Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circula por el mundo. Primera ley fundamental de la estupidez humana Carlo Maria Cipolla Llevo más de un año sin postear y no sé por dónde empezar… Empecé un artículo muy extenso en el que hablaba de macroeconomía, geopolítica, fascismo y nuevas tecnologías.
Mientras el ciudadano de a pie hace lo que puede para mantener su puesto de trabajo y sacar a su familia adelante tras años de penurias, ahí afuera se está librando una guerra sin cuartel entre las élites occidentales –algunas de las cuáles se pelean entre sí- y las élites de los BRICS que aguantan las injerencias y acometidas estadounidenses.
Tengo que reconocer que últimamente no sigo demasiado la evolución de los índices macroeconómicos porque ahora tengo el foco puesto en la preocupante evolución de los conflictos geopolíticos que se extienden por todo el globo. Me gustaría centrarme en un solo campo, pero no puedo. Después de todo, soy historiador
Estos últimos días me ha dado por repasar las pullas literarias que se dedicaban Luis de Góngora y Francisco de Quevedo; que junto a Cervantes, tal vez sean las figuras más conocidas y emblemáticas del Siglo de Oro de las letras castellanas. Esos tipos se odiaban de verdad.
Hubo una época dorada, no hace tanto, en el que las grandes corporaciones luchaban a cara de perro por su cuota de mercado. No es que los políticos de entonces fueran mejores o peores que los actuales, pero había cierto laissez faire en los asuntos de la economía. Y sobre todo, los banqueros centrales no iban de superestrellas ni sus acciones tenían la repercusión mediática de ahora.
El post de hoy viene “calentito”. Sin embargo carece de una línea argumental definida. Es más bien un brainstorming; una lluvia de ideas y pensamientos relacionados entre sí de un modo asimétrico. Diríase que lo que viene a continuación son reflexiones en “voz alta”. Lo que pasa es que en este artículo toco tantos palos, conceptos e ideas, que no tenía otra opción
La creencia de que la economía puede crecer indefinidamente en un planeta cuyos recursos naturales menguan a velocidad de vértigo, mientras su población no para de aumentar… Es una quimera que sólo defienden los políticos y economistas neoliberales que gobiernan en la mayoría de los países del Primer Mundo.
Bueno, si en el anterior artículo me metí con la casta neoliberal que nos gobierna entre bambalinas… En éste, ¡seguiré haciéndolo! No es para menos, pues se merecen eso y mucho más. Aunque no creo que llegue a la colección de insultos, desprecios e improperios que Max Keiser les dedica en todos sus programas.
Desde que empecé este blog, me he esforzado en mostrar a quién quiera escucharme que atravesamos la peor crisis económica, política y geopolítica de los últimos 400 o 500 años. No tengo ninguna duda al respecto.
Si quieres paz, prepárate para la guerra… Porque esa es, básicamente, la política de Vladimir Vladímirovich Putin; al que sin duda habría que dar el Premio Nobel de la Paz. No al farsante de Obama. Si las élites norteamericanas querían a un mentecato en el poder, sin duda eligieron a la persona adecuada.
El asunto de si Estados Unidos está creciendo o no es muy complejo. No lo tengo nada claro; y sí lo hace, habría que saber “¿por qué?”. De todos modos, lo que sí sabemos es que el resto del mundo crece muy poco y que Europa no crece nada.