Quiero inaugurar este blog agradeciendo a Rankia que, como ya ha hecho en otras ocasiones, me dé voz sin ningún tipo de censura. Escribiré sobre un caso real en el que se conjugan varios elementos cual ensaladilla rusa: Blockchain, banca, Abanca, paraísos fiscales y sucesos paranormales.
Empecemos por el principio. Después de casi un año de trabajo y realizando un importante esfuerzo económico logré, junto a un gran equipo de colaboradores, fundar la primera entidad sin ánimo de lucro del mundo que brindará transparencia 100 % a todos los donantes, sponsors y partners gracias a la implementación de tecnología Blockchain en su propio ecosistema. Su nombre es Fuertes Razones y será presentada al público el próximo 30 de Noviembre.
El término anglosajón Blockchain se refiere a una cadena de bloques que cuenta con un registro único, consensuado y distribuido en varios nodos de una red. Podemos imaginarlo como un libro contable donde se registra cada una de las transacciones. Se estima que su aplicación crecerá en un 51% para el 2022 en varios mercados, como el de las instituciones financieras o el de Internet de las Cosas (IoT).
A nivel geopolítico Estonia lo aplica desde hace años en sus administraciones públicas. La garantía jurídica y seguridad que ofrece a los ciudadanos es superlativa y además atrae mucho capital foráneo al eliminar burocracia innecesaria. Se lo considera el primer país digital del mundo.
Respecto a la banca tradicional poco hay que decir que no sea vox populi. En España, al igual que en el resto de instituciones la transparencia es una quimera. Aún sigo esperando alguna noticia sobre la devolución del rescate, me refiero al segundo rescate, porque el primero se forjó a través de la mayor estafa cometida por entidades bancarias en masa: las preferentes.
Solo hay que fijarse cómo gestionó una crisis similar Suecia para darse cuenta de que España está a años luz de considerarse un Estado de Bienestar digno y desarrollado. En 1992 dicho país nórdico entró en caída libre tras el desplome del precio de los inmuebles, provocando que cinco de los siete bancos principales se volvieran en la práctica insolventes. Su gobierno inyectó en ese momento el equivalente en coronas a unos 19.000 millones de dólares actuales.
El viceministro de finanzas sueco por aquél entonces, Bo Lundgren, lo resumió en una entrevista al diario The New York Times: "Cuando intervengo un banco prefiero conseguir una participación para que los contribuyentes salgan beneficiados". En otras palabras, exigió la entrada de representantes del Estado en los consejos de administración de los bancos rescatados como contrapartida a la ayuda. Como resultado los contribuyentes recuperaron el dinero y -algunos afirman que hasta salieron ganando- cuando la economía del país prosperó.
Tras esta disertación introductoria me voy a la cocina para desmenuzar la ensaladilla e intentar explicar la historia entrelazada entre una oficina de Abanca ubicada en Pontevedra, los paraísos fiscales y ciertos sucesos paranormales. El papel de actor principal del film lo juega el "señor director" al que hago referencia al estilo “papeles de Bárcenas”, representando al Vito Corleone contemporáneo en modo banquero. Nos dirigimos a él con el objetivo de abrir la primera cuanta bancaria de la asociación sin ánimo de lucro, debidamente registrada y aprobada por la Xunta de Galicia. Tras entregar la documentación requerida estuvimos un mes esperando noticias y después de tanto tiempo le envié un email en calidad de presidente de la entidad sin ánimo de lucro pidiéndole un poco más de agilidad, porque de lo contrario tendríamos que optar por otra firma bancaria (que finalmente fue lo que hicimos).
La hipótesis más plausible es que el "señor" sufriese un ataque de ego narcisista ya que paralizó de forma arbitraria la apertura de la cuenta que el equipo jurídico de Abanca probablemente ya había aprobado. A partir de ese email, que nos recordó veladamente en cada conversación mantenida a posteriori, se sucedieron las excusas: que si la fusión de oficinas de Abanca en Pontevedra, que si la banca electrónica estaba deshabilitada y por último el plato fuerte, mezclando alubias con almejas… ¡al echarle la culpa a la República de Chipre!
Sí, según ese "señor" se trata de un paraíso fiscal, algo totalmente falso que demostraré a continuación, aunque no tenga relevancia alguna respecto a la cuestión inicial, la que el Vito Corleone pontevedrés transformó en un suceso paranormal. En cualquier caso, intentaré arrojar luz sobre este asunto.
¿Qué es necesario para que un país sea considerado un paraíso fiscal?
- Que haya falta de transparencia.
- Que no imponga tributos o estos sean solo nominales.
- Que sus las leyes o las prácticas administrativas no permitan el intercambio de información para propósitos fiscales con otros países en relación a contribuyentes que se benefician de los bajos impuestos.
- Si permite a los no residentes beneficiarse de rebajas impositivas, aun cuando no desarrollen efectivamente una actividad en el país.
Otro rasgo identificativo de un paraíso fiscal suele ser la existencia de estrictas leyes de secreto bancario.
Ni la OCDE ni la Unión Europea consideran a la República de Chipre como un paraíso fiscal precisamente porque los supuestos anteriormente mencionados no son aplicables. Es más, la República de Chipre ha establecido un acuerdo de intercambio de información desde hace años y está vinculado a la normativa fiscal de la Unión Europea. En este país el impuesto de sociedades está fijado en un 12.5% y el equivalente al IRPF de España es también progresivo por tramos y por supuesto se paga Seguridad Social e IVA.
En cualquier caso, reitero que se trata de una entidad sin ánimo de lucro con un NIF español registrada en la Xunta y que tributa en España independientemente de donde provengan los fondos, que obviamente procederán de corporaciones nacionales e internacionales legítimas. Y por supuesto tiene personalidad jurídica propia, por tanto, que yo trabaje y tribute en la República de Chipre, como me corresponde por ley, al igual que hacen otros muchos compatriotas y cientos de empresas carece de relevancia.
Lo más curioso de toda esta rocambolesca historia es que si la intención fuese hacer algo ilícito jamás se nos ocurriría registrar la entidad sin ánimo de lucro en España y tributar más ahí que en otros lugares. Y desde luego que seamos la primera entidad sin ánimo de lucro del mundo que aplica tecnología Blockchain en su propio ecosistema, lo que permite la auditoría pública de cada céntimo que entra y sale de la misma y el seguimiento de los proyectos humanitarios en tiempo real, desde luego no nos hace sospechosos de perpetrar conspiraciones. Para más inri Abanca está en manos del venezolano Juan Carlos Escotet y según miles de medios de comunicación Venezuela no es precisamente un ejemplo de transparencia.
La entidad sin ánimo de lucro Fuertes Razones no sólo será un resorte social para ayudar a personas en situación de extrema vulnerabilidad sino que además propondrá un modelo de gestión del que a lo mejor deberían aprender ciertas instituciones que, mientras suben comisiones indiscriminadamente a pensionistas en épocas de pandemia, patrocinan a clubes de fútbol o se convierten en sus máximos accionistas capitalizando deuda por acciones sin valor.