BUENAS NUEVAS, al final cada uno tiene lo que se merece ¿?
El confidencial de hoy
Eurobank: Eduardo Pascual tiene que pagar otros 6 millones de euros si no quiere ir a los tribunales
La suerte está echada. Reflotar Eurobank, que éste pague el dinero a sus depositantes y que sea absorbido por La Caixa del Llobregat, pasa, porque así lo exige el Banco de España y el nuevo presidente, Rubén Manso, porque el promotor y ex presidente de la entidad, Eduardo Pascual, se haga cargo de créditos dudosos ligados a las empresas a través de los cuales controlaba Eurobank o a otras empresas de su propiedad. Hasta ahora, y tras un duro e interminable tira y afloja, Pascual ha accedido a pagar (en cifras absolutas) unos 4 millones de euros. Rubén Manso le exige otros 6 millones, hasta un total de 10. En definitiva, la alternativa en la que se le sitúa es muy simple: o paga o será llevado a los tribunales con no pocas posibilidades de acabar en la cárcel. Por el momento, Eurobank no se ha convertido en objeto de campaña electoral (elecciones catalanas del 16 de noviembre) entre los partidos políticos, pero aún queda semana y media para probar suerte.
La prensa del martes 4 anunciaba que Eduardo Pascual había convocado Junta Extraordinaria de Eurobank para destituir al Consejo, es decir, para sustituir a Rubén Manso. Muy propio del estilo "pascualino". Pero lo cierto es que en la mañana del mismo martes, las sociedades de Pascual, Aubar y Tradona, enviaban una carta al banco renunciando a la convocatoria. En otras palabras, Pascual se echaba atrás, y el tiempo se le acaba: debe abonar los 6 millones de euros que se le exigen o el Consejo de Administración le llevará a los tribunales de Justicia.
Eso sí, lo que ha quedado claro es que la inspección del Banco de España no puede ceñirse al balance. No sólo hay que inspeccionar el banco, hay que inspeccionar también a los banqueros, especialmente los flujos financieros existentes entre los consejeros y la propia entidad. La verdad es que, en el caso Eurobank del Mediterráneo, la actuación del Banco de España ha resultado desesperantemente lenta.
Moncholi