ESPERANZA 2011
05-01-11
Qué bonita palabra, esperanza. No tiene nada que ver con la Esperanza de Madrid. No. Hablamos de forma general y ontológica.
Lo del 2011 no sabemos todavía si nos gusta. Ya veremos, mal sehen.
La verdad es que 2010 se anunciaba como un año perfecto, rotundo guarismo. No sabemos si era capicúa, porque nosotros somos de letras y no entendemos el concepto de la capicuidad. Menuda pereza. Capicuidad nos suena a ubicuidad, aunque seguramente no tenga nada que ver.
No pinta bien el año 2011, no. Siguen los mismo inútiles en el gobierno; los bancos no prestan un duro; los empresarios, asustados (o arruinados), no crean puestos de trabajo; y todavía se siente en todos los lugares una mezcla de desánimo, desesperanza y resignación.
Pues empezamos bien el año.
Hoy vamos a hacer un elogio del año que empieza, 2011, aunque sea un elogio fútil y descabellado. Cabello todavía tenemos: esas sienes de plata que enamoran a las mujeres. Las mujeres es que son bastante enamoradizas. Les cuentas una trola y se la creen.
Las mujeres necesitan creer. Lo hombres, mentir.
Mira: una buena frase a lo Oscar Wilde. Nos la vamos a apuntar, que luego se nos olvida. Hay que ser idiota para olvidar las propias frases de uno. Qué se le va a hacer.
Bien. Año 2011. Pues suponemos que tocaremos fondo, al menos en destrucción de puestos de trabajos. Rayos: ya está bien de destruir, que cada persona en el paro es un drama: cobrando la beneficencia del Estado, los lunes (y martes y miércoles) al Sol, y perdiendo la autoestima y la dignidad un poco cada día que pasa.
Un parado (los grandes olvidados de esta crisis) se deja jirones de su alma cada día que no trabaja. Claro, los parados no interesan a nadie.
A la derecha, porque nunca les han interesado. Y la izquierda, porque ya tienen el riñón bien cubierto, y son peores que cualquier derecha. Son lobos vestidos de corderos.
No pasa nada. La esperanza es lo último que se pierde, o no?
Hoy queremos animar a los desesperanzados: aquellos desanimados (ay, sin ánima) que han bajado los brazos y han perdido todo: más que su patrimonio y su trabajo y hasta su familia (cuando la ruina entra por la puerta, el amor se va por la ventana), han perdido su autoestima y su dignidad: han perdido las ganas de vivir. Mal asunto.
Da igual lo mal que estemos: hay que aprender a trascender, mirar más allá del ominoso presente.
Los políticos cobran sus pensiones y calculan si saldrán elegidos en las próximas elecciones que sean.
Y alguno de nosotros en los foros de internet, nos permitimos pontificar y opinar sabiendo que vamos a comer caliente este año y el que viene. Lo peor de todos es que algunos encima se declaran de izquierdas. Manda güevos.
Hermano desesperanzado, desamparado, arruinado, desempleado: a lo mejor 2011 es tu año. Quién sabe.
Mantén la frente alta. Mira con dignidad a cualquiera.
No eres menos por no ser nadie ni tener trabajo.
Eres mucho más que todos nosotros porque todavía vives (y sueñas) y sin nada de lo que nosotros tenemos, a lo mejor sin merecerlo.
No sólo eres más, sino mejor que cualquiera, y todavía no lo sabes.
Vive, querido hermano: no te quiere nadie, todo lo has perdido, pero nos tienes a nosotros.
Y a nosotros no nos tiene casi nadie. Más bien, nadie.