Buenas.
Permítanme que les diga que en mi opinión nuestro banco habitual, ni antes era el mejor ni ahora es el peor. Simplemente será una de las muchas entidades que ha cambiado, -o se ha visto obligado a cambiar- entre otras, su política de cobro de comisiones.
Quizás antaño, las oficinas de cualquier entidad bancaria, tenían la potestad de eximir del cobro de comisiones y ahora no, ya que las normas de actuación les vienen impuestas. A pesar de que las entidades tratan de "vincularnos" (hipoteca, nómina, recibos, seguros, planes de pensiones y un largo etcétera), los clientes estamos cada vez menos vinculados: buscamos al que nos pague más y nos cobre menos. A menudo, cambiamos de banco como quién cambia de traje y estamos en todo nuestro derecho, -diría mas- estamos en la obligación velar por nuestros sagrados intereses. La desconfianza actual hacia las entidades bancarias no la hemos generado los clientes, si no que la han perdido las entidades bancarias, y en la actualidad pasa por ser su gran asignatura pendiente.
No obstante, a menudo, hago la siguiente reflexión: ¿que es lo primero que le pido a mi entidad financiera? CONFIANZA. Si mi entidad en su conjunto, y mi oficina en particular no merecen mi confianza, me son indiferentes unas décimas mas o menos, (hoy no podemos hablar de puntos porcentuales) una comisión más o menos o una bonificación en mis compras con tarjeta . Llego a la conclusión de que tengo que ser lo suficientemente inteligente para decidir que entidad financiera me conviene, en lo que verdaderamente es esencial para mi y no escuchar “cantos de sirena” que terminarán siendo, en el mejor de los casos, "el chocolate del loro".
Un cordial saludo.