Muchos de los ahora se largan no saben que éstas serán en mucho tiempo sus últimas vacaciones retribuidas y que en los próximos meses irán engrosando las listas del paro. Para muchos será en la mismísima vuelta de vacaciones que se darán de bruces con un panorama deprimente; sin trabajo y con unas deudas asfixiantes.
Los expedientes de Regulación de Empleo se están acumulando en los despachos para activarlos a la vuelta de vacaciones y los contratos de trabajo temporales que años atrás fraudulentamente se iban finiquitando en julio para volverlos a activar en septiembre ya no se volverán a celebrar nunca más. La CEOE lo sabe y por eso ya apunta unas previsiones de 1.500.000 nuevos desempleados a un año vista. Ello resulta muy obvio ante la constatación de que la caída de todos los índices macroeconómicos está resultando espeluznante.
Ya no cabe maquillaje posible de cifras, entre otras perlas que se van sabiendo: IPC armonizado de julio del 5.3%, Euribor superior al 5,39%, crecimiento PIB del 2º Trimestre 0.1% y bajando, un déficit por cuenta corriente que ascendió en abril hasta el 15.5%, el consumo de las familias en mínimos históricos, etc., son datos que van perfilando la magnitud de la tragedia a la que estamos asistiendo. Ya no hay vuelta atrás.
Tan mal debe pintar todo el tema que incluso el propio Solbes ya reconoce lo impensable hace semanas; se trabaja con una previsión de crecimiento cero, y yo aún diría más (emulando a Hernández y Fernández, de Tintín), crecimiento negativo en lo que nos queda de año. Esperamos nueva comparecencia del señor Solbes para ajustar de nuevo su previsión de tasa de crecimiento. Y van?.
En lo que respecta al mercado inmobiliario, los peores presagios del cataclismo del mismo se están cumpliendo a rajatabla tanto en caída de ventas de inmuebles (más de un 34% en mayo pasado), como en importes de las hipotecas contratadas o como los precios que ofrecen los tasadores, portales inmobiliarios o el mismo INE. La velocidad de deterioro en el sector del tocho está poniendo muy nerviosos a los capos del tocho. La última aberración la ha soltado el presidente de Ibusa, Eduardo Bueno reclamando que el Estado, o sea todos, compre el stock de viviendas o habrá persianazo generalizado.
Y mientras el tío listo con los bolsillos llenos de dinero público a esperar agazapado a que pase la tormenta para volver a comprar barato, especular, etc. y que siga girando la rueda hasta la nueva burbuja y que para cuando explote a llorar de nuevo. Y todo ello acontece en un momento en que la situación de ciertos bancos y cajas es crítica por la morosidad que están soportando, aún y cuando para camuflarla y no asustar al personal están aceptando hacerse con suelo de sus deudores a precio inflado. Los bancos tiraron en su momentos el anzuelo, unos cuantos peces han picado, y más tarde o más pronto habrá que tirar del sedal y saber cuantos quedan de vivos. Estamos sentenciados, la paralización del sistema es evidente, ahora ya falta esperar cuando, como y en que forma vendrá el puntillazo. Vaya un Armagedón en toda la regla, haremos bien en disfrutar con toda la plenitud de las vacaciones porque la vuelta será dantesca.