Poca rebaja nos parece para la mucha mierda que las entidades financieras esconden en sus balances. La orgía inmobiliaria les ha supuesto una deuda inmobiliaria que ronda los 350.000 millones de euros (casi un tercio de nuestro PIB). Y eso es mucha pasta, tanto que para no declarar los fallidos que ya tienen y que con ello deban de efectuar las consabidas provisiones y con el fin último de maquillar unas cuentas, en muchos casos quebradas, se están recomprando activos inmobiliarios a mansalva.
Todo se acepta en esta nueva borrachera compradora, con tal de no sacar a la luz pública sus trapos sucios: pisos, adosados, locales, solares, edificios a medio construir, y ciudades fantasma esparcidas por toda la Costa Mediterránea. Quizás algo pueda ser revendido al final, eso sí, siempre a precios de ganga. Suponiendo, y siendo optimistas, que acaban por recuperar un 60% del inicial, el agujero final será de más 150.000 millones de euros (casi el 15% del PIB), que me huelo que nos tocará rellenar a escote entre todos los españolitos.
Una razón más para que todavía ni sea aún buen momento para comprar pisos y menos para meterse a comprar acciones de bancos (por muy castigadas que estén ya en bolsa), y mas cuando cabe esperar que por las depreciaciones de sus activos, por sus índices de morosidad e insolvencias in crescendo y por las inyecciones de dinero vía ampliaciones de capital puedan acabar en muchos casos por diluir el valor de sus acciones a valores cercanos a cero.
Por otro lado, con los datos y previsiones económicas que se han dado a conocer a lo largo de los últimos días, está cada vez más claro que España nunca volverá a ser la del último decenio y que nos encaminamos inexorablemente a la España de Naranjito; paro desbocado, fuerte déficit, PIB negativo, etc. Ni que sea por ello, ZP ha vuelto a pedir organizar los Mundiales de fútbol. Para gozo de los más frikis vuelve Naranjito.