Disculpar el retraso a la hora de escribir, el comienzo del curso de verdad, ciertas exigencias profesionales, algún cambio, me ha imposibilitado escribir nada.
Hoy en vez de comentar los asuntos más de moda en la fiscalidad española (12.5 TRLIS, reformas fiscales varias, etc) me gustaría hablar de lo falaz que es el cambio de Bolonía. Es decir que no hay cambio... me explico el defecto fundamental de la enseñanza jurídica universitaria es el tradicional método «catedrático» (llamado por todo el mundo método «charlatanesco»), según el cual las lecciones consisten en una prédica que el profesor, gesticulando desde su «púlpito» inflige a una turba de penitentes inmóviles y silenciosos, y esto no ha cambiado un apice... peor aún, con el Plan Bolonía las clases presenciales se reducen -igual que los creditos y demás- pero el método no cambia. Con lo que, creo hemos salido todos perdiendo, y hemos vuelto a hacer un giro lampedusiano en nuestro sistema universitario: hacemos que todo cambie para que todo siga igual...
La explicación «oral», tal como se suele hacer en nuestras Facultades de Derecho no interesa ni puede interesar a los estudiantes que no se enteran de nada; cuando es una elevada exposición de principios teóricos hecha en forma rigurosamente científica, tan sólo unos pocos están en condición de entenderla y generalmente suele ser quién se lo lleva preparado de casa, al paso que la masa estudiantil acude a ella extraña y aburrida, o ya directamente pasa de todo, limitandose a los apuntes del año anterior, que en muchos casos no valen de nada. Lo increible es que a veces estudian cosas desfasadas, y te las ponen en el examen y van a la revisión a decirte que ellos han contestado correctamente, lo que evidentemente siempre me ha exasperado.
Ota cosa inadecuada es que con la adaptación al plan Bolonia muchos jovenes investigadores han perdido emolumentos ya que al reducir los creditos de enseñanza no se pueden crear plazas de profesor contratado o similar, con lo que esa gente se limita a su frugal y exigua beca de investigación, o directamente -como son casos cercanos- se van al mercado privado perdiendo el sistema público toda la inversión realizada hasta el momento, o la recuperará -como en mi caso- años después, si no se ha perdido la vocación.
En fin, que con el Plan Bolonia nada de lo malo ha mejorado -o quizás sí-, las mejoras comentadas son inviables y se ha empleado para dificultar aún más la creación de plazas de profesorado.