El mismísmo Secretario Gral de CC.OO., Ignacio Fdez. Toxo, ha declarado: "El presidente del Gobierno conoce mi opinión de mi propia boca y sinceramente pensaba que lo había convencido"...
Alguien debería explicarle a este y otros señores que desgraciadamente la situación económica de España no permite el mantenimiento de los derechos que tuvimos en el Estado del Bienestar virtual que dejamos atrás en 2007. Pero tristemente hay muchos analfabetos económicos que ocupan puestos influyentes en la opinión pública o en la política, que viven anclados en aquel Estado que nos permitía vivir bien a la mayoría de españoles a base de ladrillo y deuda.
Lamentablemente (o no) eso se ha acabado, y vamos de cabeza al empobrecimiento generalizado de la clase media y la desaparición de buena parte del tejido empresarial. Y eso no se restablecerá sin un esfuerzo y un sacrificio colosales. Pero para poder algún día conseguir un escenario real (no debido) de bienestar más o menos mayoritario, debemos sufrir la pérdida de derechos y privilegios que ya no podemos permitirnos. No podemos pagar una competitividad menor que la de terceros, ni las pensiones de una sociedad cada vez más vieja e improductiva, ni las 35 o 40 horas semanales a cambio de un sueldo, ni que ese sueldo mínimo sea el que es, ni endeudarnos más, ni siquiera podemos hacer frente a las deudas contraídas. En un escenario global depresivo, en un país improductivo, sin ninguna competitividad y con una parte cada día más significativa de la sociedad sin trabajo, el bienestar y los derechos adqueridos en años de pseudo-bonanza, son materialmente insostenibles y debemos asumir la desaparición de parte de ellos.
Por todo ello, el debate no está en convencer a Zapatero de que se debe proteger al trabajador del despotismo empresarial, Sr. Toxo. Si ud. cree que el motivo de la decisión del Gobierno para prolongar la vida laboral de los ciudadanos es el desprecio por los derechos de éstos, tiene usted una visión muy distorsionada y absurda de la realidad. Y esto no va sólo por el Secretario Gral de CC.OO. sino por todos los que luchan a destiempo e irresponsablemente por mantener los derechos, adquiridos pero insostenibles, de los trabajadores. Desgraciadamente para poder mantener esos derechos debemos pagarlos, y ya no nos los podemos permitir. No se trata de buenos y malos. Lamentablemente ya no estamos en los tiempos de bonanza, donde los sindicatos y partidos de izquierdas debían evitar injustas explotaciones del trabajador en favor de ingentes beneficios empresariales. Como ya dijimos hace un año, los sindicatos juegan un papel crucial en la defensa de los derechos de los trabajadores ante los abusos de muchos empresarios en tiempos de bonanza económica. Pero cuando el entorno económico se deteriora tanto como en la actualidad y se colapsa el tejido empresarial, el patrón explotador ya no debe ser el enemigo a batir sino el mejor aliado (el único) junto con el que se deben apretar los dientes para salir del agujero.
Hoy estamos ante una situación real que demasiados analfabetos financieros ignoran peligrosamente. Pero claro, para concienciarse de ello hay que tener algunas nociones de economía, mientras que para escalar en el organigrama de un sindicato o partido político es obvio que no.