En un momento en el que el sueño chino está llegando a su fin, debido a la reducción del crecimiento económico de los últimos trimestres, el gobierno central decide bajar la tasa de interés sobre préstamos.
Es evidente que todos los inversores lo tenían claro: el ritmo de crecimiento que China venía experimentando en los últimos años no se iba a mantener mucho tiempo. La pregunta del millón que nos hacemos todos es si la caída va a hacerse de manera gradual, (cosa que es sostenible y no tendrá por qué afectar negativamente a la economía global) o si por el contrario, será un desplome, que podría tener nefastas consecuencias, no sólo sobre el gigante asiático, sino sobre la economía mundial.
No nos alarmemos... esta bajada de crecimiento es algo totalmente normal y que tenía que llegar tarde o temprano. Por una parte, la burbuja inmobiliaria ya está llegando a su límite, cosa que hace que la demanda sobre la vivienda se esté reduciendo, y esto es algo que va a seguir haciendo. Muchos hemos oído hablar de las gigantescas “ciudades fantasma” en China, que muchos ven como un presagio de hecatombe. Dicho eso, la situación no es para nada tan crítica como muchos creen, la economía china es muy diferente de la española. El fuerte éxodo rural que sigue habiendo acabará, tarde o temprano, encontrando a la oferta cuando los precios bajen, sin que lleguen a desplomarse del todo.
Por otra parte, la estructura de la economía china hace que el país tenga más de una fuente de ingresos que contribuyen a su crecimiento. No nos olvidemos que es la nación nº1 a nivel del valor de exportaciones, cosa que efectivamente se encuentra amenazada debido al encarecimiento de la mano de obra, pero no es una fuente de ingresos que desaparecerá de un día para otro.
Si a esto se le añade un posicionamiento global de las empresas chinas cada vez más importante en el mundo, y una deuda que, a pesar de ser creciente, está muy concentrada (la mayoría del endeudamiento chino lo generan las empresas estatales y las inversiones de los gobiernos locales, cosa que es buena ya que los bancos, también controlados por el estado, serán más flexibles con sus deudores), se puede decir que todavía no es hora de saltar del barco, siempre y cuando el gobierno chino controle vaya controlando su endeudamiento, que es una posible amenaza.
ELOYRC