Publicado en orange.es (17/06/2011)
"Este jueves Habiba pudo volver a ver a su hija.
La pequeña intentó agarrarse al pecho de su madre, pero la lactancia materna es intolerable en los centros de menores de la Comunidad de Madrid.
El relato de la Fundación Raíces, que está amparando a Habiba, es estremecedor:
Justo cuando la niña empezaba a agarrarse, una de las muchas observadoras que están en todas las visitas, ha dicho en voz alta y enérgica ‘NO’; la niña se ha asustado y ha retirado su cabecita quitandose del pecho de su madre.
Habiba y Alma, madre e hija, fueron separadas en la mañana del 30 de junio. Habiba había sufrido malos tratos y se encontraba en una situación de precariedad económica.
La Comunidad de Madrid había acogido a la mujer y a su hija de pocos meses en un centro del Instituto del Menor y la Familia (IMMF). Habiba no sabía que al cabo de un tiempo, aquella extraña institución del Gobierno madrileño intentaría imponerle una norma que ella no podría acatar: adiós a la lactancia natural.
Habiba se resistió a tomar la medicación que pretendía secar sus senos. Y empezaron los problemas. El centro quería implantar en ella un programa de ‘aptitudes’ que contravenía su instinto y, de paso, la doctrina de la Organización Mundial de la Salud, el consenso científico de la Academia Americana de Pediatría, las evidencias del Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría y, lo más insólito, las políticas madrileñas sobre lactancia materna en hospitales y centros de Educación Infantil. Ella daba el pecho a su hija ‘a demanda’ (cuando el bebé lo necesita: por hambre, molestias, consuelo…) y la Administración veía ‘alimentación caótica’.
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Trabajo de interna
A las acusaciones sin base médica se unieron informes de los funcionarios que pintaban a una Habiba rebelde y contestona. Los trabajadores sociales la impelían a que aceptase trabajos como empleada doméstica… interna; para Habiba aquello solo significaba una cosa: dejar de ver a su hija.
Ella quería trabajar y no le importaba de qué, pero sí tenía claro que quería dormir junto a Alma todos los días. El IMMF encontró aquí otro flanco para atacar a la madre: el colecho, la opción más cómoda para mantener la lactancia por la noche, tampoco se ajustaba a lo que los funcionarios de turno creían adecuado para Alma.
El linchamiento institucional no terminaría ahí. Los expedientes que sirvieron para expulsar a Habiba son una acumulación de anécdotas que caricaturizan a una madre inepta: a veces la niña está descalza, a veces lleva los calcetines desparejados…
Cuando el IMMF le quitó la tutela a Habiba, sin ningún peritaje pediátrico, psiquiátrico ni orden judicial -algo innecesario en España-, un clamor recorrió Internet.
La Defensora del Pueblo recibió un aluvión de cartas y mandó investigar el asunto.
En un primer momento aceptó la versión del centro que describía a una Habiba agresiva y aun así pidió que madre e hija volvieran a reunirse:
La madre debiera recibir atención especializada en mujeres maltratadas (…) Mientras tanto, parece necesario en beneficio de la menor, que la relación madre e hija sea lo más amplia posible, a pesar de los indudables problemas objetivados en la personalidad de la madre, lo que no ha impedido un vínculo afectivo sólido entre madre e hija.
La actuación de la Defensora del Pueblo no terminó ahí. Escribió a Esperanza Aguirre, que derivó la consulta a la Consejería de Familia y Asuntos Sociales, que a su vez preguntó a la Dirección General de la Mujer, que en aquel momento pareció reparar en que acababa de dejar en plena calle, sin ningún amparo público, a una mujer sin recursos víctima de violencia de género. Y para poder expulsarla a ella sola le habían quitado la tutela de una lactante…
Habiba recibió una rápida cita para ofrecerle amparo. La Subdirección General de Asistencia a Víctimas de Violencia de Género quiso reunirse con ella el día 7 de junio a las 11.30 para ofrecerle sus recursos. “-¿Para mi hija también? -No, solo para ti”. La Consejería dice que Habiba no se presentó a la cita, pero omite que Habiba ya había rechazado el favor. Se sentía protegida en la Fundación Raíces y no pensaba volver a bajo la tutela de la Administración que le había quitado a su hija.
La Comunidad de Madrid aireó en los medios de comunciación el primer informe de la Defensora del Pueblo, que aceptaba que el IMMF había actuado en todo momento “procurando el mayor interés del menor” y que no se había prohibido la lactancia “en ningún momento”. Otro golpe institucional para Habiba, pero que pronto daría un vuelco…
La defensa de Habiba reaccionó. Un panel de reputados pediatras de la Asociación Española de Pediatría desmenuzó los informes del centro hasta dejar en evidencia la ausencia de conocimientos pediátricos de la plantilla. Lo que los funcionarios veían como nocivo para Alma era en realidad lo más sano desde el punto de vista físico y emocional para madre e hija. Las conclusiones son demoledoras:
* “Los argumentos esgrimidos en el informe al que hemos tenido acceso no solo no justifican que la relación maternal de Habiba con su hija pueda ser perjudicial para Alma, sino que demuestran que Alma estaba perfectamente alimentada, cuidada y querida.
* La decisión de separar a Alma de Habiba es dañina para ambas. Para Alma, porque se le somete a un estrés excesivo, el estrés de la separación, para la que todavía no está preparada, y se le priva del mejor alimento y de los mejores cuidados que puede recibir, cortando bruscamente una relación de apego seguro con su madre.
* El estrés tiene consecuencias físicas (mayor riesgo de infecciones, pérdida de peso) y psicológicas.
* Cuanto más dure la separación, mayor será el daño infringido a Alma.
* Se debería revocar dicha decisión cuanto antes para minimizar los daños causados. Rectificar es de sabios”.
Este informe se unía a las peticiones de la psiquiatra infantil Ibone Olza o de José Luis Linaza, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Autónoma de Madrid. Todos estos informes posteriores avalan las aptitudes de la madre y su estabilidad emocional.
Ante estos informes, la Defensora del Pueblo modificó su criterio:
He considerado necesario volver a dirigirme a la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, ante la preocupación que me causa el contenido de los informes citados, a fin de que, sin demora, se valore la situación de la menor en una Unidad de Hospitalización Pediátrica y, conforme a lo que ya solicité el día 8 de junio, se ofrezca un recurso de convivencia permanente para la madre y la hija, que parece ahora muy urgente a la vista de los informes sobre la salud física y mental de la niña.
La Fiscalía de Madrid ha anunciado que impuganará la decisión del IMMF por estar insuficientemente motivada. La ONG ‘Save The Children’ ha abierto una investigación.
Pero ya no basta. El IMMF tiene nuevas exigencias para Habiba: si espera recuperar a su hija, necesita un empleo y un domicilio.
La ola de solidaridad que ha despertado el caso incluye ofertas de empleo y hogares particulares, pero cada día sin Alma es una era para Habiba. Y no se sabe cómo se encuentra la niña porque nadie ajeno al centro ha sido autorizado a verla… Salvo Habiba. En tres ocasiones, una hora cada día, desde el 30 de junio y siempre bajo la mirada de un grupo de unos 5 funcionarios, vigilante de seguridad incluído, para decir ‘NO’ cada vez que Alma intente tomar el pecho de su madre.
El jueves Habiba salió enfurecida:
¿Por qué no quieren que mi hija me quiera, por qué nos hacen ésto?."
Publicado en orange.es (17/06/2011)