A los políticos hay que juzgarles sobre todo por sus hechos, por su gestión: lo que hacen y lo que dejan de hacer. Obras son amores...
Ana Botella tiene (y tendrá siempre) colgado el "sanbenito" de ser la mujer de Aznar, expresidente del gobierno, hecho que es aprovechado por sus opositores para subir el tono de sus críticas y ganarse fácilmente a una masa opositora hacia su figura. A esto hay que unir el hecho de que su perfil -el de una mujer moderada y bien posicionada- es utilizado en muchas ocasiones para intentar ridiculizar su figura y la ideología que defiende.
Sin embargo, nada más asumir las riendas del ayuntamiento de Madrid, Botella ha demostrado tener algo más de cabeza y coraje de lo que se nos quería hacer ver, y dando muestras de un gran conocimiento de la realidad social y de sentido común, rápidamente y sin perder un segundo, ha aprobado una primera medida para luchar a nivel municipal contra la crisis: ELIMINAR LOS TRÁMITES BUROCRÁTICOS PARA CREAR EMPRESAS EN MADRID Y FACILITAR LA APERTURA DE NUEVOS NEGOCIOS.
Según informó la propia Botella, "se eliminarán las barreras burocráticas para los emprendedores". En Madrid se podrá abrir una empresa sin más intervención administrativa que una mera comunicación, aunque posteriormente habrá un "estricto control" por parte del ayuntamiento.
Actualmente, los trámites a nivel municipal que un emprendedor debe realizar para abrir legalmente un nuevo negocio son excesivamente duros, costosos, lentos, enrevesados, rígidos y muchas veces acompañados de un mal asesoramiento y desgana por parte del propio ayuntamiento. Son muchas las ocasiones en que los funcionarios asesoran erróneamente (y tarde) a los emprendedores, poniendo a las empresas en situaciones delicadas e incluso abocando a muchas al cierre.
Cuando lo beneficioso para todos sería que los propios ayuntamientos fueran los primeros interesados en asesorar y colaborar con las nuevas empresas, ayudándolas a obtener su licencia, guiándolas para facilitarles los trámites y legalizar su situación, y atrayendo a nuevas empresas a sus respectivos municipios para generar empleo, riqueza e impuestos (ingresos para el ayuntamiento), la realidad es que en muchos ayuntamientos los funcionarios ven las solicitudes de licencia como "más trabajo" para ellos, y no muestran ningún interés ni predisposición a facilitarles las cosas a los emprendedores. Más bien todo lo contrario, si alguno renuncia a la licencia, mejor que mejor.
Sin embargo, la medida tomada desde el ayuntamiento de Madrid demuestra una gran sensibilidad e inteligencia, y supone una ruptura con un funcionamiento más propio del siglo pasado. Desde luego me parece una de las medidas más inteligentes, efectivas, sencillas y útiles que podrían tomarse para combatir la crisis.