Cambioyev
13/10/14 11:51
Ha comentado en el artículo La salida a Bolsa de Aena desde Economía (no finanzas)
ir al comentario
La historia económica de la España reciente es la historia de cómo las empresas públicas, los activos de todos los españoles, se han malvendido a la aristocracia empresarial o acaban siendo la filial low-cost de compañías extranjeras o directamente se desmantelan.
De monopolio público a monopolio privado y pelotazo por medio. Pero la clave es el coste que supone para el ciudadano la utilización del servicio en ambos casos (vía impuestos o vía pago directo a la empresa que ha conseguido el monopolio) y en cual de ellos obtiene un menor coste y una mejor relación calidad/precio.
Los monopolios y oligopolios se deben reducir al mínimo posible, ya que crean ineficiencias en las relaciones económicas. La existencia de éstos suponen un grave problema cuando su peso es elevado en relación con el total de la economía de un país. Y en España lo es.
Se ha diseñado un modelo económico en el que se adoptan las medidas que hagan falta para que el peso en el tirón de la actividad y del empleo (y de ahí un cierto chantaje permanente) se lleve a cabo, de forma desproporcionada, por las grandes empresas.
Este modelo de mimar en exceso a las grandes compañías y de cortar la hierba que crece bajo las pymes (recortando el poder adquisitivo de los ciudadnos) lleva a la polarización de la economía entre muy ricos y pobres.
Algunos dicen que es porque tenemos sobrecapacidad... de mano de obra y por tanto hay que exportar trabajadores... Cuando España es uno de los paísess de la Europa Occidental con menos densidad de población, más lógico es pensar que lo que hay es infracapacidad empresarial.
Infracapacidad en número de empresas que puedan asbsorber tanta mano de obra desperdiciada e infracpacidad en otros sectores de la actividad como puede ser el de bienes y servicios tecnológicos, informáticos, internet... algo con lo que producir bienes de mayor valor añadido...
Pero probablemente esta incapacidad empresarial se deba a la precariedad laboral y la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos, que es reflejo en gran medida del coste que la sociedad tienen que afrontar por la elevada corrupción.
Para asemejarlo a un tema de actualidad, podríamos decir que España está gravemente infectada por una peligrosa cepa del virus de la corrupción que daña todos los órganos económicos y sociales y genera un alto desempleo crónico. Y nuestras defensas no están preparadas para luchar contra este virus que se ha extendido por todo el país..
Pero, tanto para la corrupción como para mejorar la actividad económica, hay vacunas, sólo hay que tener la intención y la voluntad de aplicarlas:
Cortando de raíz y con todos los medios la posibilidad que la corrupción siga extendiéndose,
castigándola con la dureza necesaria y suficiente para desalentar más casos,
distribuyendo mejor el peso de la economía entre grandes empresas y pymes,
cuidando y mejorando el coste y calidad de los activos públicos,
dando la importancia fundamental que deben tener los ciudadanos en su doble versión trabajador-consumidor para que el sistema económico funcione,
creando las condiciones para que la actividad económica mire más hacia las nuevas tecnologías y
orientando la educación (y hacerla más práctica) hacia el razonamiento, la comprensión de ideas, la interrelación de conocimientos para resolver problemas reales y las nuevas tecnologías y lenguajes de programación...
Sólo así podremos afrontar con algo de garantía los retos de la nueva realidad económica y tecnológica que está a punto de llegar y que irá cambiando la visión que tenemos del mundo.
O adaptarse o morir.