Generar rentas cuando los tipos no pueden más que subir, y además hacerlo en un entorno recesivo o de crecimiento anémico, en el mejor de los casos puede antojarse como una quimera. Y es que llega un punto en que tratar de arañar décimas de rendimiento a base de añadir riesgo (y no hablamos de mera volatilidad sino de la temida insolvencia), no sólo es temerario sino que además es cada vez más difícil de conseguir. Para muestra unos cuantos botones: El bono soberano español a 10 años, con el endeudamiento del Estado del 100% del PIB y su persistente déficit público del -7%, ofrece un rendimiento increíble del 1,96% anual. O la deuda corporativa "high yield" de empresas del mundo desarrollado, tan sobreendeudadas como los países, con unos "yields" cada vez menos "high" a los que la subida de tipos machacará sin piedad. Y qué decir de la mismísima Grecia, paradigma de la insolvencia y del rescate imposible por parte de Estados también necesitados de rescate, ofreciendo un ridículo 7,79% a 10 años. O sea, que el inversor recibe un 7,79 anual a cambio de que Grecia tenga capacidad de devolverle sus euros intactos en el 2024... Demencial. La deuda soberana que muchos inversores tienen en cartera (ignorando que hay vida más allá de la renta fija cotizada tradicional), que les ha subido tanto como ha bajado la prima de riesgo española en estos dos últimos años, me recuerda mucho al sentimiento del pavo antes de Navidad...
Nos hallamos pues ante un escenario de bolsas desarrolladas entre caras y no baratas, y de renta fija de rendimientos anémicos y horizonte negro. Y en este entorno, tan solo nos quedan dos opciones para conseguir rendimientos interesantes a medio y largo plazo. Una es la bolsa de determinados países emergentes, donde el crecimiento es aún existente, aunque sus volatilidades puedan ser prohibitivas para corazones sensibles y rentistas necesitados de resultados en el corto plazo. Y la otra opción es prestar nuestro dinero a cambio de la devolución del principal más un interés, pero haciéndolo alejados de la afectación de la subida de tipos y sus efectos sobre las cotizaciones de los bonos de renta fija tradicional. Ahí es nada.
La pregunta del millón es ¿cómo podemos prestar nuestro dinero de manera diversificada, solvente, a cambio de rendimientos sustanciales y que no se vean mermados por la subida de tipos? La respuesta nos ha costado casi año y medio de buscar y escarbar en el universo de fondos de inversión de todo el mundo, pero podemos decir que hemos conseguido ya más de media docena de estrategias que cumplen con los requisitos mencionados. Al principio sólo teníamos un par de opciones, con lo que la concentración de riesgo gestor/estrategia era excesiva, pero poco a poco hemos ido añadiendo nuevos fondos que generan esas rentas deseadas y alejadas de los riesgos de la renta fija tradicional.
Hoy disponemos ya de 7 estrategias muy diversas que nos permiten obtener rendimientos sostenidos de entre un 5% y un 17% anual. Entre ellas destacamos fondos que prestan el dinero a empresas norteamericanas, británicas y australianas mediante "bridge loans" o préstamos puente (mientras los bancos les renegocian sus créditos) a plazos de entre 30 y 120 días. Lógicamente estos plazos tan cortos están exentos de la afectación de cualquier subida de tipos, y la gestora mantiene en garantía el dominio sobre las cuentas bancarias donde las empresas reciben sus ingresos.
Otra estrategia totalmente distinta es la inversión en el mercado hipotecario de USA, donde los precios inmobiliarios ya tocaron fondo y están ya en fase alcista, y por tanto las garantías subyacentes aumentan de valor cada trimestre, al igual que el precio de esas hipotecas.
También estamos prestando nuestro dinero a fondos cuyos gestores financian operaciones de materias primas a nivel internacional, mediante fletes de barcos y contenedores que diariamente se comercian de un continente a otro. Lógicamente las garantías ante cualquier potencial impago son los activos de la empresa, además de la propia mercancía fletada.
Otra estrategia en la que tanto nosotros como nuestros Clientes estamos invirtiendo es la compra de seguros de vida de personas mayores en norteamérica, a las que por diversas razones personales ya no interesa mantener dichas pólizas. Los descuentos a los que se pueden adquirir respecto a la prima por defunción varían, pero suelen garantizar rendimientos de doble dígito anuales.
También invertimos en fondos cuyos gestores prestan dinero a empresas y particulares (direct lending) a cambio de garantías que no sólo son hipotecarias, sino también a cambio de otros activos corporativos o mobiliarios. U otros fondos que directamente comercian con materias primas, comprando mercancías no perecederas que previamente tienen vendidas, arbitrando en sus precios ante las ineficiencias de dichos mercados en determinadas regiones del mundo.
Como veis, estrategias y fondos muy diversos, con liquidez mensual o trimestral, pero que desgraciadamente no están registrados en España para su comercialización a través del circuito retail de banca española (o fondos llamados un tanto despectivamente "plain vanilla" entre profesionales del sector). Son estrategias y fondos a los que sólo los inversores cualificados -y bien asesorados- tienen acceso, ya que precisan de vehículos de inversión que difieran su fiscalidad para que tengan las mismas ventajas que los fondos típicos que vende el banco de la esquina. La buena noticia, como venimos ya explicando en diversos artículos anteriores, es que cualquier inversor a partir de 250.000'- euros puede acceder a tener un vehículo propio de inversión que le permita invertir en estrategias reservadas para inversores cualificados, o Qualified Investors (QI).
Hoy más que nunca, invertir como qualified investor a nivel internacional, sin la limitación de los fondos plain vanilla comercializados en España, se hace imprescindible si queremos evitar la muerte lenta del rentista tradicional. La Navidad se acerca, y el pavo, aunque rollizo y contento, tiene los días contados. www.clusterfamilyoffice.com