El Eurostoxx ha pasado de los 3.745 puntos (cierre de 2019) a los 2.450 puntos en los que está cotizando actualmente. Esto supone una caída del 35% o de casi 1.300 puntos en menos de tres meses.
Una forma alternativa, complementaria y enriquecedora de ver los índices, más allá de cotizaciones y puntos, es en términos de rentabilidad esperada. Así, la rentabilidad esperada del Eurostoxx ha pasado del 5,6% a cierre del 2019 al 8,2% actual. Esta forma de seguir el mercado es muy común en renta fija, donde la TIR (y no la cotización) es la variable a estudiar. Al tratarse de instrumentos con (i) cupones prefijados, (ii) vencimiento y (iii) un marco de valoración perfectamente definido, hace posible que el cálculo de la TIR en renta fija sea universal y aceptada entre todos los participantes del mercado.
Pero en el caso de la renta variable, ni hay cupones prefijados, ni hay vencimiento, lo que dificulta el cálculo “objetivo” de la TIR e introduce una serie de suposiciones e hipótesis necesarias para resolver estas limitaciones e incertidumbres. Son varias las alternativas y propuestas para el cálculo de la rentabilidad esperada o implícita en las valoraciones bursátiles. En este post vamos a apoyarnos en el H-Model de Fuller y Hsia para obtener la rentabilidad esperada en el Eurostoxx. En el gráfico presentamos la evolución:
Hoy, la rentabilidad esperada en el Eurostoxx es del 8% (rentabilidad media anual a largo plazo, 10-15 años). Esto es un +2,6% superior a lo que ofrecía a cierre de año, pero lejos del 14% que llegó a ofrecer en los mínimos de la Gran Crisis o del 11% que alcanzó en la crisis del área euro.
Es cierto que en aquellas crisis, había “competencia” en la alternativa de renta fija, con la deuda alemana, por ejemplo, ofreciendo una rentabilidad del 2% y del 4%. Hoy, tipos negativos y al 0%, la renta fija no es “competencia”.
Vamos a estudiar por tanto el exceso de rentabilidad esperada que ofrece la renta variable con la rentabilidad que ofrece la deuda pública. Esta es la evolución:
Aquí se aprecia que la crisis actual, en términos de valoración relativa, no están tan lejos como en el gráfico anterior de la crisis del euro y la de 2008. En el rango 8%-10% de EYG (earning yield gap) es donde se observa que la rentabilidad esperada en bolsa ya es lo suficientemente atractiva para atraer capital y empezar la estabilización de las cotizaciones.
Un último apunte importante. Para ampliar ese EYG había dos palancas (i) sube la rentabilidad esperada en bolsa y/o (ii) baja la TIR de los bonos. Hoy, esa segunda vía ya no existe al llegar la TIR de la renta fija a su límite. Las implicaciones son importantes, ya que si el EYG necesita alcanzar el 9 o 10%, será exclusivamente porque suba la rentabilidad esperada en bolsa. Y por cada 1% (100 puntos básicos) que suba la rentabilidad esperada en bolsa las cotizaciones bajarán aprox un 12% (duración 10 -12 años)