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Pensión contributiva

Una pensión contributiva es un tipo de pensión que se otorga a las personas en función de sus contribuciones al sistema de seguridad social o de pensiones durante su vida laboral. Estas contribuciones suelen estar relacionadas con los ingresos ganados a través del empleo y se descuentan directamente de los salarios de los trabajadores y/o son aportados por los trabajadores.

Una pensión contributiva es como un acuerdo entre tú y el Estado. Imagina que desde el momento en que empiezas a trabajar, apartes un poco de tu salario cada mes y lo pones en una especie de hucha gigante administrada por el gobierno. Esta "hucha" no es solo tuya, sino que se suma al ahorro de todas las personas que, como tú, están trabajando y contribuyendo al sistema de pensiones. De esta manera, el Estado, o mejor dicho, la Seguridad Social se asegura de que, llegado el momento en que no puedas o no quieras trabajar más, ya sea por enfermedad, por jubilación o por otras circunstancias, tendrás un respaldo económico. Así no tendrás que depender completamente de tus ahorros personales o de tu familia.

Ahora bien, ¿qué determina cuánto dinero recibirás al final? Principalmente, lo que ha ido aportando, a través de las cotizaciones a la Seguridad Social, a lo largo de los años. Es decir, cuanto más hayas contribuido al sistema, y ​​durante más tiempo, más alta será tu pensión. De ahí el término "contributiva": recibes en función de lo que ha contribuido. También influyen otros factores, como tu edad, el tipo de trabajo que hayas realizado o incluso el número de hijos que tengas en algunos casos. Pero la base es siempre lo que has aportado.

Uno de los aspectos más interesantes de la pensión contributiva es que se trata de un sistema solidario. Cuando trabajas y contribuyes, no guardas el dinero exclusivamente para ti; en realidad, estás ayudando a financiar las pensiones de quienes ya están jubilados. Y cuando llegue tu turno, serán los trabajadores del futuro los que aportarán a tu pensión. Es una especie de cadena de favores organizada y supervisada por el Estado.

Por último, también es conveniente señalar que en este sistema hay ciertas curiosidades. Por ejemplo, hay un límite máximo y mínimo que puedes recibir, independientemente de lo mucho o poco que hayas contribuido. Además, en algunos casos, puedes heredar parte de la pensión de alguien, como un cónyuge o un padre. También hay circunstancias especiales donde puedes recibir una pensión contributiva sin haber aportado mucho, como sucede con las pensiones de orfandad para hijos de contribuyentes fallecidos.

Tipos de pensión contributiva


Siguiendo con el tema de las pensiones contributivas, es importante saber que hay distintos tipos, adaptados a diversas circunstancias de la vida. No todos llegamos a la jubilación de la misma forma ni con las mismas necesidades, y el sistema trata de cubrir esos diferentes escenarios.

Primero está la pensión de jubilación, que es la más conocida. Llegas a una edad determinada y, después de años trabajando, decide retirarse. En este momento, empiezas a recibir una cantidad mensual basada en tus años de cotización y el dinero que has ido aportando al sistema.

Pero no solo de jubilación vive el hombre, o la mujer. También están las pensiones por incapacidad, que se conceden cuando una enfermedad o un accidente te impiden seguir trabajando. La cantidad que recibes en este caso también depende de tus aportaciones previas y de la gravedad de tu situación.

Luego tenemos las pensiones por viudedad. Si tu pareja muere y ha estado cotizando, o tu pareja cotizó lo suficiente antes de fallecer, podrás recibir una pensión para ayudarte a cubrir tus necesidades económicas. No es algo que nos guste pensar, pero es un alivio saber que el sistema ofrece este respaldo.

También están las pensiones de orfandad, que son para los hijos cuando uno o ambos padres fallecen. Es una forma de asegurar que los más jóvenes tengan cierto soporte económico en una situación tan complicada.

Por último, pero no menos importante, está la pensión a favor de los familiares. Esto es menos común, pero se da cuando fallece una persona que tenía a su cargo a un director familiar como un padre o un hermano, que no puede mantenerse por sí mismo.

¿Quién puede cobrar una pensión contributiva?


Continuando con nuestro tema sobre las pensiones contributivas, ahora nos toca hablar de quiénes pueden ser los beneficiarios de este tipo de pensiones. No todo el mundo tiene derecho a cobrar una pensión contributiva; hay ciertas condiciones que deben cumplirse.

Primero y ante todo, hay que haber cotizado al sistema de la Seguridad Social. Esto es como tener una especie de "tarjeta de socio" del club de las pensiones. Has de haber trabajado y contribuido con tus cotizaciones durante un periodo mínimo de años para poder acceder a estas pensiones. Por ejemplo, para la jubilación, generalmente necesitas haber cotizado al menos 15 años, aunque estos requisitos pueden variar.

Si estamos hablando de una pensión por incapacidad, la cosa cambia un poco. Aquí se tiene en cuenta tu situación de salud y cómo esto afecta tu capacidad para trabajar. Pero igualmente, ha de haber cotizado un mínimo de años, que puede variar dependiendo de tu edad y del tipo de incapacidad.

En el caso de las pensiones por viudedad, el beneficiario suele ser el cónyuge del fallecido. Aquí el requisito principal es que la persona fallecida haya cotizado un mínimo de años. También se tiene en cuenta si el matrimonio estaba en vigor en el momento del fallecimiento y otros factores, como la existencia de hijos en común.

Para las pensiones de orfandad, los beneficiarios son los hijos del fallecido. Aquí lo importante es que el padre o la madre haya cotizado un mínimo antes de fallecer para que sus hijos puedan recibir esta ayuda.

Por último, la pensión a favor de familiares es un caso más específico. Se concede a familiares directos, como hermanos o padres, que estaban al cargo del fallecido y que cumplen ciertas condiciones de edad, invalidez o falta de ingresos propios.

Requisitos para cobrar una pensión contributiva


Dado que ya hemos visto aquellos perfiles que pueden optar a recibir una pensión contributiva, ahora toca hablar de los requisitos que deben cumplir esos perfiles para acceder a este tipo de pensiones. Es como cuando quieres apuntarte a un gimnasio: hay ciertas condiciones que tienes que cumplir para ser socio. Vamos a explicarlo de forma sencilla para que todo quede claro.

Primero, es importante entender que cada tipo de pensión contributiva tiene sus propias reglas, pero hay algunos requisitos comunes. Uno de los más importantes es haber cotizado a la Seguridad Social durante un tiempo mínimo. Es decir, tienes que haber trabajado y pagado tus cotizaciones durante un cierto número de años. Este tiempo varía según el tipo de pensión: por ejemplo, para la pensión de jubilación, necesitas haber cotizado al menos 15 años en total, aunque hay casos en los que se requiere un período más largo.

Otro punto a considerar es tu situación en el momento en que solicitas la pensión. Si estás pensando en jubilarte, debes tener en cuenta tu edad. En España, la edad legal de jubilación va subiendo poco a poco, pero actualmente se encuentra en torno a los 65 o 67 años, dependiendo de tu historial de cotizaciones.

En el caso de las pensiones por incapacidad, se evalúa tu estado de salud. Un equipo médico determina si estás capacitado para trabajar o no. Pero no basta con estar enfermo o tener una discapacidad; Necesitas también haber cotizado un número mínimo de años.

Para las pensiones de viudedad, uno de los requisitos es que el fallecido haya cotizado al menos 500 días dentro de los 5 años anteriores al fallecimiento o 15 años a lo largo de su vida laboral. Además, se suelen pedir documentos que prueben la relación con el fallecido, como el certificado de matrimonio.

¿Cómo se calcula una pensión contributiva?


Ahora que sabemos quién puede acceder a una pensión contributiva y qué requisitos hay que cumplir, sabemos de cómo se hace el cálculo de la cantidad que te corresponderá. Imagina que has estado metiendo dinero en una hucha durante años y, al llegar el momento, quieres saber cuánto puedes sacar cada mes. Pues en el caso de las pensiones contributivas, el cálculo es un poco más complejo que abrir la hucha y contar el dinero, pero intentaré explicarlo de forma sencilla.

El primer punto a tener en cuenta es tu historial de cotizaciones. En resumen, se mira cuánto ha cotizado a la Seguridad Social durante tus años de trabajo. Se hace una media de las bases de cotización, que es la cantidad sobre la que has estado pagando tus cotizaciones sociales. Pero ojo, no se toma en cuenta todos los años que ha trabajado, sino solo los últimos antes de jubilarte. Actualmente, para calcular la pensión de jubilación, se consideran las bases de cotización de los últimos 25 años.

Una vez que se tiene esa media, se le aplica un porcentaje que depende de los años que ha cotizado. Por ejemplo, si has cotizado 15 años, se te aplica un 50%. Si has cotizado 37 años o más, llegas al 100%. Así que cuanto más tiempo hayas cotizado, mayor será el porcentaje y, por lo tanto, mayor será la pensión.

Para otros tipos de pensiones contributivas, como las de incapacidad o viudedad, el cálculo puede variar, pero siempre se tiene en cuenta la cantidad sobre la que ha cotizado y el tiempo que lo ha hecho.

Y aquí va un detalle que a menudo pasa desapercibido: la pensión se actualiza cada año con el IPC (Índice de Precios al Consumidor), lo que significa que se ajusta con la inflación para que no pierda poder adquisitivo.

Diferencia entre pensión contributiva y pensión no contributiva


Después de entender cómo se calcula una pensión contributiva, es bueno que sepamos que no todo el mundo tiene acceso a este tipo de pensión. Aquí es donde entra en juego la pensión no contributiva, una especie de "red de seguridad" para las personas que no cumplen los requisitos para acceder a una pensión contributiva.

Empecemos por la pensión contributiva, la que acabamos de detallar. Esta se financia con las cotizaciones que tú y tus empleadores aportan a la Seguridad Social durante tus años de trabajo. Es como si durante toda tu vida laboral estuvieses guardando un poco de tu sueldo en una hucha gigante que luego te devolverá una cantidad mensual en forma de pensión.

En cambio, la pensión no contributiva no se financia con las cotizaciones del trabajador, sino que viene directamente de los fondos generales del Estado. Es decir, no necesitas haber cotizado un número mínimo de años para acceder a ella. Esta pensión se da en situaciones particulares, como cuando una persona tiene una discapacidad reconocida pero no ha cotizado lo suficiente, o cuando una persona mayor no ha trabajado lo necesario como para recibir una pensión contributiva.

Entonces, ¿qué las diferencias principalmente? Pues primero, el dinero que recibirás. Las pensiones contributivas suelen ser más altas porque están basadas en lo que se ha cotizado. Las no aportativas son más bajas y se conceden en base a la necesidad económica del beneficiario.

Otro punto importante es el tema de los requisitos. Para la pensión contributiva se pide un mínimo de años cotizados, mientras que para la no contributiva lo que se evalúa es la situación económica y social de la persona, sin importar si ha cotizado o no.

En definitiva, la pensión contributiva se basa en el esfuerzo y los años que ha dedicado a trabajar y cotizar al sistema. La pensión no contributiva es más una medida de protección social para quienes no pueden acceder a una pensión contributiva pero se encuentran en una situación de necesidad.

Ejemplo de pensión contributiva


Después de este recorrido por el mundo de las pensiones contributivas, ¿qué mejor que cerrar con un ejemplo práctico que nos ayudará a entender todo de forma más clara? 

Imaginemos a Marta, una mujer que ha trabajado como enfermera durante 35 años y que está a punto de jubilarse. Durante todos estos años, Marta y su empleador han estado contribuyendo al sistema de la Seguridad Social, lo que le dará derecho a una pensión contributiva.

Supongamos que Marta ha cotizado con un salario medio de 30.000 euros al año. Según las normas actuales, para calcular su pensión se tomará el salario de los últimos 25 años y se hará un promedio. Una vez obtenido ese promedio, se aplicará un porcentaje que aumentará cuantos más años haya cotizado Marta. En su caso, con 35 años cotizados, le correspondería aproximadamente un 80% de su salario medio.

Por tanto, si Marta tenía un salario medio de 30.000 euros al año, al jubilarse recibiría como pensión contributiva un 80% de esa cantidad dividida entre 12 meses. Esto le proporcionaría un ingreso mensual en su jubilación bastante decente, todo gracias a sus años de trabajo y las cotizaciones al sistema de la Seguridad Social.

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Pensión contributiva, Francisco Coll, 18 de septiembre del '23, Rankia.com
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