AFGANISTÁN
19-09-10
Si quieres la Paz, prepárate muy bien para la guerra, dijo alguien, que como siempre con las citas, nunca nos acordamos de su autor. Vaya.
En cambio, casi todos los epigramas de Oscar Wilde los recordamos a la perfección, y cuando estamos en alguna fiesta, cena o evento rodeados del mejor personal femenino presente, como suele ser lo habitual, pues vamos y los soltamos, para gran escándalo del seudo feminismo barato de gimnasio, ocio, depilación láser y posible amante argentino monitor de paddle, de esas pijas y pequeño burguesas que a veces tenemos que soportar.
El único consuelo de soportarlas es que suelen estar muy buenas (algunas ya muy estiradas de tanta operación y con unos morros o bembas propias de una africana negro teléfono), suelen oler bien y suelen permanecer calladas cuando nosotros hablamos, soltando frases de Wilde o no, y en general gracias a la locuacidad que nos origina el consumo moderado y matemáticamente calculado de gin tonics (Good saves the gin).
Estamos seguros que sin tan placentera bebida, seríamos incapaces de soportar a ese tipo de mujeres que no trabajan, no leen y no hacen nada más que cuidarse, cuando no saben que el señor Tiempo será implacable con ellas. No hay nada más triste que una mujer (o un hombre, que también hay mucho metrosexual suelto por ahí) que no sabe envejecer.
Coño, ya empezamos con las divagaciones y los meandros de nuestro caótico discurrir/escribir. Hoy queríamos hablar sobre otro tema, aunque por la cita con la que iniciamos la columna, el lector avispado, o sea, que le ha picado un avispa, ya intuye por dónde vamos a ir. Que no se diga que no somos claros y transparentes como el agua mineral Bezoya, sin duda nuestra favorita. No sólo de gin tonics bebe el hombre.
Afganistán. Reconocemos que en noviembre del 2001, cuando USA inició su ataque a los talibanes en represalia por los atentados del 11 M, nos inflamamos de ardor guerrero como no recordamos desde que estuvimos en la mili de sargentos y nos creímos los galones y todo. Que machaquen a los cabrones de los terroristas talibanes, pensamos entonces.
Casi diez años después, la guerra continúa, las mujeres siguen tapadas con sus terribles burkas, y el país no termina por despegar en su seguridad, economía y progreso. Eso les pasa a los yanquis por intentar exportar su modelo de democracia, cuando todavía no se han enterado que en algunos países (como China), es mejor que haya una dictadura, o al menos una dictablanda, que a veces suelen ser bastante útiles y convenientes. Total, la democracia es un poco timo, es una falsa democracia.
Esta semana, ZP y Rajoy se han peleado por el tema en el Parlamento, ese sitio/colegio donde sus alumnos hacen pellas casi todos los días, y donde se disfrutan las vacaciones de verano y de Navidades más dilatadas de todo Occidente.
ZP no lo quiere llamar guerra, a pesar que ya han muerto casi cien españoles. Y Rajoy, todavía escocido (pero calla cobardemente lo que sabe) por la tragedia del 11 M, se las quiere dar de repentino pacifista a o así.
Pues hoy nosotros nos declaramos solemnemente contrarios a la retirada de las tropas españolas de Afganistán. No sólo eso, sino que si la OTAN nos pide más soldados o guardias civiles en proporción al tamaño de nuestro ejército, pues deberíamos hacerlo.
El argentino culto y leído, que de media lo suele ser mucho más que el español medio, es anti yanqui por naturaleza. Lo malo de preguntarle algo a un argentino es que te responde durante un día entero. Lo bueno si breve, dos veces bueno, decía Baltasar Gracián. Nos parece que Gracián no es muy leído en estas simpáticas y antiguas colonias nuestras de ultramar.
Pues el español, que en general sólo sabe hablar de fútbol y de Belén Esteban o así, comparte ese anti americanismo/anti militarismo del argentado y nada locuaz argentino. Habrá sido por la dictadura de Franco; habrá sido por las collejas que nos pegaban los curas en el colegio, pero el españolito medio de ahora, no importa su edad ni si es de derechas, centro o izquierda, comparte esas fobias con los argentinos, además del anti clericalismo.
Ya sabemos que no es políticamente correcto. Mejor. Nos la sopla bien soplada, pero debemos seguir en Afganistán, al menos hasta que sigan nuestros supuestos aliados. Tampoco es necesario que seamos los últimos en irnos. Hay que evitar ser unos pardillos.
O es que sólo queremos los beneficios de tener aliados y no los posibles perjuicios? A las duras y a las maduras.
Algunos quieren la paz a toda costa, cuando no quieren ver que el mundo ahí afuera es muy peligroso. Esto es como no querer ir al médico por temor a que tengamos una enfermedad. Táctica de la avestruz.
Esto nos recuerda a la debilidad y las concesiones de Europa antes de 1939 respecto a la Alemania nazi. Y ya sabemos lo que ocurrió más tarde.
En la vida, es mejor ponerse colorado una vez, y no mil después.
Enhorabuena, pacifistas de salón. No lo sabéis, pero tenéis las manos muy manchadas de sangre, como en 1945. Os mandaríamos a todos al diván de Freud. Menudas pajas mentales os gastáis.