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De vez en cuando, los mercados son escenario de «episodios», situaciones en las que la cotización de los activos se aleja de su valor fundamental debido eminentemente a la respuesta de los inversores a determinadas noticias o acontecimientos. Cuando tales movimientos hacen que los activos pasen a estar infra- o sobrevalorados, pueden crear oportunidades para comprar o vender, en base a la expectativa de que su precio acabará volviendo a reflejar su valor justo.
No obstante, el mundo de la inversión es enormemente dinámico. Hoy en día, muchos inversores ponen énfasis no solo en el dinero que reciben de sus inversiones, sino también en aspectos de naturaleza no financiera de los activos en los que invierten. Sus objetivos van más allá de la renta y la revalorización de sus carteras, y reflejan un interés creciente en los criterios medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG) de las compañías a las que proporcionan capital. Así, las gestoras están tratando de ofrecerles más maneras de lograr dichos objetivos, por ejemplo, ofreciendo nuevos fondos que incorporan objetivos de inversión responsable.
La inversión responsable se ha desarrollado con gran rapidez en los últimos años. Con anterioridad a la creación de los procesos sofisticados de hoy en día, los gestores de fondos se habrían limitado a no invertir en compañías que en su opinión incumplen ciertos criterios éticos. Esto se tradujo en filtros diseñados para imponer limitaciones a la inversión en ciertas industrias, como por ejemplo las bebidas alcohólicas y el tabaco.
Sin embargo, las gestoras han ido más allá, respondiendo a la exigencia de incorporar elementos y fuerzas «para el bien» en sus decisiones de inversión. De este modo, algunos fondos de nueva creación giran en torno a temas como la sostenibilidad y se concentran en el impacto positivo que pueden ejercer las compañías sobre el medio ambiente o la sociedad.
Gráfico 1. Desarrollos en la sofisticación de la inversión responsable
Las rentabilidades pasadas no son un indicativo de rentabilidades futuras.
El mercado de las estrategias de temática sostenible y de impacto creció a un ritmo anual superior al 50% entre 2014 y 2016. ¿A qué obedece este fuerte crecimiento? Un estudio de Morgan Stanley realizado en 2017 reveló que un 75% de los inversores están interesados en la inversión sostenible, y dicho porcentaje aumenta hasta el 86% entre los inversores millennials (con edades de 18 a 35 años). La mayoría de los millennials encuestados afirmaron creer que la inversión sostenible supone renunciar a cierta rentabilidad financiera, pero aun así estaban dispuestos a considerar la adopción de dicho enfoque.
Sin embargo, cada vez más cifras sugieren lo contrario: la inversión sostenible podría generar rentabilidades superiores. En comentarios incluidos en el estudio, los analistas de Morgan Stanley afirmaron que los grandes inversores institucionales estaban comenzando a darse cuenta de que los factores ESG brindan una perspectiva única de los riesgos y oportunidades a largo plazo. Si la idea de que la inversión responsable no tiene por qué implicar un coste financiero para inversor, el interés en estos enfoques podría aumentar más si cabe.
No olvide que el valor de las inversiones fluctuará, por lo que el precio de los fondos subirá o bajará y podría usted no recuperar su inversión inicial.
Las compañías están reconociendo que actuar de forma responsable y adherirse a criterios más estrictos conlleva ventajas, también de naturaleza financiera. Esto puede incluir reducir el desperdicio y la generación de residuos, minimizar la contaminación y abastecerse a través de fuentes sostenibles. Adoptando un enfoque proactivo, también pueden convertirse en modelos de mejores prácticas y adelantarse a los requisitos regulatorios del futuro (o incluso ayudar a formularlos).
Algo de lo que muchos inversores quizá no se han dado cuenta es que la renta variable –la participación en el capital de las empresas– no es el único modo de acceder a la inversión ESG. La financiación a través de préstamos –ya sea ofreciéndolos directamente o comprando bonos– también permite a los inversores exigir la implementación de mejores prácticas como precondición de dicha financiación. Esto significa que un análisis ESG experto puede ser una característica tan importante para los fondos multi-activos como lo es para los de renta variable o renta fija. Ofrece a los inversores multi-activos la posibilidad de integrar temas ESG en sus carteras sin dejar de gozar de las ventajas de un enfoque mixto, entre ellas la diversificación que aporta el invertir en múltiples clases de activos.
Por consiguiente, las gestoras con capacidades ESG sofisticadas en una amplia gama de oportunidades de inversión podrían estar bien situadas para ofrecer fondos multi-activos que capturan simultáneamente varios temas. Tales oportunidades podrían abarcar renta variable tradicional, bonos verdes (emitidos para financiar iniciativas medioambientales), proyectos de infraestructura de interés público y muchas otras fuentes. A medida que la inversión responsable con criterios ESG estrictos cobra cada vez más importancia entre los objetivos de muchos inversores, las gestoras capaces de combinar de forma efectiva capacidades de asignación de activos con conocimientos y experiencia en materia de ESG en su gama de productos multi-activos podrían gozar de una gran demanda.
Equipo Multi-Activos de M&G
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