Mucha gente me pregunta, e incluso yo misma me lo he planteado más de una vez, cuál es mejor opción de inversión: el ladrillo o la bolsa.
Este verano, mientras disfrutábamos de unos días de vacaciones en familia, fuimos a visitar varios pisos piloto y nos preguntábamos si sería rentable invertir parte de nuestro patrimonio en comprar una segunda vivienda para alquilar, como forma de obtener un ingreso pasivo o renta.
Estos son los principales puntos que tuvimos en cuenta, la mayoría son mitos muy extendidos en nuestro país.
La inversión en vivienda es algo tangible
Este es uno de los principales motivos por el que está tan arraigada la inversión en vivienda. La mayoría de la gente no comprende que al invertir en bolsa estás comprando acciones de empresas, activos reales, y solo consideran un bien tangible a la vivienda.
Al hilo de esto además, se piensa que una vivienda es una buena herencia, un activo que dejarles a tus descendientes. En contra de esto debo decir, que hoy en día no es tan fácil vender una vivienda, y para los “herederos” supone, al menos al principio, un gasto extra, ya que deben mantenerla y pagar los correspondientes tributos hasta la fecha de la venta.
A largo plazo la inversión en vivienda es rentable
Todos hemos oído que la inversión en ladrillo es rentable, y que el precio de la vivienda siempre sube… Aunque “siempre” ha sido así, no lo es desde 2008. Que se lo digan a los que compraron en plena burbuja allá por el año 2007
Otro punto importante a tener en cuenta al calcular la rentabilidad, es que comprar una vivienda para alquilar implica riesgos importantes: meses en los que no estará alquilada, que el inquilino puede no pagar el alquiler, causar daños a la casa, etc.
Alto grado de apalancamiento
Al ser un bien de primera necesidad, los bancos suelen financiar hasta el 80%, en algunos casos incluso más, del valor de la vivienda. Aun así, invertir en vivienda implica más gastos que invertir en bolsa. Los gastos de notaría e impuesto de transmisiones patrimoniales pueden suponer un 10% a más del valor de compra.
Además, debemos tener en cuenta los gastos de mantenimiento y conservación de la vivienda.
Falta de transparencia
No sabemos el precio real de nuestra vivienda, porque no hay un mercado inmobiliario oficial, sino que el precio va a ser lo que te quieran pagar por ella. Sin embargo en las acciones, sabemos el precio de cotización diario.
De forma muy acertada, Marcos Pérez (@inversobrio), en una charla para Rankia https://www.youtube.com/watch?v=HzZpBmqpqAE (51:16), comentó que la gente no invertiría tanto en inmuebles si cada vez que entrase a su casa tuviera un letrero en la puerta que le señalase el valor de la vivienda (la gente no podría soportar el dolor de ver si el precio sube o baja). Por lo tanto, la gente prefiere invertir en vivienda porque solo hay dos precios, el de compra y el de venta.
Difícil diversificación
Una de las claves para tener éxito en la bolsa es la diversificación. Cuando alguien compra una vivienda piensa que ha hecho una gran inversión, no entienden que no permite diversificar y que han puesto todos sus ahorros en un solo bien.
Por el contrario Invirtiendo en fondos indexados a través de un roboadvisor, podemos tener una inversión globalmente diversificada, totalmente automatizada, fácil y con bajas comisiones.
Activo poco líquido
No es fácil vender una vivienda de un día para otro si necesitas el dinero, pero sí puedes vender las acciones aunque el mercado haya caído
Además, si no quisieras vender tus acciones, tu cartera se puede utilizar como aval a la hora de pedir un préstamo en un banco.
Por último, es más fácil gestionar una cartera de acciones que un inmueble.
Conclusión
La falta de educación financiera existente en nuestro país y la aversión al riesgo ocasiona que la mayor parte del patrimonio de un particular esté invertido en ladrillo o en depósitos bancarios de escasa o nula rentabilidad.
Conozco a alguna que otra persona, que opina que al tener una hipoteca se obligan a ahorrar, ya que consideran la vivienda como una hucha.
En nuestro caso, después de pensarlo y analizar pros y contras, hemos decidido seguir con nuestra inversión “aburrida” en bolsa: aportaciones periódicas y un horizonte a largo plazo.