Las obligaciones preferentes no son depósitos. El capital no está ni ha estado nunca cubierto, no está ni ha estado nunca garantizado por el FGD y su liquidez es y ha sido siempre escasa porque hay que venderlas en el mercado secundario.
Por duro que sea asumirlo, es lo que ha firmado quien las adquirió y, como en el póker, cuando se gana se pegan saltos de alegría, sin pensar que se podría haber perdido. Y ahora se ha perdido (o casi). Pueden sentirse engañados, pero cuando el pescadero le dice a cualquier ama de casa que su pescado es fresco, va y comprueba las agallas y los ojos porque desconfía. Cuesta creer que no se haga lo mismo con los ahorros de una vida. Si se es mayor de edad y libre, se es mayor y libre para todo.
Y si queremos que el Estado sea una guardería, lamentablemente también tendría que serlo para todo. (Y creo que vamos camino de eso).
Eso no quita para que en los colegios se impartiera alguna cultura financiera antes de llegar a adulto. Ni tampoco que se persigan las malas prácticas de los empleados de banca que sigan esas malas prácticas. Porque otros, simplemente, se habrán limitado a informar al cliente correctamente, y el cliente, libre y responsable de sus actos, habrá aceptado el acuerdo.