Las especulaciones circulan cada vez con mayor fuerza: ¿Sería conveniente una ruptura del Euro? ¿A quienes conviene o perjudica semejante medida? El problema del timing y el efecto sobre los mercados.
Dos gráficos que muestran con toda claridad la disparidad en las condiciones económicas de los países de la Eurozona: al mismo tiempo que la confianza de los empresarios en Alemania alcanza su máximo histórico, también marca sus nuevos máximos el spread de riesgo de los bonos soberanos en España.
Cualquiera que lea las noticias de vez en cuando, sabe además que la situación económica es muy diferente en Alemania que en los PIIGS, término peyorativo si los hay, me recuerda a cuando a los lationamericanos nos llamaban "subdesarrollados", por suerte ahora somos "emergentes" que suena muchísimo mejor.
Mientras que Alemania está creciendo por encima del 4% anual, los PIIGS luchan todavía por salir de la recesión, al tiempo que aplican ajustes fiscales que pesan enormemente sobre la calidad de vida de su población. El asunto de que estas medidas pueden agudizar incluso los problemas fiscales lo hemos tratado extensamente en notas como Chocando contra la pared: se agravan las crisis de endeudamiento.
El problema es claro: diferentes países con diferentes productividades y diferentes políticas fiscales tienen la misma moneda, algo parece raro.
Durante muchos años, el Euro trajo grandes beneficios para los países más pobres de Europa, como créditos a tasas muy bajas que hubieran sido prácticamente imposibles sin la moneda única. Lamentablemente, ya sabemos como terminó (o está terminando) esta historia del crédito barato y abundante para todo el mundo.
Analicemos ahora una posible salida del Euro desde diferentes puntos de vista:
Por parte de Alemania, le evitaría tener que estar poniendo el dinero para solucionar los problemas de otros países, medidas que a los Alemanes no les agradan para nada. Ya se ha encargado Merkel de reiterar en varias ocasiones su fastidio con estos asuntos, e incluso ha planteado con argumentos bastante sólidos que los mercados deberían hacerse cargo de parte de los costos, que no es otra cosa que decir que deberían aceptar una pérdida en caso de nuevas crisis de endeudamiento.
El argumento de Merkel es totalmente válido: si alguien recibe una mayor rentabilidad por comprar un bono más riesgoso que otro, es razonable que tenga que asumir los costos en caso de que la cosa salga mal. Por supuesto, este tipo de medidas no le caen nada bien a los mercados financieros, y significarían casi con seguridad fuertes caídas para el Euro.
Una salida del Euro entonces, no solo le evitaría a Alemania el dolor de cabeza de tener que negociar estas incómodas situaciones, sino que le permitiría además tener una moneda más fuerte, acorde con los fundamentals de su economía.
Para los "países de la periferia" (la verdad que no se si no es peor ese término que PIIGS) una salida del Euro podría significar un camino de salida para sus problemas bastante menos tortuoso que los brutales ajustes del FMI que generan situaciones cada vez más dolorosas y complicadas.
Muchos países como Estados Unidos, Japón o Inglaterra tienen niiveles de endeudamiento que son iguales o peores que los de estos países. Sin embargo, cuentan con su propia moneda, lo cual implica una situación radicalmente diferente:
En primer lugar porque pueden emitir dinero para cancelar sus deudas cuando la baja inflación así lo permite, cosa que efectivamente están haciendo en la actualidad. Y en segundo aspecto porque ,cuando la economía no crece como quisieran, pueden depreciar su moneda para incrementar su competitividad, otra medida que efectivamente están tomando hoy en día mediante la famosa guerra de divisas.
Incluso para los países que ya están bajo programas de ajuste del FMI, una moneda propia podría ser muy beneficiosa. Estos programas reducen los ingresos de la población y el gasto público, destrozando la demanda interna, con lo cual la única via de salida sustentable sería de la mano de un fuerte aumento de las exportaciones. Este fue precisamente el camino de salida a la crisis que se encontró en México, Brasil, Rusia, Sudeste Asiático y Argentina luego de la devaluación.
Como están las cosas, entonces, parece que el Euro es hoy en día más un problema que un beneficio para los países de la Eurozona, y no resulta nada extraño que se hable cada vez con mayor intensidad de una posible ruptura de la unión monetaria.
El diagnóstico es claro: existen problemas estructurales de diferencias en productividad y politicas fiscales que atentan contra la sustentabilidad del Euro en el largo plazo. Si estos desajustes no se solucionan, tarde o temprano el Euro está condenado.
En el corto plazo, sin embargo, considero una ruptura abrupta del Euro sería demasiado costosa, tanto en términos económicos como políticos. Una cosa es planificar una salida ordenada y planificada de la unión monetaria y otra muy diferente es hacerlo en el medio de una crisis financiera.
Una medida de este tipo generaría un alto grado de imprevisibilidad en los mercados financieros, con consecuencias casi imposibles de estimar, aunque no descartaria para nada un nuevo colapso del sistema financiero. Además, sería un golpe muy duro para los políticos europeos asumir que se debió romper la unión monetaria ante las debilidades estructurales de los países que la componen, obligados por las especulaciones en los mercados de capitales
A corto plazo una salida del Euro parece una medida poco probable por su complicada implementación y sus negativas consecuencias sobre los mercados. A largo plazo, en cambio, una ruptura seria el camino más razonable si no se logra generar cierta convergencia en los fundamentals de las economías que componen la Eurozona.