Es frecuente leer a operadores consolidados que alguna vez se han arruinado o incluso he escuchado que hasta que no te arruinas alguna vez no sabes operar en bolsa. Si partimos del concepto de que podemos aprender de cada error podemos concluir que de una ruina podemos aprender bastante. Pero aún así está claro que el primer objetivo de un operador debe ser preservar el capital con el que está operando para no tener que dejar de hacerlo. O dicho de forma más clara, el primer objetivo de un operador es no arruinarse.
Errores los hay de todos los tipos, unos nos pueden pueden tumbar una estrategia o nos pueden provocar que nos estanquemos como operadores. Hay otros que directamente nos encauzan hacia la ruina. Esos son nuestro objetivo hoy.
Pongo cinco pero como se dice en ocasiones: son todos lo que están pero no están todos los que son. Veamos nuestra selección:
Poner todos los huevos en la misma cesta.
Es una recomendación oída en multitud de ocasiones pero que, aunque es tenida en cuenta, no se aplica de forma efectiva.
Su sentido es obvio: la diversificación en operaciones diferentes hace que cada uno de los errores que podamos cometer en una de ellas tengan un peso menor o incluso que se puedan complementar unos resultados con otros.
No siempre es fácil diversificar. Si diversificamos en subyacentes que tienen valores muy similares realmente no lograremos el objetivo.
Afortunadamente hay muchos otras maneras de conseguir la diversificación:
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Mismo subyacente pero con entornos del mercados diferenciados claramente.
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Con diferentes formas de operar, teniendo pesos equilibrados unas con otras.
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Diferentes volatilidades.
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O incluso, simplemente, con diferentes marcos temporales.
Olvidar la relación que existe entre riesgo y beneficio
No falla, el mercado nunca regala nada. Si obtienes un beneficio es porque estás corriendo un riesgo equivalente o mayor a ese dinero, muy difícilmente menor.
Si de repente parece que te cae el dinero del cielo es que hay algo que falla, hay una parte de tu estrategia que no estás controlando y eso te coloca en una situación delicada. Tienes que saber de dónde viene ese margen adicional.
Si no lo adivinas será el propio mercado el que te lo recuerde, pero cuando ya te haya hecho un agujero en el bolsillo.
Operar en solitario
Operar es una tarea complicada. Y como en cualquier tarea complicada es un trabajo que se hace mejor en equipo.
Podrás contar con la experiencia de los que han pasado por tu mismo camino con anterioridad, podrás también contrastar tus ideas y aprender ideas nuevas de los que están haciendo lo mismo que tu. Y tendrás también a alguien que te podrá entender en una actividad tan peculiar como esta.
Lo mires por donde lo mires operar en solitario no es una buena idea.
Ser demasiado ambicioso.
Personalmente no creo que la ambición sea un problema por si misma. Está bien aspirar a ser mejor de los eres y plantearte metas que constituyan un desafío. El problema es cuando no sabes medir tu propia ambición.
Un exceso de ambición puede generar problemas en dos sentidos:
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Frustación por no conseguir unos objetivos demasiado altos.
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Tentación de saltarte las reglas, de ir más rápido de lo que tus capacidades y el propio mercado te permiten.
Ser prepotente.
Si sólo tuviera que elegir unos de los rasgos problemáticos me quedaría con este. La prepotencia es la puerta de entrada a la ruina.
- El prepotente no tendrá problema en colocar todos los huevos en la misma cesta porque está convencido de que el mercado hace lo que él dice, y no al revés.
- Le parecerá normal obtener un beneficio considerable con un bajo riesgo, él ha encontrado la clave y ni siquiera se ha tenido que esforzar para hallarla.
- No quiere ni necesita trabajar en equipo, él sólo se basta y se sobra. Y cuando otros operadores le ponen en evidencia sus errores en lugar de agradecerselo lo considera como una ofensa.
- También inflará su ambición todo lo que su capital y el broker le permitan. A más mejor.
Y finalmente el mercado le pondrá en su sitio. Es una cuestión de tiempo.
Cinco problemas y mis cinco soluciones:
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Conformarte con el beneficio que te de tu capacidad de correr riesgos. No corras más riesgos que los que sepas gestionar.
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Diversifica de forma efectiva.
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Trabaja en equipo, comparte lo que sepas y estate abierto a nuevas ideas. Las críticas constructivas deben ser bienvenidas.
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Se tan ambicioso como tu capacidades y el mercado te permitan, no rompas ninguna regla que no domines perfectamente.
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Ten respeto al mercado, no seas prepotente.
Y a riesgo de parecer un telepredicador pongo otra más: no te creas nada que no hayas probado por ti mismo, empezando por esta entrada.
Hasta la próxima.