El día 3 de Octubre pasé uno de los momentos decisivos en mi vida. Acudí a las pruebas de aptitud para obtener el certificado A que te acredita formado para ejercer como corredor de seguros (luego viene conseguir la autorización administrativa y cumplir los requisitos, pero eso es otra historia...).
A lo mejor esto no parece muy emocionante, pero para mí lo fue. Fue el momento de confirmación de una difícil decisión: orientar mi futuro profesional a la mediación de seguros, dedicar mi trabajo y mi esfuerzo a asesorar y ayudar a la gente a proteger su patrimonio. Considero que es un trabajo muy bonito, por supuesto que espero una retribución a cambio, pero no se me ocurren muchas maneras de ganarse la vida que generen en mí tanta ilusión. Otra importante obsesión es la de intentar mejorar la imagen del seguro, generada por muchas operaciones mal hechas y la falta de profesionalidad que se observa en algunos campos de la mediación. Ya habrá tiempo de hablar de todo eso. Hoy las cosas buenas.
El día 6 de Noviembre, es decir, el Viernes, salieron las listas de aptos y no aptos. Yo estaba convencido de que no iba a superarlas. Incluso había contactado con el Colegio de Mediadores de Salamanca, para apuntarme al curso donde también se imparte esta materia. Bastante nervioso, consulté la lista. Una hoja de aptos, unas 20 personas (21 exactamente, comprobé después). "Buf, Gonza, me parece a mí que no va a haber suerte..."
Pues allí estaba mi nombre. La sensación fue indescriptible, no porque me sintiera como si hubiera aprobado una oposición de notarías, simplemente por el hecho de ver que la cosa va en serio, saber que ahora sí estás comenzando el largo camino que te llevará una vida recorrer, y ser plenamente consciente de ello es una sensación muy fuerte.
Llevo desde ese momento, desde el Viernes a las 09:00 de la mañana, reflexionando mucho. Ahora estoy aquí, mientras escribo esta entrada y escucho un poco a King Crimson, pensando en todo lo (poco) que he vivido en este mundo del seguro, todo lo (mucho) que mi padre, corredor de seguros dedicado a esto desde hace ya 30 años me ha enseñado y cómo ha hecho que aprendiera a amar la profesión. Pensando cómo enfocar las cosas, soñando con el futuro...
Conclusión sobre las ensoñaciones: Al final lo único que vale es trabajar. El día a día, el aprendizaje continuo, el afán por ser un buen profesional y por dar un servicio completo, ético, personalizado... Lo más fácil de decir es lo más difícil de hacer, y la base de todo lo demás.
Me quedan años de duro trabajo. Leo a muchos corredores y agentes por la red: Carlos Lluch, Jaume, Ángel del Amo... Sus palabras me muestran amor por su profesión. Convencimiento de la importancia de hacer las cosas bien, de respetar la libertad y la individualidad, de que por encima de "vender seguros" está proteger el patrimonio de las personas con dedicación, con mimo y con profesionalidad.
Mi padre, corredor de seguros desde hace más de 30 años, me inculcó esos y otros valores que pienso respetar hasta el día en que me muera. El mundo está cambiando, y en algunos aspectos como éste a peor. Pero soy una persona optimista por naturaleza: La labor que hacen (un día de estos diré que hacemos) los buenos mediadores creo superará las campañas publicitarias masivas y las malas artes y presiones.
Y si no es así, pues yo me retiraré y me dedicaré a otra cosa cuando no me quede más remedio. Pero hoy, domingo 8 de Noviembre de 2009, en tiempos dominados mediáticamente por rastreadores, bancos y lineas directas, yo creo en nosotros (¿puedo decir ya "nosotros"?). Creo en Carlos, en Jaume, en Ángel, en Rafa, en los mediadores que conozco personalmente, en mi padre, y en todos los que miman el seguro y a los asegurados. Vosotros sois los que hacéis ver que esto vale la pena. Mi más sincera enhorabuena: Por lo menos sabed que no estáis solos.
A lo mejor esto no parece muy emocionante, pero para mí lo fue. Fue el momento de confirmación de una difícil decisión: orientar mi futuro profesional a la mediación de seguros, dedicar mi trabajo y mi esfuerzo a asesorar y ayudar a la gente a proteger su patrimonio. Considero que es un trabajo muy bonito, por supuesto que espero una retribución a cambio, pero no se me ocurren muchas maneras de ganarse la vida que generen en mí tanta ilusión. Otra importante obsesión es la de intentar mejorar la imagen del seguro, generada por muchas operaciones mal hechas y la falta de profesionalidad que se observa en algunos campos de la mediación. Ya habrá tiempo de hablar de todo eso. Hoy las cosas buenas.
El día 6 de Noviembre, es decir, el Viernes, salieron las listas de aptos y no aptos. Yo estaba convencido de que no iba a superarlas. Incluso había contactado con el Colegio de Mediadores de Salamanca, para apuntarme al curso donde también se imparte esta materia. Bastante nervioso, consulté la lista. Una hoja de aptos, unas 20 personas (21 exactamente, comprobé después). "Buf, Gonza, me parece a mí que no va a haber suerte..."
Pues allí estaba mi nombre. La sensación fue indescriptible, no porque me sintiera como si hubiera aprobado una oposición de notarías, simplemente por el hecho de ver que la cosa va en serio, saber que ahora sí estás comenzando el largo camino que te llevará una vida recorrer, y ser plenamente consciente de ello es una sensación muy fuerte.
Llevo desde ese momento, desde el Viernes a las 09:00 de la mañana, reflexionando mucho. Ahora estoy aquí, mientras escribo esta entrada y escucho un poco a King Crimson, pensando en todo lo (poco) que he vivido en este mundo del seguro, todo lo (mucho) que mi padre, corredor de seguros dedicado a esto desde hace ya 30 años me ha enseñado y cómo ha hecho que aprendiera a amar la profesión. Pensando cómo enfocar las cosas, soñando con el futuro...
Conclusión sobre las ensoñaciones: Al final lo único que vale es trabajar. El día a día, el aprendizaje continuo, el afán por ser un buen profesional y por dar un servicio completo, ético, personalizado... Lo más fácil de decir es lo más difícil de hacer, y la base de todo lo demás.
Me quedan años de duro trabajo. Leo a muchos corredores y agentes por la red: Carlos Lluch, Jaume, Ángel del Amo... Sus palabras me muestran amor por su profesión. Convencimiento de la importancia de hacer las cosas bien, de respetar la libertad y la individualidad, de que por encima de "vender seguros" está proteger el patrimonio de las personas con dedicación, con mimo y con profesionalidad.
Mi padre, corredor de seguros desde hace más de 30 años, me inculcó esos y otros valores que pienso respetar hasta el día en que me muera. El mundo está cambiando, y en algunos aspectos como éste a peor. Pero soy una persona optimista por naturaleza: La labor que hacen (un día de estos diré que hacemos) los buenos mediadores creo superará las campañas publicitarias masivas y las malas artes y presiones.
Y si no es así, pues yo me retiraré y me dedicaré a otra cosa cuando no me quede más remedio. Pero hoy, domingo 8 de Noviembre de 2009, en tiempos dominados mediáticamente por rastreadores, bancos y lineas directas, yo creo en nosotros (¿puedo decir ya "nosotros"?). Creo en Carlos, en Jaume, en Ángel, en Rafa, en los mediadores que conozco personalmente, en mi padre, y en todos los que miman el seguro y a los asegurados. Vosotros sois los que hacéis ver que esto vale la pena. Mi más sincera enhorabuena: Por lo menos sabed que no estáis solos.
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