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Siguiendo con la serie acerca de los test de estrés, me gustaría recordar que en el primero constaban los problemas derivados de las previsiones en general  y como esto afectaba al resultado global de los resultados. En este sentido es difícil defender, (o por lo menos debería ser explicado),  que el Banco de España establezca la posibilidad de la caída del pib en un 0,5%, lo cual es como poco aventurado.

El segundo post trataba acerca del cacao que tenemos con los datos que se usan, de tal forma, que es imposible darle validez alguna a unos análisis, sin tratar primero de determinar cuáles son los valores reales de los balances de las entidades financieras.  Además era muy difícil generar un mínimo de confianza, cuando se toman los valores de las entidades a 31 de diciembre de 2010, y los datos de partida, (y por ende el análisis), no coincide con los datos de la misma fecha de las cuentas depositadas de las entidades, ni tampoco con los datos de los anteriores test de estrés, publicados en marzo de 2011 por el Banco de España, que partían exactamente de los mismos datos.

Pero los problemas de estos análisis que se han publicado aquí, no acaban en estos detalles, sino que la metodología con los que se tratan adolece también de unos cuantos defectos. Otro de los post del 2010, acerca de los fallos de los test de estrés, es el carácter estático de todas las variables y predicciones. En este sentido los análisis de estrés en realidad no eran tales sino que eran análisis de sensibilidad ante determinadas variables, pero manteniendo irrealmente el resto de variables constantes.

Si nos damos cuenta, otra vez volvemos a encontrarnos con una curiosa metodología en la que en las situaciones adversas, ni la estructura del balance, ni las cuentas de resultados, ni tan siquiera el margen de las entidades financieras se ve afectado. Nos cuentan que esto es por simplicidad y lo más curioso, por consistencia en los resultados, pero no tienen absolutamente ningún sentido tratar de defender que las entidades van a ganar lo mismo y de la misma forma en todas y cada una de las situaciones.

Pero la mayor inconsistencia es que en estos nuevos esquemas, resulta que los activos se incrementan. Es decir, por un lado se mantiene la estructura de las entidades, pero por otra parte, al ir incrementando el pasivo; (por el lugar de los beneficios), se van a incrementar siguiendo el mismo porcentaje que ahora.

Mediante este supuesto, se comprueba que las entidades generan mediante las simulaciones de la EBA fondos propios, a pesar de que caigan los mercados financieros, la vivienda y el PIB se deteriore; Esto que queda muy bien en el papel, en la realidad se ha demostrado que no ocurre, (como podemos ver en la evolución de los fondos propios de Santander).

Si la situación económica, la situación financiera y en particular la deuda pública, se deteriora, lo que está claro es que por un lado las partidas de activo se supone que han de sufrir minusvalías o pérdidas, y por otro lado la generación de beneficios se modifica. Por tanto, es fácil entender que lo que ha ocurrido cuando han caído los mercados financieros o la economía, es lo más lógico del mundo; ¡los fondos propios de las entidades caen!, lo que no tiene sentido ninguno es que en este escenario estos suban.

Es cierto que una increíble innovación financiera y un absoluto descaro desde los reguladores a la hora de hacer la vista gorda a lo que a todas luces se llama ocultar las pérdidas y manipular los balances, puede hacer que los números se mantengan en determinados niveles, (que por cierto sólo son óptimos porque todo el mundo parece que se ha puesto de acuerdo en los mismos niveles, aunque divergen), y de esta forma, podamos ofrecer una imagen de solvencia determinada.

Lo cual nos lleva a otro gran problema de los test de estrés del 2010, y no es otro que obviar el problema fundamental que nos encontramos actualmente, y es el gran lío que existe entre solvencia y liquidez.  Los procedimientos de las pruebas de resistencia surgen con el compromiso declarado de tratar de anticiparse a los problemas de solvencia y dejando de lado los problemas de liquidez.

Por supuesto, esta metodología no tiene ningún sentido en el caso de que se trate de anticipar unos problemas en los mercados financieros que siempre han venido del mismo lado. Es cierto que como explicaba en el post, es completamente normal porque realmente los problemas de solvencia se pueden ir ocultando, mediante las manipulaciones de balances y la ingeniería contable. Por supuesto todo ello, mientras exista liquidez suficiente. Por tanto, aunque sea un problema de solvencia, siempre estallará por el lado de la liquidez.

Pues teniendo claro esta tónica, (tantas veces repetida y que tantas veces ha obligado a todo el mundo a facilitar liquidez en cantidades inimaginables hasta no hace mucho), lo que procede para tratar de anticiparse a los problemas es sencillísimo. Se trata una vez más de buscar la claridad en los balances, y por supuesto, tratar de determinar las condiciones de sequía de liquidez que se pueden soportar para el caso de las entidades que realmente fuesen solventes.   

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