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Hoy me toca también un post acerca de otra de McCoy, (Alberto Artero), que tiene un problemilla de visión cuando le tocan los bancos. Una cosa que siempre me ha intrigado es la relación amor-odio que tiene con su sector. Por un lado entiende que se cometen auténticas burradas, pero por otro lado cuanto toca poner nombres todos son santos. Y conste que en mi opinión es sincero, y que está desenfocado por sentir admiración (y repito creo que sincera) por banqueros, mientras siente cabreo por las banqueradas.

Hoy coloca un post acerca de la citación a Botín, Francisco González y Fainé, en calidad de presidentes de Banco Santander, BBVA y La Caixa y en calidad de asistentes a varias reuniones secretas con Luis de Guindos en el fin de semana en el que se precipitó la dimisión de Rato, y la  caída de Bankia. Y por supuesto se pone de lado de los banqueros, no entendiendo, por varias razones dicha llamada a declarar, hasta el punto que afirma que esto no es más que otra “china en la marca España”, con el objetivo de satisfacer el ego de un juez.

Para ser justos, explica correctamente que lo que trata este juez es “delimitar responsabilidades ante el cruce de acusaciones entre Gobierno, supervisor, auditor y gestores.” Esto lo considera un error típico de juez estrella, (igual que otros estrellados en el pasado), y un gran chinazo contra la “Marca España”; que no sirve para otra cosa que como coartada de todo tipo de animaladas.

En primer lugar, tenemos que entender que si un juez está investigando unos delitos, está obligado a investigar todos y cada uno de los puntos que aparezcan. En particular si alguien está diciendo, (tanto las acusaciones particulares o las defensas) que existió algún tipo de acuerdo, complot o conspiración entre unas determinadas personas, y luego se descubre que han existido cenas entre estas personas y el gobierno en el fin de semana anterior; y que estas reuniones se califican por uno de los asistentes como “las reuniones normales para conversar sobre temas generales pero no sobre Bankia”; pues lo normal, lo obligado y lo que procede es llamar a declarar. Esto es lo que ocurriría en un país serio, lo que a la postre genera la marca España. ¿O no somos todos conscientes de que admiramos los países que han llevado a juicios a todo aquel que pudiera cometer un delito?.

Si quitamos los nombres a los asuntos, debemos entender que lo mínimo que se debe exigir a un juez es que llame a declarar a los participantes en estas reuniones, porque sinceramente es difícil de entender la existencia de varias cenas secretas en medio de una situación, como la que nos ocupa, entre regulados y reguladores, explicada por un ministro de economía como algo normal y en las que dice que se trataron “cosas normales”. Esto directamente no hay quien se lo crea y está claro que si no estuviésemos hablando de los tres presidentes de los tres mayores bancos de España, absolutamente a nadie le hubiese extrañado la toma de declaración. De hecho, lo absurdo (y lo que en realidad nos da la marca España), es la sensación de que irán a declarar, se habrá cubierto el expediente y el juez se creerá lo que digan sin más investigaciones, ni indagaciones.

Nos cuenta McCoy en el propio artículo que las versiones de estas 48 horas, el ministro buscó la complicidad de estas tres personas en la destitución de Rato, decisión para la que contaba con el beneplácito del Banco de España. De verdad no se entiende la necesidad de investigar unos hechos cuando resulta que el ministro ha negado cualquier tipo de intervención en la dimisión de Rato, que el Banco de España haya dicho que no se ha manifestado y que el ministro habría mentido, de ser cierta esta versión, ante los tribunales. Lo curioso es que en el post de ayer se quejaba de las manipulaciones.

En esta situación hay tres cosas claras; la primera es que nadie sabe exactamente lo ocurrido; la segunda es que lo manifestado en los tribunales y ante la opinión pública no se lo puede creer nadie y la tercera es que estamos en un proceso penal. Y en esta situación la llamada a declarar de todo el que haya podido tener algo que ver en el asunto es lo mínimo que nos podemos encontrar. De hecho, en el caso de personas y empresas “normales”, las decisiones a tomar hubiesen sido bastante más contundentes que una llamada a declaración en calidad de testigo.

Esta situación de la marca España, tribunales y personajes relevantes, curiosamente está de moda con la imputación de la infanta Cristina, o mejor dicho con la desimputación de la infanta. Exactamente la misma cantinela de la marca España es la que se ha usado para tratar de justificar situaciones tan anormales como el hecho de que el fiscal se convierta en abogado defensor y de que de alguna forma a una persona que ocupa un cargo en una entidad que está sometida a investigación durante unos cuantos años por tráfico de influencias no sea investigada, ni tenga que declarar.

El problema es que se está usando el concepto de la “Marca España” para algo equivocado y partiendo de un error de base. Lo que es perjudicial para nuestro país no es que los banqueros, la princesa o quien sea vaya a declarar, sea imputado o incluso entre en prisión, si toca. Lo que realmente afecta a la imagen del país es la existencia de cenas secretas entre regulados y reguladores, que estas se vean normales, que luego resulte que un ministro va a contar algo a un juzgado que sea difícil de creer, que después se defienda que mejor nos lo creemos, que tengamos todos claro que los tres banqueros van a pasarse por allí a contar la misma versión, (la que nadie se cree) y que no pase nada. Lo que realmente afecta a la imagen del país es que tengamos una infanta relacionada con una entidad que percibía claramente fondos públicos por ser sus socios, lo que eran, que vivía en una casa que se pagaba por esto, que disfrutaba de los beneficios de estas actividades y que ni tan siquiera haya tenido que contestar ni una sola pregunta.

 Lo que afecta a la imagen de un país no es que se conozcan sus miserias, sino tanto sus miserias como el hecho de que no se haga absolutamente nada para los miserables. Lo que destroza la Marca España es que a nadie sorprende que determinadas personas hagan determinadas cosas; lo que destroza la imagen de España es que lo que sorprende y lo que se critica es que resulta que en medio de una investigación penal se llame a declarar o se impute a personas que evidentemente están muy relacionadas con el asunto.

Y al que le preocupe la imagen de España, (y España en su conjunto), tendrá que tener claro que esto va así: que de una santa vez el que la hace, que la pague, (independientemente de su posición), lo cual es paso imprescindible para que unos cuantos se corten un poco, en lugar de considerar esto como un cortijo; después de esto España habrá ganado mucho y mejorado, y cuando nos vean, verán algo mejor. Es decir; la imagen de España cambiará, cuando cambien las cosas, se demuestre este cambio y además pase el tiempo para que nos lo creamos.

Hasta entonces nos tocará imagen de republica monarquía bananera, porque es lo que somos actualmente, aunque está cambiando.

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    10/05/13 12:05
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