Con el levantamiento progresivo de las restricciones la mayoría espera que la pesadilla haya terminado sin embargo en varios lugares de Asia donde primero sufrieron la pandemia están experimentando una segunda ola y una vuelta a las restricciones.
La llegada del buen tiempo y las altas temperaturas reducen la supervivencia del virus fuera del organismo, y el incremento de los niveles de vitamina D mejora la respuesta inmunológica de la población. Son factores que juegan a nuestro favor y en contra de que se produzca un rebrote de la epidemia antes del otoño. A favor del rebrote está el alto porcentaje de población susceptible.
1. No hay inmunidad de grupo
El 13 de abril yo estimaba el número de infectados en el 5 % de la población en España a partir del número de muertos real, no el contabilizado:
Si en España estimamos que el número de muertos real por coronavirus ande por los 30.000, con una letalidad del 1,2 % nos daría un número de infectados de 2.500.000, es decir el 5,3 % de la población se habría infectado. Esa estimación basada en el estudio austríaco coincide con la estimación que yo tenía de que entre el 3-5 % de los españoles se ha infectado. ¿Podríamos habernos permitido multiplicar por 20 lo que ha pasado en nuestros hospitales y residencias de ancianos? La respuesta es claramente no.
Mi estimación ha resultado acertada. El informe preliminar del 13 de mayo del estudio sero-epidemiológico ENE-COVID-19 indica que un 5,0 % de los 60.983 participantes presenta anticuerpos, proporción que sube al 11 % en la Comunidad de Madrid, y al 14 % en la provincia de Soria.
Fig. 1. Porcentaje de los participantes en el estudio de sero-epidemiología que presenta anticuerpos contra el virus SARS-CoV-2 por provincias. Fuente: Informe preliminar del estudio ENE-COVID-19.
Hay que considerar que la COVID-19 es una enfermedad de largo recorrido y que los infectados suelen mostrar todavía presencia de virus entre 3 y 4 semanas después de la fecha estimada de infección. Mucha gente que la ha pasado y se ha recuperado puede seguir siendo infecciosa una semana después de que hayan desaparecido los síntomas. No solo no tenemos protección por inmunidad de grupo (95 % susceptibles), sino que además de los nuevos casos, parte de los antiguos puede continuar siendo infeccioso.
2. El factor estacional
Muchas enfermedades infecciosas presentan estacionalidad. Los virus con envuelta (gripe, otros coronavirus) tienen una marcada incidencia en el invierno y una presencia residual en verano. No se sabe con certeza la razón de ello, pero hay tres hipótesis principales:
- Las altas temperaturas y alta humedad del verano reducen la viabilidad del patógeno fuera del huésped dificultando la transmisión.
- Los niveles de vitamina D, un importante regulador inmunológico, en las regiones templadas muestran una estacionalidad opuesta.
- La estacionalidad se retroalimenta y al final de la estación favorable no hay suficiente población susceptible para sostener un brote epidémico.
Un cuarto factor serían los comportamientos sociales, como el año escolar o las vacaciones y el tiempo al aire libre, sin embargo la caída de la incidencia se produce mucho antes de que termine el año escolar y para el mes de abril la incidencia de la gripe suele ser ya residual.
Lo más probable es que los tres factores enunciados arriba contribuyan en parte y sean necesarios para establecer y sostener la estacionalidad observada. Sabemos que solo las altas temperaturas y humedad no son suficientes para evitar los brotes epidémicos, porque los países cálidos los sufren en similar medida. Y lo mismo puede decirse de los niveles de vitamina D porque hay países donde la población no tiene deficiencia. En el caso de la gripe hay estimaciones de que tras cada brote estacional, en la primavera, tan solo el 15-20 % de la población sería susceptible y junto a los otros factores ello haría que el índice de reproducción del virus cayese por debajo de 1 impidiendo un brote veraniego.
Sin embargo el análisis de las pandemias de gripe (de media cada 25 años una cepa nueva causa una pandemia de gripe en el mundo), muestra un resultado curioso. Solo ha habido seis pandemias de gripe registradas desde 1889, pero todas ellas tuvieron lugar en el Hemisferio Norte fuera de la temporada de gripe, comenzando hacia el final de la época de gripe estacional (figura 2).
Fig 2. Las pandemias históricas surgieron al final de las temporadas de gripe. Las curvas grises muestran las temporadas de gripe 1997-2015 en los EEUU. Las líneas discontinuas verticales indican la emergencia de las pandemias históricas de 1889, 1918, 1957, 1968, 1977 y 2009. Fuente: Fox et al., 2017. Seasonality in risk of pandemic influenza emergence.
Fox y colaboradores reconocen que la muestra (6 pandemias) es pequeña, pero postulan la hipótesis de que una respuesta inmunológica de corta duración contra diferentes subtipos de gripe (heterosubtípica) entre quienes están o han sido infectados de gripe en esa estación protege contra la emergencia de la pandemia hasta que esa protección se desvanece. Ello explicaría que las pandemias no se produzcan durante el periodo de gripe estacional, cuando en teoría debería ser más probable. Cuanto mayor el número de gente infectada mayor incidencia de mutaciones en el virus para generar la nueva cepa y condiciones ambientales más favorables para su propagación.
En cualquier caso lo que nos importa en este momento es que las seis pandemias de gripe registradas en los últimos 130 años emergieron entre mediados de marzo y finales de julio. Está claro que el factor estacional no es determinante en el caso de las pandemias, contra las cuales la población no cuenta con protección inmunológica. La susceptibilidad de la población parece ser el factor principal ante una nueva pandemia. Aunque el riesgo de rebrote de COVID-19 es más alto en el otoño, eso no quiere decir que no pueda tener lugar durante el verano.
3. Incidencia de segundas olas
La pandemia de COVID-19 comenzó en enero en China (había pocos casos en diciembre), y se extendió en febrero a los países vecinos, muchos de los cuales reaccionaron con prontitud y eficacia. Al conseguir suprimir el brote en poco más de un mes, allí ya han tenido tiempo de levantar las medidas restrictivas, y lo que está pasando es que en algunos lugares se están produciendo rebrotes.
En China la ciudad de Jilin, en una provincia con frontera con Rusia y Corea del Norte, ha vuelto a implantar el estado de emergencia y han vuelto a suspender autobuses y cerrar cines, gimnasios, cafés y escuelas y han puesto restricciones para abandonar la ciudad después de que apareciera un nuevo grupo de infecciones que indica que además de casos importados se estaba dando contagio local. Las farmacias están obligadas a informar de a quien venden antipiréticos (paracetamol, aspirina, ibuprofeno), para que los contagiados no puedan ocultar su fiebre. En Shulan, el barrio donde se detectó el grupo de infectados, se ha decretado el confinamiento total de la población.
En Wuhan, polémico epicentro de la pandemia, han aparecido seis nuevos casos tras semanas sin detectarse, lo que ha llevado a las autoridades a ordenar que se teste a sus 11 millones de habitantes. ¡Todos ellos! Mientras en Occidente se nos vendía que esto no era mas que una gripe, en China son extremadamente drásticos en sus medidas. Hay que fijarse en lo que ellos hacen y no en lo que dicen, porque son los que mejor conocen el virus. Están intentando erradicarlo por todos los medios, mientras que a nosotros nos van a vender la vacuna.
Corea del Sur también está teniendo un rebrote de casos ligados al ambiente nocturno de Seul, lo que ha llevado a cerrar bares y clubes, después de que un infectado afirmara haber visitado una serie de ellos.
En Hokkaido, la segunda isla más grande de Japón, con 5 millones de habitantes, tuvieron su primer caso de coronavirus el 28 de enero, y a pesar de la pronta y eficaz respuesta decretaron el estado de emergencia el 28 de febrero ante el aumento de casos en los días anteriores. 20 días más tarde y con menos de 10 casos nuevos por día, levantaron el estado de emergencia. Menos de un mes más tarde fueron golpeados por una segunda oleada de casos mayor que la primera, llegando a los 40 casos diarios y forzando que el 9 de abril tuvieran que declarar un segundo estado de emergencia cerrando los colegios. El Dr. Kiyoshi Nagase presidente de la Asociación Médica de Kokkaido dijo “ahora me arrepiento, no deberíamos haber levantado el primer estado de emergencia”.
Fig. 3. Número de nuevos casos diarios en Hokkaido (Japón). Allí los casos nuevos son de decenas, en vez de miles como aquí. Aún así han decretado dos estados de excepción, marcados en gris. Fuente: Stopcovid19.Hokkaido.
También Singapur y Hong Kong han tenido segundas olas atribuidas en su caso a casos importados.
Irán se convirtió en un segundo epicentro de la pandemia a finales de febrero, exportando casos por todo el mundo. Fueron lentos en reaccionar hasta que sus líderes empezaron a contagiarse (como aquí y en el Reino Unido), y entonces pasaron por el aro y decretaron confinamiento y desinfecciones. El 11 de abril empezaron a relajar las medidas y el 4 de mayo abrieron las mezquitas, justo a tiempo para el rebrote, que ha triplicado el número de nuevos casos de 800 a 2.400. Han tardado también solo un mes en ver los efectos del relajamiento.
Fig. 4. Casos nuevos diarios en Irán. La segunda ola ha triplicado el número de casos de principios de mayo y amenaza con superar el pico de finales de marzo. Fuente: Worlometers.
El gobernador de la provincia de Khuzestan, particularmente afectada, Gholamreza Shariati ha dado como explicación que la gente no ha estado observando las reglas de distanciamiento social. ¿Os suena?
4. Qué hacer
A mí me gustaría que el confinamiento en España se hubiera hecho mucho mejor. Como con las tiritas es mejor un tirón doloroso y breve que un dolor menor pero muy prolongado en el tiempo. Los nuevos casos y las muertes no han descendido lo suficiente para hacer el seguimiento manejable. 50 muertos al día indican 5.000 nuevos infectados hace 12 días. Tenemos varios miles de nuevos infectados cada día seguro. Sin embargo con la economía hecha trizas, que en eso el confinamiento ha sido muy eficaz, queda claro que no se puede prolongar el confinamiento para tan magro resultado. Hasta este momento el gobierno solo ha demostrado lo mal que sabe hacer las cosas, por lo que no tengo ninguna confianza en que sea capaz de hacer lo que se ha hecho en multitud de países y testar, seguir, testar y aislar cada caso que surja y sus contactos estrechos para evitar que los contagiados se disparen de nuevo. Afortunadamente buena parte de la población está muy concienciada y el gobierno cada vez que rectifica se acerca más a lo que yo dije desde el principio, y finalmente ha hecho obligatorio el uso de mascarillas.
De nosotros depende que no haya una fuerte segunda ola este verano. Encuentro sorprendente que el gobierno y los medios no hagan suficiente campaña para concienciar a la ciudadanía. Debemos usar mascarilla fuera de casa siempre. Debemos mantener una distancia de seguridad con los demás. Debemos lavarnos o desinfectarnos las manos con frecuencia y evitar tocarnos la cara. Debemos cubrirnos antes de toser y estornudar. Debemos mantener el distanciamiento social y ser extremadamente cuidadosos con las personas mayores. Y debemos hacer todo esto hasta que haya una vacuna o un tratamiento eficaz. Cuanta más gente siga estas normas mayor será la reducción del índice de reproducción del virus. No necesitamos que lo haga todo el mundo. Quienes no lo hagan pronto habrán pasado la enfermedad, para bien o para mal, y dejarán de ser posibles vectores. Puesto que el virus tiene una R0 de en torno a 2,5, si un 60 % de la población es resistente a la infección o bien porque la ha pasado, o bien porque se protege adecuadamente, evitaremos una segunda ola que supere a la primera. En manos de cada uno está el conseguirlo porque con nuestros políticos no podemos contar. La información que tenemos es la principal diferencia con respecto a pandemias anteriores. Sabemos como protegernos y debemos hacerlo.