LARSA no es sólo una marca de productos lácteos. Es la marca de gran consumo preferida por los consumidores gallegos a la hora de hacer la compra.
Así se desprende cada año de los diversos estudios de mercado que evalúan las marcas más consumidas en España, y que analizan las tendencias región por región.
En Galicia LARSA supone un caso singular: el de una marca regional que se sitúa año tras año en la cesta de la compra de forma prioritaria (en el primer o segundo puesto), por delante incluso de las todopoderosas marcas de las multinacionales como Coca-Cola, Danone o Colgate.
Un caso desde luego interesante para el análisis. El de una enseña "de toda la vida" que en sus comunicaciones ofrece al consumidor “campo”, “origen gallego”, "pastoreo" y “tradición”, un posicionamiento ciertamente acertado a la hora de vender productos lácteos que la empresa ha sabido sabiamente explotar.
LA HISTORIA DE LARSA: DE UNA PEQUEÑA QUESERÍA GALLEGA A CONVERTIRSE EN LA MARCA LÍDER DE LA CESTA DE LA COMPRA EN LA REGIÓN
LARSA es hoy una empresa integrada en CAPSA (Corporación Alimentaria Peñasanta, S.A.- Central Lechera Asturiana) y cuenta con 2 plantas productivas en Galicia: Vilagarcía de Arousa (Pontevedra) y Outeiro de Rei (Lugo).
En ellas se fabrica un amplio portafolio de productos lácteos (leche, yogures, quesos, batidos, mantequilla, nata, etc.) que se comercializan principalmente dentro del mercado gallego.
1ª ETAPA (AÑOS 30). LOS ORÍGENES DE LARSA: LA GRANJA ARJERIZ DE LUGO
El comienzo de la empresa se remonta a 1933, cuando los hermanos Rodríguez López ponen en marcha la Granja Arjeriz en la localidad lucense de Chantada.
En esta pequeña explotación comienzan a elaborar y distribuir leche, quesos y mantequillas, en un primer momento dentro de la provincia de Lugo, y tiempo después llegando a las principales poblaciones de Galicia. Uno de sus primeros quesos de mayor éxito sería el plano tipo “Arzúa”.
El crecimiento de la producción y ventas es constante, hecho que les lleva a abrir una primera planta industrial en Chantada junto a la granja.
De esta forma fue posible ganar en capacidad de producción, automatizar algunas partes del proceso que eran prácticamente manuales, y atender así a una demanda creciente de quesos y derivados lácteos.
2ª ETAPA (AÑOS 40). LA CENTRAL LECHERA DE VIGO
Tras años de actividad y presencia a nivel regional con la Granja Arjeriz, estalla la guerra civil española (1936-39), la cual paraliza los proyectos de crecimiento de la empresa.
A principios de los años 40 -tras haber finalizado el conflicto bélico- España se encuentra en pleno proceso de recuperación económica. Comienza a existir una demanda creciente de alimentos, y es cuando los hermanos Rodríguez deciden poner en marcha la Central Lechera de Vigo, la cual supondría el verdadero germen de lo que es la actual LARSA.
La factoría se encontraba ubicada en pleno centro de la ciudad, en un bajo de la calle Lóriga, y allí se elaboraba y comercializaba leche fresca del día para abastecer Vigo y alrededores. LARSA fue adquiriendo furgonetas y camiones de reparto con los que distribuir y comercializar a diario su leche fresca del día.
Vigo era por aquel entonces una ciudad en pleno apogeo y gran crecimiento, y además configuraba un mercado ciertamente atractivo al contar con gran cantidad de familias demandantes de leche.
Durante estos años los hermanos Rodríguez mantienen en funcionamiento ambas plantas productivas: la Granja Arjeriz (denominación que se convertiría en una de las marcas comerciales utilizadas por LARSA) y la Central Lechera de Vigo.
3ª ETAPA (AÑOS 50). NACE “LACTO AGRÍCOLA RODRÍGUEZ, S.A.” (LARSA) EN VILAGARCÍA DE AROUSA
En 1947 los hermanos Rodríguez fundan la sociedad Lacto Agrícola Rodríguez S.A. (cuyo abreviatura es LARSA) e inauguran una nueva fábrica mucho más grande y moderna ubicada en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra).
En la nueva factoría se continuaría y potenciaría la estrategia de diversificación de la gama de productos que LARSA venía implementando desde sus inicios.
De esta forma nuevas familias de productos completarían el catálogo de la empresa, como es el caso de los famosos yogures LARSA y su característico vasito de plástico, único en el mercado y prácticamente inalterable hasta nuestros días.
En esta etapa se comienza a fabricar y comercializar únicamente la variedad "natural", la cual es ciertamente bien acogida por el mercado.
La leche de la marca LARSA era por aquel entonces ya muy apreciada por los hogares gallegos, y esta positiva valoración fue aprovechada para la extensión de la marca a los yogures LARSA. A mayores se desarrollan y comercializan nuevas variedades de quesos, como el tierno de bola denominado comercialmente "Trébol" o la especialidad "Hórreo", las cuales siguen existiendo hoy en día.
Por esta época los productos LARSA empiezan a ser comercializados fuera de Galicia, comenzando a llegar a una gran parte del mercado nacional a través de distribuidores en otras provincias. LARSA combinaría la distribución propia (mediante una flota de camiones y furgonetas de reparto) por la geografía gallega con la distribución externa a través de mayoristas y distribuidores por el resto de España.
En la década de los años 60 LARSA contaba ya con tres centros productivos en Galicia (Granja Arjeriz en Lugo, Central Lechera de Vigo y la factoría de Vilagarcía), y un portafolio de productos compuesto por una gran variedad de leches, mantequillas, quesos y yogures.
4ª ETAPA (AÑOS 70). LA ÉPOCA DORADA DE EXPANSIÓN Y CRECIMIENTO POR TODA ESPAÑA: LAS ADQUISICIONES DE OTRAS EMPRESAS LÁCTEAS
La planta de producción de Vigo (ubicada en un bajo en el centro de la ciudad) comienza a quedarse pequeña ante la demanda creciente de los productos LARSA (principalmente la leche).
Es por ello que en 1964 se pone en marcha la Central Lechera de Balaídos en otro barrio de Vigo esta vez ocupando una parcela y una nave con oficinas. Estas instalaciones estarían dedicadas por completo al embotellado y embolsado de leche fresca con medios mucho más automatizados y modernos. De esta forma se incrementa así la capacidad de producción total de leche pasteurizada.
A principios de los 70 -al compás del desarrollo del mercado de gran consumo en España, momento de crecimiento de la economía en el cual los consumidores comienzan a demandar nuevos y más sofisticados productos- se intensifica la extensión de la gama de productos, comenzando a comercializar nuevos postres y natas.
El yogur sabor a vainilla de LARSA se convertiría en poco tiempo en el más icónico y exitoso de la marca, posicionándose como líder en ventas en varios mercados.
La clave (según dicen los expertos catadores) está en la combinación de la textura típica de los yogures LARSA -con una consistencia muy equilibrada entre crema y gelatina- y el aroma de vainilla empleado en su elaboración, el cual aporta un sabor muy "natural", mucho menos artificial que los yogures de vainilla de la competencia.
Este mix fue el que cautivó los paladares de los consumidores, los cuales se volvieron ciertamente fieles y seguidores de esta variedad.
LARSA supo aprovechar en su momento un un micro-segmento de mercado (los demandantes de yogures de vainilla) que la competencia -principalmente las multinacionales Danone y Nestlé-Chambourcy- nunca había atendido adecuadamente.
5ª ETAPA (AÑOS 80). LA CRISIS DERIVADA DE LA RESTRUCTURACIÓN DEL SECTOR LÁCTEO: LA INTEGRACIÓN DE LARSA EN EL GRUPO IBERLAT (ULN)
De esta forma se produce la venta de gran parte de las industrias adquiridas en su etapa de expansión y se produce el cierre de la Central Lechera de Balaídos (Vigo) y la Granja Arjeriz (Lugo).
En esta época, y ante el varapalo de Europa para la industria láctea gallega, la Xunta de Galicia decide intervenir promoviendo la restructuración del sector lácteo y favoreciendo las alianzas y fusiones entre empresas y explotaciones.
Es en este marco como LARSA (asolada por las pérdidas y deudas, y tras haber visto reducido su tamaño y actividad) sería integrada en 1987 en el grupo Iberlat, filial española de la francesa Union Laitiere Normande (ULN), a la que también pertenecía la lechera catalana ATO-Celbasa.
6ª ETAPA (AÑOS 90). LARSA EN MANOS FRANCESAS: ULN Y BONGRAIN.
Con el visto bueno de la Xunta de Galicia, LARSA es adquirida por el grupo cooperativo francés Union Laitiere Normande (ULN) a través de su integración en el grupo Iberlat junto con ATO.
Las dos lácteas españolas arrastraban una difícil situación económica y financiera, con pérdidas que en conjunto rondaban los 4.000 millones de pesetas anuales (24 millones de euros).
A finales de los 80 ULN estaba muy interesada en lograr una expansión por España, y la integración de dos marcas líderes en sus respectivos mercados regionales (LARSA en Galicia y ATO en Cataluña) suponía una oportunidad que la lechera francesa no quiso dejar escapar para liderar el mercado español.
Las pérdidas de la lechera gallega siguen siendo cuantiosas, los resultados de ATO tampoco son buenos, y ULN (mucho más grande que ambas pero que también estaba atravesando problemas financieros en Francia) se muestra incapaz de absorberlas junto al resto de sus compromisos de pago, terminando por declarar suspensión de pagos.
Bongrain tomaría duras medidas de ajuste sobre LARSA y ATO en un intento por minimizar los malos resultados de la lácteas españolas, y pondría en marcha también un plan de relanzamiento y expansión comercial.
Es de esta forma que la nueva Corporación Alimentaria Peñasanta (CAPSA) es el resultado de la fusión de Central Lechera Asturiana (CLAS) con la francesa Bongrain, y cómo LARSA y ATO pasan a formar parte del nuevo grupo CAPSA.
El nuevo consejo de administración de CAPSA (el órgano de dirección) estaría formado por un total de 13 miembros, de los cuales 9 serían por parte de CLAS, 3 son vocales de Bongrain y 1 por parte de Cajastur.
LARSA EN LA ACTUALIDAD: UNA PARTE FUNDAMENTAL DE CAPSA
De hecho el grupo asturiano lleva años potenciando las inversiones productivas en las dos factorías gallegas de LARSA (Vilagarcía y Outeiro de Rei), así como el desarrollo de nuevos productos bajo esta marca. También se ha desarrollado una estrategia de comunicación específica para LARSA en la que se resaltan sus valores e intangibles (entre los que sigue destacando el origen gallego).
En 2019 la cifra de negocio de CAPSA Foods fue de 720 millones de euros (un 2,3% menos que en 2018), y obtuvo un beneficio de 23,12 millones de euros (un 1,3% más que el año anterior).