EL NO DEBATE DEL NO ESTADO DE LA NO NACIÓN
16-07-10
Uy: hace tiempo que no escribimos una columna política. Menuda mierda: tener que escribir sobre la actualidad, cuando es lo menos interesante.
Compadecemos a la mayoría de nuestros colegas columnistas, que por un plato de garbanzos tienen que escribir sobre lo diga el jefe, no vaya a ser que se queden sin plato, sin garbanzos y sin jefe. Nosotros no tenemos jefe, pero tenemos plato y lentejas, que nos gustan más que los garbanzos. Todavía hay clases, coño.
Lo garbanzos, exceptuando los del cocido madrileño o los de la maravillosa ropa vieja canaria (la carne sobrada y sobrante de un puchero canario, mezclada con garbanzos, cebolla y pimiento rojo), son una ordinariez. No digamos si se presentan con col hervida, el olor más infecto y pobretón que jamás hayamos experimentado.
Umbral llamaba garbanceros a aquellos escritores o columnistas que no tenían ni puta idea de escribir. Como novelista garbancero, ponía el gran Paco como ejemplo al canarión Galdós.
Reconocemos que nunca hemos leído nada de Galdós. Una vez empezamos a leer los Episodios Nacionales, para así suplir nuestras inmensas lagunas sobre la Historia de España y sobre todo tipo de historia, y desistimos horrorizados a la décima página.
Será influencia de Umbral (nosotros somos muy influenciables, sobre todo por mujeres. Por eso nos casamos. Como las mujeres nos siguen influyendo mucho, pues seguimos alternando con toda la inmensa variedad de mujeres que nos proporciona la Naturaleza. Rayos: es que hay probar y experimentar, que la vida se nos escapa entre los dedos de la mano, como la arena de la playa. Menuda metáfora cursi y previsible), pero Galdós no está entre nuestras lecturas pendientes más urgentes.
Bueno. Vayamos al asunto que siempre nos dispersamos, a lo Proust, que precisamente era su encanto: la permanente divagación.
Estamos tan desafectos (o desafectados, que es más o menos lo mismo) de la política, que hasta nos aburre siquiera pensar en ella.
Como ha habido un supuesto no debate sobre el no estado de la no nación, tendríamos que decir algo.
Esta vez Rajoy nos ha gustado, aunque no dijera nada, como siempre, pero lo dijo bien. La forma ante todo, que el fondo es lo de menos para nosotros, los estetas, rentistas y vividores profesionales. Una vez una mujer (seguramente un poco despechada, porque la mujeres tienen la incómoda manía de pretender y querer ser las únicas) nos llamó vividor. Nosotros le contestamos: pues vale, lo que tú digas.
Hay que reconocer que ZP, con una retórica y elocuencia muy inferiores a la de Rajoy, se defendió bien: como gato panza abajo. Este hombre es un verdadero cateto. Una peste.
Nosotros pensamos que estos no debates anuales sobre el no estado de la no nación, no sirven para nada, porque ya no tenemos ni estado ni nación. Que conste que nos la sopla el estado y la nación, siempre y cuando podamos llevar la vida que tenemos ahora. Nunca hemos sido de banderas, y de la española tampoco, y eso a pesar de que nuestro pobre perro ha estado caminando unos días con un pañuelo de la bandera española atado al collar, por esto del Mundial de fútbol. Pobre nuestro perro, lo que tiene que padecer por las manías de nuestra mujer. Ya le hemos quitado el pañuelo, con la excusa de que le daba calor.
Ni debate, ni estado ni nación. Vamos a ver cómo lo tienen nuestros hijos en un futuro (y nosotros que nos tocará de viejos, encima). No pintan demasiado bien las cosas.
Pues habrá que irse a Miami o así, digo yo.