Para cerrar la semana, vamos con otro post sobre reflexiones personales...
La semana pasada hablábamos del efecto de los coches sobre el hombre, o cualquier otro producto vinculado socialmente con éxito, riqueza o estatus. Para hoy voy a contar mi historia personal vinculada a los autos, cómo luchar por un sueño y cómo un sueño resulta no serlo.
Como dije hace unas semanas, mi primer sueño fue ser veterinario. Por algún motivo, al salir de la EGB, en lugar de continuar con la educación secundaria, decidí aprender un oficio, en concreto "mecánica de automóviles". Creo que nadie se lo esperaba, ni profesores, ni familiares. Era un buen alumno en el colegio, de Sobresalientes, y supuestamente mi camino era el Bachillerato y luego la Universidad. Quizá era un acto de rebeldía, de ir en contra del sistema. Todavía no sé bien por qué lo hice.
No sé si mis padres hicieron lo correcto o no al no obligarme a seguir el camino universitario. Creo que un niño de 14 años es inmaduro para decidir su futuro. Y lo peor es que el sistema educativo español, una vez elegido tu camino, te impide rectificar. El caso es que al finalizar mis estudios de formación profesional, vi que quería seguir estudiando, pero ya estaba muy limitado en cuanto a elección de carreras universitarias. Únicamente podía entrar en Ingenierías, y no en todas.
Me gustaban los aviones y me llamaba la atención la Ingeniería Aeronáutica. De hecho, tuve un profesor ing. aeronáutico al que admiraba, y me dijo: "si te gustan los aviones, estudia Aeronáutica; si quieres encontrar empleo, estudia Industriales", así que hice Ing. Industrial.
El sueño de la F-1
Tenía 21 años. El caso es que estaba finalizando mi formación en Ingeniería y en aquél entonces, la Fórmula 1 era una especie de objetivo. Me encantaba ver las carreras (hablo de la época de Schumacher, Villeneuve, Damon Hill, Alesi, Hakkinen...) y decidí que quería estar ahí. Así que un sábado por la mañana me fui al circuito del Jarama. Había carrera de Fórmula Nissan, que era lo más top en el circuito nacional. De hecho, Fernando Alonso saltó a la F-1 tras ganar esta competición.
Recuerdo que conseguí colarme a los Boxes, y puerta a puerta, fui hablando con los responsables de cada Escudería, pidiendo trabajo. No quería sueldo, solo aprender. Tuve la grandísima suerte que una escudería madrileña me abrió las puertas, se trataba de Meycom (mecánica y competición). Grandes pilotos nacionales han corrido con ellos, como Pedro M. de la Rosa, Alberto Burgueño, Carlos Sainz.
Estuve un año con ellos, trabajando en el tiempo libre que tenía, mientras terminaba los estudios. Fueron unos meses muy emocionantes. La gente de Meycom me trató muy bien, tengo muy buenos recuerdos de ellos, e hice muy buenos amigos. Además, me dieron la oportunidad de trabajar en pista, recorriendo los principales circuitos de la Península, incluido Estoril (Portugal), durante un verano. Fue una experiencia inolvidable.
Esta foto la guardo con mucho cariño, enmarcada en mi habitación (soy el segundo por la derecha):
Recuerdo que pasaba mucho tiempo con mi amgo Jose, el Ingeniero de pista (luego me enteré que estaba trabajando en McLaren), intentando descrifrar los gráficos de telemetría (era lo que más me gustaba), pero no sabía nada de inglés, y veía cómo él se desenvolvía bastante bien con el idioma, imperativamente necesario en este mundo. Esto me desilusionó bastante, porque veía que tenía ante mí una barrera idiomática que tenía que romper, de lo contrario, no podría progresar en este mundo.
Además, según pasaba el tiempo, mi mundo de ilusión se hacía cada vez más real. Comenzaba a ver los contras de esta profesión, lo dura que era, el tiempo fuera de casa y lejos de la familia, y muchos otros peros. El caso es que tiré la toalla. Viví una magnífica experiencia, pero el objetivo no era lo suficientemente fuerte como para hacer los sacrificios que eran necesarios hacer.
Este fracaso me hizo volverme algo más racional, que no cobarde. De hecho, yo siempre digo que en la vida todo pasa por algo. Inmediatamente después de eso, y terminando mis estudios universitarios, decidí irme a vivir a Reino Unido, a dominar el inglés, segunda gran experiencia involvidable en mi vida, no solo por el aprendizaje, sino por la apertura de mente que te da conocer otras personas de diferentes culturas y países. Pero esta historia la dejaré para otro día....
Las conclusiones que saco de mi experiencia es que cualquiera de nosotros puede conseguir lo que se proponga, por muy descabellado que parezca. Será necesario hacer sacrificios importantes y uno debe valorar hasta dónde está dispuesto a llegar para alcanzar sus objetivos. Y lo más importante es que estos objetivos deben ir alineados con nuestro deseo más interno, pues será lo que nos mantenga en el camino cuando lleguen las adversidades.
Buen fin de semana.
@sergionozal
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