Por detrás en las encuestas y desesperado por impulsar su campaña electoral, el Presidente francés Sarkozy ha descubierto un tardío plan reformista. En un intento por reducir los sangrantes costes laborales de los negocios, Sarkozy ha anunciado una reducción de EUR 13bln, al rebajar las cargas sociales impuestas por empleado. A su vez, los fondos serán recaudados mediante un aumento del iva desde el 19.6% hasta un 21.2% y una “Tasa Tobin” adicional que grava las transacciones financieras. De igual modo, Sarkozy pretende permitir a las empresas una negociación más flexible de la horas de trabajo con los sindicatos para, de facto, diluir la semana laboral de 35 horas.
A pesar de que su propuesta de reforma presentada pueda analizarse como un último intento de un hombre que se ahoga, debemos mencionar que es un movimiento valiente. Desafortunadamente la población francesa no parece apreciar todavía el mensaje y no valora que el modelo social francés en tiempos difíciles es financieramente suicida.