Los aranceles impuestos fruto de la guerra comercial entre EE.UU. y China han añadido de media entre 600-1.000 dólares a la factura anual de los hogares estadounidenses. Asimismo, en las próximas semanas se espera la aprobación del anunciado paquete de ayuda por valor de 1.900 millones. Este nuevo tramo de ayudas, que representa un 8% del PIB del país, se sumará a los ya aprobados durante el año 2020.
En este entorno, el bono americano a diez años mantiene niveles similares a los que veíamos antes del anuncio de la aprobación de la vacuna de Pfizer el 9 de noviembre. De este modo, y pese a que las expectativas de crecimiento han sido revisadas al alza, se observa cómo las políticas monetarias continúan distorsionando los mercados de crédito a ambos lados del Atlántico.
Respecto al fundraising a nivel global, continúa la barra libre. El conjunto de las compañías mundiales ha levantado 400.000 millones de dólares entre renta fija (337.000 millones) y renta variable (64.000 millones) en las tres primeras semanas del año. Este dato supone alrededor de 170.000 millones de dólares más que el año pasado y es una nueva prueba del impacto del entorno de bajos tipos en el que nos encontramos.
En torno a este punto, Goldman Sachs citó que el crecimiento de la oferta de bonos high yield se encuentra “más fuerte que nunca”, con un ritmo un 35% superior al del año pasado. Todo ello considerando que los niveles del 2020 no eran para nada desdeñables. Como consecuencia, actualmente el 50% de los bonos high yield a nivel global cotizan por debajo del 4% de yield, según JP Morgan.
Renta variable estadounidense vs europea
Con un dólar debilitado y una tendencia que acumula cerca de diez años, la pregunta que empezamos a tener encima de la mesa es: ¿tiene sentido una reversión de este panorama a raíz del fuerte repunte económico a nivel global?
Bajo nuestra perspectiva, esta diferencia se atribuye a dos factores fundamentales. En primer lugar, los beneficios por acción de las compañías pertenecientes al índice norteamericano han crecido, a pesar del impacto de la pandemia, un 93% en estos últimos diez años desde los 51,48$ a los 99,35$. Mientras que, por el contrario, en el caso del EuroStoxx600, el BPA medio de sus componentes se ha desplomado un 31% desde 2010. Por otro lado, si echamos un vistazo a las valoraciones, observaremos cómo los inversores han recompensado ese comportamiento en términos de beneficio. En concreto, si nos centramos en la ratio precio-beneficio (cíclicamente ajustado), el EuroStoxx600 mantiene aproximadamente los mismos niveles de comienzos de década –CAPE (o el PER ajustado) 16.7x– mientras que, para el S&P500 esta métrica se ha disparado un 47% en los últimos diez años –CAPE 26.3x–.
Sin embargo, a través de un ejercicio de selección, creemos que se pueden encontrar compañías en Europa con rendimientos similares o incluso superiores a los de Estados Unidos.
Posible aumento en la recompra de acciones
La recompra de acciones está, a día de hoy, un 75% por encima de lo que veíamos a comienzos del año pasado. En concreto, se han recomprado acciones por valor de 34.100 millones de dólares. Las empresas del sector financiero lideran esta corriente con cerca del 70% de la cuota (aunque es cierto que son las primeras en presentar resultados). De acuerdo con Goldman Sachs, la previsión para este año es que las recompras aumenten un 15% respecto al año pasado. De cumplirse sería el tercer año con mayor actividad en este ámbito desde 2007 (seguido de 2018 y 2019). Un escenario que parece bastante optimista.
Con la renta variable en máximos históricos y la renta fija en mínimos, es importante subrayar los niveles de valoración en términos de precio/beneficio (PE). A finales de 2017 el S&P500 mantenía unas cotas cercanas a 21x y el NASDAQ a 30x. Tres años más tarde los niveles se han disparado a 30x y 72x respectivamente. Por ello, cobrará especial relevancia a partir de ahora la presentación de resultados por parte de las compañías tecnológicas.
La Fed mantiene intacta la política monetaria
En su última reunión, la Fed ha mantenido intacto su mensaje. La postura ultra-acomodaticia de la Reserva Federal es inamovible hasta que veamos signos sólidos de recuperación económica y una tendencia que nos permita vislumbrar los objetivos de pleno empleo y una tasa de inflación del 2% en el largo plazo. Por tanto, el organismo monetario mantiene su ritmo actual de compra mensual de activos en 120.000 millones hasta nueva orden.
Christian Rouquerol, Director de Ventas Iberia de Tikehau Capital