No soy tan prolífico en artículos ni en visitas a Rankia como quisiera. Lo cierto es que el pasado curso se ha revelado como uno de los más agitados de mi aún corta existencia, tanto en el ámbito laboral como en el académico, y por supuesto, el personal. Ello me ha impedido, especialmente el segundo de los aspectos citados, dedicar tiempo a Rankia, tanto a leer como a escribir. Por ello, pido disculpas simbólicas a todos.
Este nuevo curso supone una nueva andadura. Afortunadamente, el ciclo académico coincide con el curso de actividad de la empresa en la que trabajo, lo cual me permite hacer borrón y cuenta nueva cada septiembre desde hace tres años. En pocos días, procederé a la defensa del proyecto de investigación que acapara mis recursos, parte de mi ocio y casi todas mis ilusiones. La ilusión de quien desea saber cada día un poco más de ese caballero que nos trae a todos locos: Mr. Market. Si consigo que sea aprobado, como he dicho, supondrá un nuevo camino a recorrer. Y si no, pues también, por supuesto, aunque no en la dirección deseada.
Mi deseo en este blog es seguir comentando, y relatando, todo lo que los mercados puedan ofrecer desde o hacia el ámbito académico. Una de las cosas que quiero hacer es poneros de manifiesto aquellos artículos que se consideran importantes para la ciencia financiera, o que considero curiosos, como ocurrió con el post Shaking the ground. De ese modo, vosotros, inversores con más o menos “trabajo de campo” a vuestras espaldas, podréis (deberéis, lo necesito!) darme vuestra opinión, vuestros comentarios, vuestras críticas. Así, podremos entre todos cerrar la brecha que siempre ha separado la teoría y la práctica financieras (es una fijación personal, he de reconocerlo).
Gracias por vuestra paciencia y comprensión a todos los que leéis, comentáis y recomendáis. Pasados, presentes y futuros.