Marion Mueller
Hemos tenido la oportunidad de entrevistar a Fernando “Ferfal” Aguirre, autor del libro “Surviving the Economic Collapse“, que se ha hecho muy conocido en los últimos años, por sus ideas sobre como prepararse para un colapso económico en un país desarrollado. Muchas de las ideas que presenta Fernando en su libro representan una valiosa oportunidad para diferenciar todo aquello que resulta realista y lo que resulta fantasioso después de un colapso económico en un entorno urbano. En esta cuarta parte de la entrevista se explica que tipo de oro y plata se debe comprar en caso de colapso económico.
Durante el colapso económico argentino, fueron útiles el oro y la plata en forma física. ¿Nos deberíamos plantear comprar oro y plata en lingotes, monedas, joyería, granalla o papel?
Fernando “Ferfal” Aguirre explica que el negocio del oro creció 500% después del 2001. Llego al punto en el que por la devaluación del peso era más rentable robar una joyería que robar un banco. Esto sucedía con frecuencia. De haber podido, todo argentino con ahorros hubiese comprado oro antes de la devaluación y poder haber conservado así el poder adquisitivo. A diferencia del papel moneda, el oro tiene un valor intrínseco que ningún gobierno puede controlar. A medida que el peso argentino se devaluaba, el oro subía de precio, o mejor dicho, lo conservaba. Muchas personas que no tenían dinero vendían sus joyas de oro para subsistir. De la noche a la mañana las calles estaban llenas de carteles de “compro oro”.
El oro funciona como un seguro contra el colapso de la moneda local, y suele ser el refugio de los inversores durante las crisis. Si bien el oro sube y baja de “precio”, el poder adquisitivo del oro suele mantenerse incluso durante miles de años. Durante el imperio Romano, una moneda de oro compraba una fina toga de lana, un cinturón con broche y sandalias de cuero de calidad.
Si encuentras esa misma moneda de oro romana enterrada en tu jardín y la vendes al precio del oro hoy, esa misma moneda compra una vestimenta semejante: un fino traje de lana, camisa, cinturón y zapatos de cuero de calidad. Hace 200 años una onza de oro compraba una pistola de pedernal echa a mano en Inglaterra, hoy una onza de oro compra una pistola customizada Americana. Por este motivo se recomienda tener parte de los ahorros en oro, como protección en caso de una crisis que afecte el papel moneda, ya sea una devaluación moderada o colapso total.
En su gran mayoría, el refugio para los argentinos era el dólar americano. Esta era la manera de conservar el poder adquisitivo. El oro hubiese cumplido esa misma función. Es por este motivo que con el resiente cepo al dólar en Argentina, el gobierno también incluyo un cepo al oro y plata. Es imposible hoy comprar monedas de oro y plata en Argentina. El precio en las joyerías refleja la realidad del dólar paralelo, en contraposición con el valor de cambio oficial que nada tiene que ver con la realidad.
En general para invertir en estas materias primas se recomiendan formas ampliamente reconocidas como American Eagles, Krugerands y monedas Canadienses. En el libro “Surviving the Economic Collapse“ se recomienda también comprar, si es que se consigue al precio del metal, oro de joyas rotas o anillos de casados. Esto sería limitado a una pequeña cantidad solamente, el equivalente a “cambio chico” en papel moneda.
El motivo es que si alguna vez se tiene que vender pequeñas cantidades de metal precioso, por ejemplo para comprar víveres, es mucho menos llamativo vender un anillo de oro (al tiempo que miles de personas hacen lo mismo) que intentar vender un Krugerrand en la joyería del pueblo. Repito, esto sería solamente en muy pequeñas cantidades, quizá cinco o seis anillos de casado o algunas cadenas de oro rotas. Para el grueso del ahorro en oro, es mejor usar monedas reconocidas.
Otra observación interesante es que si bien la plata es más “económica” que el oro, el peso es mucho mayor para la misma cantidad de capital. En mi experiencia reciente note que esto es un problema cuando se tiene que salir de un país y transportar consigo el metal precioso. En situaciones más extremas, las personas que huyen de guerra, represión o desastres encontraran mucho más fácil de transportar oculta una o dos monedas de oro, que cincuenta monedas de plata.
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