto al liberalismo actual (más centrado en la libertad económica como foco principal) y al marxismo. ¿Nadie se ha dado cuenta que la praxis de la que habla la praxeología de Mises es exactamente la misma praxis materialista del marxismo? ¿Nadie se ha fijado que el propio Hayek intentó, sin conseguirlo, abandonar el utilitarismo materialista de su maestro Mises porque le llevaba al marxismo? ¿A nadie le chocaba todo esto? A mi desde luego me chocó y me propuse aclararme cómo podia ser. Lo mismo que en EEUU los liberals son los de izquierda, no los de derecha. O que los libertarios usen el mismo término que usaban los libertarios, los anarquistas en nuestra Guerra Civil… ¿a nadie le choca? ¿A nadie le parece raro que Mises, usando la palabra “acción” en su libro La acción humana llegue a conclusiones tan alejadas del, entonces, Cardenal Karol Wojtyla que usa la misma palabra “acción” en su libro Persona y acción?
¿Cómo puede ser que las mismas palabras puedan designar cosas que, se supone deberían ser muy diferentes o dar lugar a conclusiones totalmente contrarias? ¿Son libertarios nuestros actuales libertarios? Entonces, dado que la palabra es la misma, deben tener mucho en relación con los libertarios anarquistas marxistas de nuestra Guerra Civil; ¿el qué? La misma ideología, pero vista desde lados distintos. Pero el poso de la misma ideología, que trastoca la verdad sobre la libertad del Hombre y sobre lo que el Hombre es, es la misma. Por eso Hayek vio a donde le llevaba esa ideología liberal de su maestro. ¿Es la “acción” de Mises igual a la de Wojtyla? Uno termina derivando que el recién nacido no es un ser humano, el otro, desde luego, defiende que se es ser humano por propia naturaleza desde el momento de la concepción hasta la muerte natural. No puede ser la misma “acción” y no lo es; en el libro explico el error de usar esa palabra por parte de Mises, su libro debería llamarse La praxis humana, pues su acción no lo es, pues no abarca el todo del ser humano, se queda- como la praxis marxista- sólo en la acción sin valores, en la práctica materialista. De los problemas que los materialistas tienen con la física hablaremos en otra ocasión, pero simplemente quedémonos con que, como define Rocco Buttiglione la praxis es lo que queda de la acción del hombre cuando le quitas los valores morales. Es decir, es una “acción” limitada, impedida, alicorta… no es la acción del Hombre y por eso la visión del Hombre del liberalismo es errónea.
Se contentan con decirme que Rothbard es “un verso suelto” un exagerado que muy pocos coinciden con él. Y yo les repito que no es cierto. Digámoslo con un ejemplo: Hayek ha caminado, como liberal conservador, unos pocos metros en la senda del liberalismo; Mises, pongamos, ha caminado varios kilómetros más allá en la misma senda; Rothbard un auténtico anarcoliberal, ha caminado varios miles de kilómetros. Pero la senda es la misma, a mí no me sirve de consuelo saber que sólo estoy un poco en la senda equivocada… pues esa senda, si soy honesto conmigo mismo, me lleva por la misma argumentación hacia donde está Rothbard y aún más allá. Porque hasta Rothbard, con todas las barbaridades que dice partiendo de una tergiversación y una ocultación, se da cuenta de adonde le puede llevar el siguiente paso y no se atreve a darlo… pero nada hay que impida seguir caminando hasta el auténtico extremo de la ideologia liberal. Y en ese extremo se encuentra el horror. El horror de, como Rothbard, defender el aborto como deshaucio de un inquilino no deseado- cuando el “inquilino” ha nacido ahí, “es” su propia casa-, defender el suicidio aunque Locke, en quien se supone que se basa Rothbard, lo veía claramente prohibido, defender la compraventa de niños- pero, incongruentemente, no la venta de adultos-, defender el soborno, el chantaje y la calumnia, a sabiendas de que con ello se hace daño a terceros (pero, claro, el que calumnia no ejerce “violencia física” sobre otros, como tal, y por eso se admite), defender que nuestro derecho de propiedad es absoluto (pero luego no nos dejan vender ni ser propietarios de esos “productos” que ya no son niños, pero sí han sido producidos y donde Rothbard no demuestra que se haya producido un cambio genético que le capacite para “emanciparse” a ese producto que en su día engendramos), defender que mientras está en el vientre podemos masacrar, quemar, axfisiar o cortar en pedacitos al bebé, pero si ya ha nacido no debemos hacerlo por la “liberal razón” de que “sería grotesco” (cosa que, si no existen valores morales universales… ¿qué más me da que a otro le parezca grotesco algo?, que no mire), defender, en fin, casi cualquier cosa pero sin atreverse a defender la conclusión lógica: la ley de la selva, la ley del más fuerte… pues sabe lo que eso significa y no le gusta.
La libertad liberal, su “ no coacción” es una falsa libertad y sus límites son falsos límites. Por eso termina siendo peligroso. Quizás muchos lectores estéis pensando que “pues sigo pensando que es bueno que el estado no influya mucho en la economía, que no la grave a impuestos, que los bancos centrales no impriman dinero de la nada….”, claro que si. Pero para defender eso- yo lo defiendo- no es necesario ser “liberal”. Un ejemplo para que entendáis porque la Escuela de Salamanca tiene más razón que la Austríaca en un postulado económico.
El valor subjetivo de las cosas. Según los austriacos es subjetivo. Punto. Para los escolásticos, lo que nos dicen es: “generalmente, el precio es subjetivo”. Cierto que ellos no usaban esa terminología sino que decían que depende de la estimación común de las gentes, pero me entendéis. Lo importante en esta frase es el “generalmente”, es decir, ellos tenían razón cuando descubrieron que la valoración tiene un componente subjetivo muy importante y que ha de respetarse… pero no lo absolutizan. El error de los austriacos es absolutizarlo. Al igual que sobre el mercado eficiente que la Academia cree, Buffett dijo: “los académicos han visto que el mercado generalmente se comporta de forma eficiente, pero de ahí han extrapolado que lo es siemrpe. Y esto es como la noche y el día”. Es decir, Buffett, el value, tiene más que ver con los escolásticos que los austríacos. Y los escolásticos tienen razón… porque hay ocasiones, en mercados poco líquidos o donde aún no hay mercado, en el que el valor no viene determinado por la común estimación de las gentes, sino por los costes.
Y ahí está el miedo de los austríacos, pensar que si, como los escolásticos, admiten que hay situaciones donde hay que tener en cuenta los costes se convierten en marxistas que cometen su mismo error, absolutizar el postulado, pero en el sentido contrario. Sin embargo los escolásticos también evitaban el error marxista, pues indicaban que, aunque haya ocasiones donde haya que tener en cuenta los costes, no puede ser siempre pues ello supondría que el comerciante nunca tendría pérdidas, y eso no les parece correcto. Y tenían razon. Y la siguen teniendo siglos más tarde.
Pero de ese error, que parece nimio, del liberalismo se derivan implicaciones muy graves para las personas, por ejemplo respecto al salario mínimo que deberia poder ganar un empleado. Unos no quieren oir ni por asomo de una ley en tal sentido- ni tampoco yo apoyo dicha ley. Otros la quieren imponer pase lo que pase- y también estoy en contra. ¿Cuál es la visión de la
Iglesia/escolástica? Lo tenemos en la encíclica Rerum Novarum o, por ejemplo, en Quadragessimo Anno donde se nos dice que, mientras el empresario pueda, debe pagar un sueldo que a su empleado le permita mantener a su familia (frugal y morigerada para que ahorre y pueda ir creando un pequeño patrimonio). Es decir, recomienda que el sueldo sea suficiente para que el empleado pueda mantener a su familia- no para que viva a todo lujo- y siempre que el empresario pueda permitírselo- no que se arruine él para pagar un sueldo mayor a los empleados. En este sentido, el caso de COSTCO, cuyo CEO es católico, y MERCADONA, que entiendo que el señor Roig también lo es, son casos que demuestran seguir, con conocimiento o sin él, el consejo del papa Pío XI.
Es decir, la libertad aristotélica, la libertad cristiana, la libertad clásica como la han entendido los sabios a lo largo de los siglos, implica también unas obligaciones para con el otro, no el simple aprovecharse de una situación de diferente poder negociador donde uno puede abusar del otro y el otro ha de admitir quedarse con lo que le ofrezcan y dar gracias que no le aprieten más. En el libro explico un caso del propio Nassim Taleb donde indica más o menos lo mismo, pero simplemente bastaría recordar que el que alguien pueda hacer algo y aprovecharse de otro, no significa que deba hacerlo. Esta parte, dado que están libres de valores morales, no les importa a los liberales más acerados, … sólo los que se definen como liberal conservadores, que tienen una mayor presencia de los valores morales como intrínsecos del ser humano, se pueden sentir ciertamente intrigados por todo esto o, incluso, apesadumbrados por defender algo cuyas consecuencias son tan alejadas de la fe que, en teoría, profesan.
Al final, es una cuestión de honestidad intelectual. ¿Les parece bien que el Hombre no lo sea por naturaleza sino cuando alguien, Mises, los nazis, los comunistas, la ministra Montero, quien sea, les dice que “ya lo es” o que “todavía no lo es”- recordad a Leire Pajin y su “está vivo pero no sabemos si es humano”? Entonces sean liberales, pues se olvidan de la verdad sobre el Hombre. Pero, entiendan que les lleva a una gravísima consecuencia, una a la que ni siquiera Rothbard quiso llegar, pues sabía lo terrible que es. Si el Hombre no es lo que es por naturaleza, si lo decide cualquiera, entonces cualquiera puede decidir lo que está bien y está mal, entonces nadie tiene derecho a poner leyes ni restricciones, entonces la “no coacción” es sólo un quedar bien, pero no tendrán más justificación que la fuerza del número (somos más los que opinamos así para poder llevar una vida tranquila), pero no la fuerza de la razón. Si deciden eso, estarán cayendo en el error inicial de querer ser como dioses y decidir ellos lo que está bien- para ellos, claro- y de ahí se llega al horror. Ya lo dijo Dostoyevski “si Dios no existe, todo está permitido” … y si todo está permitido- pues Dostoyevski tiene razón en ese aserto-, no me vengan con “no coacción, sin violencia física”. ¿Por qué no, quién lo manda? ¿La masa, la mayoría, el número? Que le den a la mayoría; serán más individuos pero no son superiores a mí en dignidad.
No soy capaz de entender que se confunda estar en contra del liberalismo- que muchos liberales desconocen lo que implica- con estar en contra de la libertad. Defiendo la libertad, pero no defiendo la licencia, no defiendo la simplista “no coacción”, defiendo la libertad como facultad del Hombre para que, guiado por la recta razón, pueda tomar las decisiones que le llevan a cumplir su naturaleza, naturaleza que le llama a buscar el Bien y evitar el Mal- aunque como débiles que somos, a menudo elijamos “el mal que no quiero”, que diría San Pablo. Por eso terminaba el libro recomendando a los austroliberales que volvieran a la casa escolástica, que vuelvan a los principios y reconozcan que pueden defender el patrón oro desde la escolástica, la no impresión de dinero, salvo excepciones (que siempre olvidan que indica Juan de Mariana), la frugalidad del estado, la libertad de comercio e industria, las leyes pocas y justas e iguales para todos, el precio de mercado como aquél que, generalmente, es el adecuado y formado por las fuerzas el mercado. Para eso no necesitan ser “liberales” y defender otras cosas, les basta con defender la LIBERTAD y eso lo hacían los escolásticos y lo sigue haciendo la Iglesia. Ojito, no estoy diciendo que se conviertan y se hagan católicos, no estoy hablando de fe, estoy hablando de marco conceptual/intelectual, estoy hablando de respetar el marco aristotélico-tomista, no se le pide a nadie que se convierta.
Libertad basada en la Verdad. Al revés no funciona.
Un fuerte abrazo a todos
Miguel de Juan Fernández
ARGOS- VALUE FUND
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