En las dos entradas anteriores comentamos la similitud entre la fiebre del oro y el trading y por qué era improbable obtener ingresos importantes en los primeros tanteos con el trading. Este era el primero de tres rasgos que destacamos en el supuesto camino a la riqueza inmediata:
- Medio rápido de encontrar mucha riqueza.
- La carencia de unos grandes requisitos tanto económicos como personales para lograr esa riqueza.
- Una sensación de urgencia que provoca una necesidad de acción inmediata.
Vamos a abordar el segundo: La carencia de unos grandes requisitos tanto económicos como personales para lograr esa riqueza. Se nos dice que esto es posible por dos razones:
- El apalancamiento multiplica tu dinero por lo que con una cifra relativamente pequeña puedes hacer operaciones que teóricamente precisarán una capital mucho mayor.
- Siguiendo unas sencillas reglas que se aprenden en unas semanas es posible vencer al mercado y sacar dinero. Afortunadamente estas reglas vienen en un documento que se proporciona al abrir la cuenta. La gestión del capital o tu propia actitud frente a las operaciones no se suele abordar.
Como en la entrada anterior, siento decirte que mi experiencia va en la línea opuesta. Es más, en el caso de admitir estas premisas como ciertas estarás colocando tu capital en una posición de riesgo que te resultaría inadmisible en otros ámbitos.
Vamos a verlo en detalle: respecto al apalancamiento habría mucho de comentar, no sólo sobre su papel en la operativa sino sobre su papel en la situación de crisis en la que nos encontramos actualmente. Para no desviarnos del tema de la entrada podemos decir que la cifra que marca el éxito o fracaso de una estrategia no es la cantidad que ponemos encima de la mesa sino la cifra máxima que podemos perder o la ganancia que tenemos como objetivo. Es decir, el nivel de riesgo que estamos abordando.
Como ya vimos en la entrada de la semana pasada para poder abordar operaciones de riesgo alto de forma consistente vamos a necesitar una alta capacidad para gestionar el riesgo, que es difícil que se tenga desde el comienzo. Por tanto el apalancamiento, inicialmente, no va a ser la llave del tesoro. De nada nos sirve poder apalancarnos mucho si no tenemos capacidad para sacar adelante la estrategia que resulta.
La pregunta de si hace falta una capital elevado para obtener un rendimiento adecuado depende de lo que entiendas por ‘elevado’ y ‘adecuado’. Lo que es obvio es que a mayor sea el capital menor es el riesgo que tienes que afrontar en cada estrategia para obtener ese beneficio y mayor es la posibilidad de éxito a medio plazo.
Cada estilo de trading va a tener unos requisitos y beneficios propios por lo que la respuesta sólo te la pueda dar la propia experiencia de operación. En cualquier caso los $10.000 precisos para abrir la cuenta en algunos brokers son sólo una cifra de partida.
Vamos con el punto dos. Lo primero que hay que decir sobre las reglas mágicas para operar con éxito es que no existen. La causa principal es que no se puede considerar al mercado como un sistema mecánico. El argumento de haces esto y obtienes aquello no funciona. Puede que funcione a veces pero desde luego no siempre, y esto es por el proceso mismo de generación del precio. La conjunción de motivaciones de los individuos e instituciones que compran o venden incluyen multitud de elementos no predecibles, como el estallido de una guerra, o irracionales, como el miedo o la euforia.
Se podría pensar que acertando la mayor parte de las veces, dejando su hueco al azar, sería suficiente. Puede que sí pero lo más probable es que las pérdidas ocasionales se coman buena parte de nuestros beneficios o incluso nos metan en pérdidas.
Un ejemplo de lo anterior lo podemos ver en aquellos operadores de Iron Condor para los que los ajustes o los análisis de griegas son prescindibles. Con estos criterios plantearán su estrategia y esperarán confiados a que termine bien basándose en el alta probabilidad que le da el gráfico de riesgo. Durante unos meses puede que funcione bien pero tarde o temprano el tema se le irá de las manos desapareciendo de golpe los beneficios que había ido acumulando poco a poco. En las rectas todos sabemos conducir pero es en las curvas donde se marcan las diferencias.
Y es ahí donde yo veo la clave, en la calidad de la gestión de cada estrategia, en la gestión de ti mismo y en la gestión de tu dinero. Lo podríamos ver como si fuera un taburete, con tres patas en las que ninguna debe fallar:
- El sistema de trading, el que no dice que debemos hacer en cada circunstancia del mercado.
- La gestión monetaria o uso que hacemos de nuestro capital.
- Sicología en la operación o como nos comportamos mientras operamos.
El perfil personal y laboral de cada uno puede aportar bastante en cuanto a gestión monetaria y sicología. De la misma manera el estilo de trading puede liberar o cargar de peso a las otras patas.
Unir los tres elementos en un conjunto rentable y en el que te sientas razonablemente cómodo no se puede considerar un proceso rápido. Como decía al final de la entrada de la semana pasada hay que verlo con una perspectiva de medio plazo.