PÉREZ O EL IMPOSTOR
03-07-11
Impostor es un adjetivo demasiado benigno para tal sujeto.
A falta de pan, buenas son tortas, Alfredo Pérez Rubalcaba.
A partir de ahora Pérez, con todos nuestros respetos para los Pérez. Es que Pérez se ha quitado este muy centenario apellido en su cartel de presentación como candidato, suponemos que por una cuestión de marketing electoral.
Ahora se hace llamar Alfredo P. Rubalcaba. Manda güevos. Qué diría tu padre, felón, que reniegas de él. Es legítimo y usual, a la americana, poner la inicial del segundo nombre de pila, si uno lo tiene. Pero jamás eliminar el apellido de tu padre. Hay que ser acomplejado.
Al comprobar Pérez que las encuestas internas le fostian hasta en el DNI, se inventa cosas, con tal de violar una vez más la democracia.
Como esta vez no hay 11 M a la vista, algo hay que hacer, digo yo.
Si no hay un 11 M, pues nos lo inventamos, a ver si cuela. Cualquier cosa con tal de que no gobiernen los otros. Antes muerta que sencilla.
Pérez ahora se mete contra la SGAE y contra los bancos.
Vayamos por partes.
Que alguien se meta con la SGAE desde luego nos congratula.
Nosotros, compremos un móvil, un CD virgen o un ordenador, estamos pagando un canon, un impuesto revolucionario, a lo ETA/BILDU, que no deberíamos pagar, puesto que jamás nos hemos descargado nada de internet. Ni pensamos hacerlo.
Primero, porque no sabemos, y aunque tuviéramos a mano la solícita y siempre cariñosa atención de nuestro hijo, que sabe tanto de tecnología y ordenadores que deja al mismo Bill Gates en bragas.
Segundo, porque descargarse algo debe ser aburrido, así mirando la pantalla sin hacer nada. Nosotros soportamos todo, hasta el IRPF, menos el aburrimiento.
Ya veremos en qué queda esta acusación contra varios dirigentes de la SGAE. Mucho dinero se mueve ahí (y de forma muy opaca). Y la experiencia dicta que donde hay mucho dinero, siempre hay corrupción.
Ahora el mal de todos los mundos se llaman bancos.
No defenderemos nosotros a los bancos. Hemos sido demasiados años empleados de ellos, y conocemos todos sus secretos. Digamos que hemos trabajado en la cocina de los bancos y sabemos hasta el último ingrediente que presentan al comensal/cliente, y hasta sabemos quién o no de la cocina se ha lavado las manos o ha echado un escupitajo en la sopa. Verídico.
Grandes responsables de la crisis que vivimos han sido los bancos, con una política de riesgos temeraria y absurda. Por no hablar del Banco de España, gran institución con grandes y técnicos profesionales, pero que si el Gobernador permite que los bancos concentren gran parte de sus riesgos en el mismo sector, el inmobiliario, pues pasa lo que ha ocurrido: que tienen unos balances plenos de activos tóxicos.
Bueno. No queremos hablar hoy de tecnicismos bancarios y financieros que nos aburrimos demasiado.
Queríamos meternos con Pérez, y es lo que vamos a hacer en lo que queda de columna.
A falta de otro 11 M, muchos tenemos la sospecha de que Pérez, que debería estar en su casa de Benidorm o así, dando paseos con una gorra para proteger su calva, jugando al mus, haciendo calceta y cuidando su próstata (Ojo. Jamás nos alegraremos del mal ajeno, de la maldita Schandenfreude alemana), quiere una vez violar/violentar la democracia.
Ahora resulta que se quiere apropiar en exclusiva del espontáneo movimiento de indignados del 15 M, que excepto los cutres perroflautas, que no se cortan las uñas de los pies y menos se quitan las durezas de los talones, muchos españoles lo hemos comprendido desde el principio y nos identificamos bastante con él, porque reflejan los vicios de nuestra imperfecta democracia, como la existencia de una casta política leonina e incompetente y encima corrupta.
No te comas el coco, Pérez. No te apures. Te vas a pegar el fostiazo electoral igual. Uy, qué pena. Esta vez no hay 11 M.
A ver qué te inventas esta vez.
No decimos que usted hizo el 11 M. No. Ni se nos ocurre insinuarlo, Dios nos libre. Pero ya está en los objetivos libros de Historia que usted se aprovechó de él, violando (una vez más), una virgen Jornada de Reflexión.
Pérez: en esta vida casi nada queda impune. Ya lo podrá comprobar usted.
A lo mejor no le dejan ni ir a Benidorm. Con gorra o sin ella. Un pijama a rayas es lo que a lo mejor usted finalmente consigue.
Al tiempo, Pérez, al tiempo.