ROMÁNTICO ANIMAL
22-09-10
Decía Oscar Wilde que la mujer es un animal de pelo largo e ideas cortas. O también: que las mujeres, después de llorar (lagrimas de cocodrilo), se suenan los mocos. O incluso: que sólo existen dos tipos de mujeres: las feas y las pintadas. Caramba con Wilde.
Menudo recital de misoginia. Alma torturada en un época muy victoriana, nunca hemos comprendido ese odio a la mujer del hombre más ingenioso de su época, cuando por lo que sabemos, los homosexuales suelen ser los mejores amigos de las mujeres y sus más atentos y comprensivos confidentes.
La mujer, ante el hombre homosexual, se relaja plenamente, y sabe desde el principio que su interlocutor no va a querer tirársela, como suele ser impenitente manía de la mayoría de los hombres. Además, cuenta la mujer con que su corazón no le traicione, y que no se enamore de alguien que nunca la podrá querer como hombre, si acaso como amigo. Por eso las mujeres suelen estar tan a gusto con los homosexuales. Hasta se desnudan sin pudor ni aprensión delante de ellos.
El otro día vimos en la tele un concierto en directo del gran Alejandro Sanz, que no sólo es un gran compositor, sino un fino y original poeta, con un estilo moderno y deslumbrante en sus tropos y figuras literarias. Además, es de esos músicos que ganan en directo, y según nos han contado, porque nosotros no vamos a conciertos. Demasiada gente que no conocemos y encima hay que aparcar el coche. Pues no.
Y así, nos sorprendió el fervor del público, la mayoría femenino y no precisamente joven. De treinta años para arriba, y mucha deliciosa cuarentona, que es cuando la mujer se encuentra en su verdadera plenitud.
Hubiéramos entendido ese fervor, ese recogimiento, esa levitación colectiva en adolescentes muy hormonadas. Pero nos sorprendió en mujeres ya hechas y muy derechas, que no de derechas.
Leímos en algún sitio que desde tiempo inmemorial (o sea, que no se sabe desde cuándo) los hombres tipo jefes de la tribu, sacerdotes, chamanes y sujetos parecidos, utilizaban el baile, la música y la canción como medios para someter/fascinar a la mujeres, para afianzar su liderazgo e influencia en la tribu.
Esto nos suena a antropología, ciencia que nos interesa pero de la que no sabemos nada. Pero la idea nos gustó, y la pudimos comprobar viendo el concierto de Alejandro Sanz.
La mujer es un romántico animal, y siempre lo será. Vamos a investigar por qué.
Si una adolescente y su madre se comportan de la misma manera en un concierto de Alejandro Sanz, es que algo tienen en común. En este caso, la gran diferencia de edad y de gustos y hasta de mentalidad no es un obstáculo. Algo más profundo, universal y atemporal comparten: su incorregible romanticismo.
Algunos hombres necios, posesivos y celosos, piensan mal de las mujeres que se emocionan escuchando un concierto o viendo una película de cine si algún atractivo actor o cantante es el protagonista. No saben esos hombres que las mujeres no se enamoran de otros hombres, sino del amor, del ideal romántico que llevan grapado para siempre en su ADN emocional.
Las mujeres se terminan enamorando de nosotros, los hombres concretos e individuales. Pero porque no les queda otra. No se van a enamorar de un árbol, por ejemplo. Como mucho, y cuando están muy desengañadas y hartas, se compran un perro, que suelen dar menos disgustos y son más manejables.
La sensibilidad de la mujer es tal, no importa su edad, que una simple canción en directo de Alejandro Sanz puede reactivar su latente deseo de encontrar ese tan anhelado ideal romántico. Si es la madre, se conformará con lo que tiene, y aunque haya hombres que son peores como pareja que los árboles. Y si es la hija, y ventajas de la edad y de tener toda una vida por delante, soñará todavía con encontrarlo. No sabe la pobrecita que lo más probable es que nunca lo encuentre.
De dónde nace ese inagotable romanticismo de tan romántico animal?
En un principio pensamos que de su empatía, de las que las mujeres son dueñas y soberanas. Pero no, porque el amor implica una forma de egoísmo: necesito querer y necesito ser querida.
No estamos muy seguros, porque tanto no conocemos a las mujeres. Para eso tendríamos que ser o bien mujeres o bien homosexuales, y la verdad que no nos apetece, sobre todo lo último. Puede que haya alguna razón evolutiva que se nos escapa, porque en la Naturaleza, si atendemos a Darwin, no existe nada ocioso y sin finalidad.
Un misterio. Creemos que es tan romántico animal porque la mujer no puede vivir sin sentimientos ni emociones, y aunque sean dolorosos.
Las emociones, o el alimento primario de las mujeres.
Las mujeres pueden vivir sin muchas cosas (sin sexo, sin dinero y hasta sin bolsos ni zapatos ni teléfono), pero jamás sin emociones. Las mujeres, ay, son todo ellas emociones. Qué mal las cuidamos.