Esta es una nueva entrega de los acontecimientos que estamos viviendo respecto a la crisis de la moneda única europea.
Son muchas las voces ya, que aseguran que Sarkozy amenazó con dejar el Euro el 15 de mayo pasado, en el que se vivieron movimientos radicales en las principales bolsas europeas. Dichas fuentes rumorean sobre la posible presión que ejerce Alemania para hacer lo mismo que su homólogo francés: saltar del barco y dejar que el euro se vaya a pique, para que los países endeudados puedan devaluar la moneda a su conveniencia.
Sea cierto o no, esto sólo confirma los peores pronósticos: la precariedad de la moneda única y la unión económica y monetaria. Después del acuerdo alcanzado para garantizar un plan de rescate de 750.000 millones de euros, parecía que las cosas se calmarían. Nada más lejos de la realidad. Nuestro querido señor “Mr. Market”, no entiende de política o nos demuestra, una vez más, que tiene total soberanía respecto a cualquier decisión que se tome para interferir en la economía y darle estabilidad. Y es que los políticos no aprenden. Se creen que pueden dominar todo, esa confianza que les da el poder dominar las masas y la opinión pública, y lo intentan también con el mercado a base de acuerdos burocráticos de última hora de madrugada en fin de semana. Pero al único que no engañan es a “Mr. Market”. Este señor no está dispuesto a decir sí a todo lo que venga desde las instituciones políticas, y menos cuando se hacen acuerdos al borde del abismo para calmar la situación. Como dije ya en una ocasión, las empresas no votan con las manos, pero votan con los pies, marchándose del país que no ofrece futuro. Igual el mercado, en este caso de divisas, es muy sensible a cualquier metedura de pata.
Pero lo más sorprendente es que, gracias a esta postura, los políticos están obligados a tomar medidas para enderezar el rumbo de verdad. Ya no valen las soluciones para salir del paso. Pasa un poco lo mismo con la Comisión Europea: los gobiernos se encuentran con que tienen a una entidad supranacional (aunque en cierta parte influenciados por ellos de forma colegial) diciéndoles lo que tienen que hacer. Para mi esto es lo mejor de la Unión Europea.
Pero volviendo a nuestro tema, el mercado es tozudo e insiste en que las soluciones fáciles ya no sirven. O se cambian las cosas, o aquí va haber un problema, y serio. Y es que el personaje en cuestión, “Mr. Market”, está haciendo que la situación de surrealismo en forma de huída hacia delante, se reconduzca. El hecho de que el Euro se desinfle día a día es e un balón de oxígeno para las economías con problemas de liquidez.
Puede ser que la devaluación del Euro esté motivada por el negro horizonte que se avecina en la Eurozona. Todas las decisiones que se tomen entre los grandes países de Europa determinarán el futuro de la Eurozona. Pero no nos engañemos, el mercado es quien decidirá, por interpretación de esas medidas, todas esas decisiones. Al fin y al cabo, es mucho más importante la solvencia cruzada entre los deudores y acreedores de la Eurozona que el poder de decisión política de los dirigentes europeos. Y este hecho, el mercado, es decir, nosotros, lo sabe perfectamente.
Y si el mercado dice que no podemos utilizar una misma moneda común los de la Europa de la periferia con los de la Europa del centro. ¿Quién se marchará?. Yo creo que, en gran medida, la respuesta la tiene Alemania. Si ella decidiese emitir otra vez marcos, otros países, si fuesen invitados, se apuntarían a ello, como los Países Bajos, y muchos lo intentarían, especialmente en la Europa del Este, Suecia y, si tener a Bruselas como capital no fuera un problema, Bélgica y Luxemburgo. Pero para tener realmente fuerza internacional precisaría de la aquiescencia de Francia, y quizás también de Italia. Pero la clase política de Francia no se puede permitir abrazar una moneda alemana, dominada por el Banco Central de Alemania (recuérdese las batallas de Francia para conseguir que Trichet fuera nombrado autoridad máxima del BCE). Debería crearse una moneda distinta, con otro nombre, con cierta dosis de influencia por parte del Gobernador del Banco de Francia. Esto llevaría mucho, mucho tiempo y esfuerzo. Es más fácil, en mi opinión, mantener el euro, y expulsar del mismo a aquellos países que lo ponen en riesgo. Claro está, habría que ver bien el aspecto legal. Cosa de abogados.
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