El ROA (Return on Assets) es una métrica financiera que mide la rentabilidad de una empresa en relación con sus activos totales.
Un ROA alto significa que los activos de una empresa generan un alto beneficio, mientras que un ROA bajo se interpreta como que los activos de una empresa no generan excesivas ganancias.
Esta métrica se calcula dividiendo el
beneficio neto de una empresa por su total de activos. El resultado se expresa en porcentaje.
Por ejemplo, un ROA de un 20% significa que por cada 100 euros de activo, el beneficio neto de la empresa es de 20 euros. Así, un ROA alto siempre será mejor, ya que la empresa necesitará menos activos para obtener un determinado nivel de utilidades.
Además, con un ROA mayor, para el mismo nivel de beneficio, como los activos necesarios serán menores, la inversión que se tendrá que llevar a cabo para mantenerlos será menor.
Fórmula del ROA
La fórmula para calcular el ROA es la siguiente:
En el numerador tenemos el beneficio neto que es la ganancia que obtiene la empresa luego de descontar todos los gastos, incluyendo incluso la depreciación, los intereses y los impuestos. Este dato se recoge en la cuenta de resultados.
Asimismo, en el denominador colocamos los activos totales de la compañía, que son todos los bienes o derechos que posee, y de los que se espera una rentabilidad en el futuro.
¿Por qué es importante el ROA?
El ROA es una métrica relevante, ya que permite a inversores y analistas financieros comparar la
eficiencia en la generación de beneficios de una empresa en relación con sus activos. Un ROA más alto indica que la empresa está utilizando de manera más eficiente sus activos para generar beneficios.
Es crucial tener en cuenta que el ROA no es una medida perfecta y tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, no tiene en cuenta el coste de capital de la empresa ni la estructura de su deuda, lo que puede dar una imagen distorsionada de su rentabilidad.
Además, el ROA puede variar significativamente de un período a otro, por lo que se recomienda analizarlo en el contexto de un plazo más largo. Por otro lado, hay que tener en cuenta que el ROA, al igual que otros ratios de rentabilidad, debe compararse con el obtenido por empresas del mismo sector.
Cómo se compara el ROA con otras métricas financieras
Al comparar el ROA con estas otras métricas, es importante tener en cuenta que cada una tiene un enfoque diferente y puede proporcionar información valiosa sobre el rendimiento de una firma.
Por ejemplo, el ROE puede ser útil para comparar el rendimiento de una empresa con el de sus pares del mismo sector, mientras que el ROI puede ser usado para determinar si invertir en un proyecto o empresa es rentable. Esto, contrastando el retorno neto contra el costo de la inversión.
Cabe recalcar que, a diferencia del ROA, el ROE tiene en su denominador el patrimonio neto de la firma y no los activos totales.
En cualquier caso, es fundamental analizar todas estas métricas de manera conjunta para tener una visión completa del rendimiento de una empresa.
Cuando se compara el ROA con el
coste del capital, se puede determinar si la empresa está generando suficiente rentabilidad para cubrir el coste de obtener financiación.
Si el ROA es mayor que el coste del capital, entonces la empresa está generando una rentabilidad adecuada y podría considerarse una inversión atractiva. Si el ROA es menor que el coste del capital, entonces la empresa no está generando suficiente rentabilidad y podría ser considerada una inversión menos atractiva.
La estructura de capital también puede afectar el ROA de una empresa de varias maneras. Por ejemplo, si una empresa utiliza una alta proporción de endeudamiento en su estructura de capital, puede tener un mayor ROA debido a los intereses deducibles de impuestos que se pueden obtener con la deuda. Sin embargo, también puede aumentar el riesgo financiero de la empresa si no está bien gestionada.
¿Sirve el ROA para comparar empresas de diferentes sectores?
El ROA, en teoría, puede ser empleado para comparar empresas de diferentes sectores. Sin embargo, esto no es lo más recomendable porque el sector sí influye en el resultado. Por ejemplo, una firma financiera y una minera tienen demandas de capital y beneficios esperados muy diferentes.
Lo más sugerible es comparar el ROA con el de otras empresas del mismo sector. Pero, además, se debe tener en consideración el ciclo por el que está atravesando la compañía, si recién está en crecimiento o ya en un periodo de consolidación.
Además, hay que tener en cuenta que el ROA de una empresa puede ser influenciado por varios factores, como su estructura de capital, la eficiencia en la gestión de activos y la calidad de las inversiones, por lo que no debe utilizarse como la única medida de comparación.
Para hacer una comparación más precisa, es importante considerar factores variados que puedan afectar los resultados del negocio, como la rentabilidad del sector en el que opera, el tamaño de la firma, el riesgo financiero, entre otros.
Otra comparación que se tendrá que hacer es respecto al ROA obtenido por la misma empresa en periodos anteriores. De ese modo, se podrá saber cómo ha venido evolucionando este indicador.
Por último, es relevante analizar la coyuntura del mercado y de la propia organización, ya que el ROA puede variar significativamente a lo largo del tiempo debido a cambios en las condiciones económicas y en la propia empresa.
Cómo puede una empresa mejorar su ROA
Hay varias maneras en las que una empresa puede mejorar su ROA:
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Aumentar las ventas: Esto puede lograrse mediante la implementación de estrategias de marketing efectivas para atraer a más clientes.
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Reducir los costes: Esto se puede lograr mediante la reducción de gastos innecesarios y la mejora de la eficiencia en la producción y en el uso de recursos.
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Mejorar la eficiencia: Esto incluye la implementación de sistemas de gestión efectivos y la adopción de prácticas de gestión de calidad.
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Invertir en activos: La inversión en activos productivos, como maquinaria, tecnología o propiedad intelectual, puede ayudar a mejorar el ROA al generar mayores ingresos o reducir los costes a largo plazo.
Limitaciones del ROA
La principal limitación del ROA es que no tiene en consideración el nivel de apalancamiento de la empresa. Esto, en contraste con el ROE que incluye en el denominador solo el patrimonio.
Podemos verlo de la siguiente manera: En el ROA estamos comparando el rendimiento de los inversores (el beneficio neto), contra con los activos que son financiados tanto por los inversores como por los acreedores mediante deuda.
En ese sentido, para corregir esta inconsistencia, se pueden utilizar las siguientes fórmulas alternativas:
En las fórmulas, t es la tasa de impuestos, mientras que el
EBIT es el resultado de explotación.
Ejemplo de cálculo del ROA
Supongamos que tenemos los siguientes datos (todos en euros):
Pasivo: 10.000
Patrimonio: 15.000
EBIT: 8.000
Intereses: 500
Impuestos: 1.875
Para calcular los activos, recordemos que estos son iguales al pasivo más el patrimonio:
Activos: 15.000+10.000= 25.000
Para el beneficio neto, restamos al EBIT los intereses e impuestos:
Beneficio neto: EBIT- intereses- impuestos= 8.000-500-1.875= 5.625
El ROA sería: 5.625/25.000= 0,225
La interpretación del resultado es que por cada 100 euros invertidos en activos, la empresa gana un beneficio neto de 22,5 euros.