Y decimos asalariados porque en este país poco o nada se le escapa al fisco para aquellos que lo cobran todo por nómina, al contrario de lo que ocurre con los autónomos y similares en donde el férreo control de Hacienda se diluye con rapidez.
Y clases medias porque las rentas altas a la práctica son invisibles para el impuesto de IRPF ya que representan menos del 3% de su recaudación. Y ello porque estas clases altas tienen a su alcance herramientas de ingeniería fiscal, para que dentro de la más aparente legalidad (o no) pagar muchísimo menos de lo que les tocaría aplicando la legislación a pelo. Es notorio su abuso en el uso de sociedades instrumentales para tributar vía IS en vez de IRPF, de las Sicav (que tributan sólo al 1%), de sociedades de tenencia de valores extranjeros que no tributan por dividendo y plusvalía de fuente exterior, y así un largo etc.
Para mayor abundamiento, el Gobierno les ha regalado la supresión del Impuesto de Patrimonio, lo que a la práctica puede suponer que Hacienda les acabe perdiendo la pista a muchos de estos ricos.
Por su parte, las rentas bajas, o no pagan, o pagan muy poco al fisco, siendo a la vez, las mayores receptoras del gasto social. Todo lo contrario de las clases medias, que excluidas de ayudas públicas como guarderías o becas por cuestión de su renta, son a su vez los mayores contribuyentes netos del Estado.
Y para acabar de ponerlo todo patas arriba, con la reforma fiscal que se lleva entre manos el Gobierno, para quién acabe declarando aprox. más de 21.000 Euros al año (que no nos engañemos, tampoco sería una fortuna) le podrá suponer que le suban el tipo marginal del IRPF o que pierda el derecho a deducciones como los 400 Euros de ZP o el cheque regalo por nacimiento de hijo. Y para aquellos que vayan ya de sobrados y sobrepasen los aprox. 24.000 Euros, doble bonus de recompensa; que también se vayan despidiendo de las deducciones estatales por compra o alquiler de vivienda habitual.
Por tanto, la moraleja está clara, si por final de año andas por este límites, haz lo imposible para no sobrepasarlos; reduce tu jornada, pide suspensión de contrato, tómate un permiso o licencia no retribuida, renuncia o pospón cobrar tu paga extra de navidad o bonus de final de año, vete unos días al paro, deja de facturar si eres autónomo, lo que sea para no sobrepasar este funesto límite. Tu bolsillo y tu tiempo de ocio lo agradecerán.